VALÈNCIA. Semanas atrás se superó el ecuador de la XI legislatura en la Comunitat Valenciana. Un mandato a priori de cuatro años que está resultando más complejo de lo esperado para el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón (PP). 

El jefe del Consell ha atravesado -y todavía no ha terminado de superar- momentos muy complicados a raíz de la Dana ocurrida el pasado 29 de octubre que arrasó la provincia de Valencia y costó la vida a 228 personas. Una tragedia que, al margen de las críticas por la gestión del presidente, provocó una remodelación del ejecutivo que ya había tenido que ser modificado debido al portazo de Vox en el verano de 2024, cuando abandonó todos los gobiernos autonómicos que compartía con el PP.

Unos cambios que, además, también provocaron variaciones en el segundo y tercer escalón del ejecutivo, lo que conllevó una serie de ceses, nombramientos y creación de nuevos puestos donde la paridad no fue un asunto prioritario. Prueba de ello es que el porcentaje de mujeres en altos cargos ha caído al 35% en los últimos meses, ya sensiblemente por debajo de la representatividad que suele utilizarse de forma orientativa para evaluar la paridad, basada en la Ley Electoral, que sitúa en un mínimo del 40% (de mujeres o hombres) la presencia en las candidaturas a las cámaras legislativas y a los consistorios.

Un escenario que difiere del inicio de la legislatura. Entonces, Mazón si cubrió de forma ajustada con la paridad al incluir en la suma total de altos cargos un 40% de mujeres, algo que no cumplía el primer Botànic presidido por el socialista Ximo Puig en alianza con Compromís, pero que corrigió en la segunda legislatura, alcanzando casi una proporción fifty fifty en el diseño inicial de su ejecutivo en 2019.

Sin embargo, en este apartado el Consell de Mazón ha caminado en retroceso desde su inauguración. La primera gran crisis, provocada por la ruptura de Vox y su salida del gobierno en el primer aniversario de la legislatura, provocó una remodelación forzada donde ya se descendió levemente en la paridad, cayendo al 39%. 

Posteriormente, tal y como informó este diario, en la recta final de 2024, las modificaciones provocadas en la recta final de 2024 por la Dana, desembocaron en un nuevo descenso de la presencia de mujeres en el Gobierno valenciano hasta el 37%. Ahora, superado el ecuador de la legislatura, diversos cambios por 'goteo' en el ejecutivo han rebajado esa cifra al 35%, cinco puntos menos que al inicio del mandato de Mazón.

En cuanto a las cifras concretas, según se recoge en el portal oficial GVA Oberta, en el ejecutivo hay, incluyendo a los consellers, 145 puestos de alto cargo (incluidas tres vacantes sin designar), de los cuales 92 (64,8%) están ocupados por hombres y 50 (35,2%) por mujeres. Una desigualdad que ya empezó a apreciarse con el golpe de timón dado por el presidente tras la crisis de la Dana, cuando rompió la paridad en la parte superior del organigrama pasando de una proporción de cinco hombres frente a cuatro mujeres a siete hombres por cuatro mujeres en lo que se refiere a los consellers.

Respecto a las variaciones por departamentos tras esa remodelación, las diferencias en los últimos meses han sido mínimas pero en todas ellas la balanza se ha inclinado por incorporar a hombres. Es el caso de Emergencias, Hacienda, Bienestar Social, la vicepresidencia segunda para la Recuperación e Infraestructuras. Esta última, ha incrementado el dudoso honor de ser la cartera con más desigualdad: 13 hombres (81%) frente a sólo tres mujeres en el departamento. En la otra orilla se sitúa la Conselleria de Sanidad, la única donde hay más altos cargos mujeres (7) que hombres (6).