VALÈNCIA. La Universitat de València, desde la cátedra institucional Cambio climático, territorio y riesgos ambientales en el mediterráneo, ha celebrado un seminario titulado Lecciones aprendidas tras la Dana de València: luces, sombras y recomendaciones, en el que han participado expertos del mundo académico, de los poderes públicos, de los actores económicos y sociales, de representantes de servicios públicos esencial y de miembros de la sociedad civil. Ha contado además con la participación de la presidenta de la asociación de víctimas mortales de la Dana, Rosa Álvarez, que clausuró la jornada.
El seminario tenía dos objetivos. En primer lugar, hacer un balance del primer año de gestión en la zona afectada por la catástrofe y conocer las diferentes miradas y propuestas y recomendaciones de muy distintos responsables y representantes sociales y económicos. En segundo lugar, pretende ser una continuación de las recomendaciones presentadas en la Primera Conferencia de expertos sobre cambio climático y territorio en le mediterráneo ibérico celebrada el 30 y 31 de enero en la propia Universitat de València. En ambos casos organizado y coordinado por los profesores Ana Camarasa y Joan Romero, como directores de la cátedra institucional.
Del seminario surgieron importantes recomendaciones, fruto de investigaciones e informes recientes que ya han evaluado la situación de las comarcas afectadas por la Dana. Al igual que las jornadas del pasado 30 y 31 de enero pasado, las sesiones del seminario de 28 de octubre han sido grabadas y serán alojadas en la web de la cátedra Cambio climático, territorio y riesgos ambientales en el mediterráneo. De modo que quedan a disposición de cualquiera que quiera ver en concreto las reflexiones y propuestas sugeridas por cada interviniente.
Una primera conclusión. Existió una amplia coincidencia entre los intervinientes en gran parte de recomendaciones. De hecho, las diferentes mesas de diálogo se refirieron a la necesidad de impulsarlas. Es por ello que en vez de resumir las conclusiones de cada una de las mesas, hemos preferido agruparlas, destacando especialmente aquellas que fueron reiteradas por muchos de los intervinientes.
Algunas de las recomendaciones más destacables:
1. El mediterráneo será una de las áreas más afectadas por el cambio climático. Es una de las regiones más vulnerables. No se trata de riesgos nuevos, pero los efectos se extremarán, por tanto, los riesgos se amplificarán. Hemos de asumir que eventos de precipitación extraordinarios se pueden repetir con magnitudes de caudales hasta ahora desconocidos. Debe ser tenido muy en cuenta a la hora de planificar actuaciones futuras en el territorio. El cambio climático debe ser motivo de un gran acuerdo de Estado entre las administraciones.
2. Está cambiando el patrón del riesgo y los patrones espaciales de la zona inundable.
3. El riesgo de inundación en espacios como el afectado por la dana y otros similares no desaparecerá, pero se puede mitigar con las actuaciones previstas, que combinan actuaciones de obra pública con soluciones basadas en la naturaleza, habilitando zonas de laminación.
4. En relación con la escala local y comarcal la coincidencia sobre la agenda territorial y de adaptación al cambio climático es amplia y ya quedó consensuada en la Primera Conferencia de expertos de 30 y 31 de enero:
- -Actualizar y adecuar el planeamiento territorial y urbanístico
- -Completar y mejorar la cartografía de riesgo
- -Revisar la delimitación de zonas inundables
- -Modificar la calificación de suelo en situación de riesgo o peligrosidad
- -Revisar el estado y diseño de infraestructuras de movilidad y la ubicación de infraestructuras críticas
- -Renaturalizar algunas áreas
- -Impulsar planes locales de adaptación a los efectos del cambio climático
- -Educación y formación sobre el riesgo, con procesos de participación y cocreación
5. El modelo del sistema de movilidad actual en el AMV es insostenible. La movilidad experimenta una intersección de crisis: los efectos de la propia dana, la exacerbación de la movilidad (250 millones de viajeros en el Área Metropolitana de València) y la motorización en la corona metropolitana (90% de desplazamientos en vehículo privado). La movilidad ha de estar ligada a la ordenación del territorio a escala metropolitana. Y es necesario apostar por un modelo metropolitano más policéntrico. Reformando la EMT con perspectiva metropolitana, impulsando el Plan Territorial Metropolitano y coordinando las estrategias de transporte y movilidad entre las administraciones. Pero lamentablemente estamos ante una inmovilidad de las políticas de movilidad.
6. Existe una descoordinación notable entre las administraciones y ello se traduce en la incapacidad de coordinar de forma eficaz los diferentes niveles y organismos. Sería aconsejable crear una estructura administrativa de coordinación a escala metropolitana o al menos subcomarcal.
7. Incorporar la mirada metropolitana fue una recomendación unánime expresada por todos los participantes: expertos, poderes públicos, representantes empresariales, sindicatos y sociedad civil.
8. En materia de gestión de emergencias se requiere una revisión profunda. La cultura de la prevención es esencial. Proporcionando certidumbre y claridad en los porotocolos. Creando estructuras diseñadas para el peor escenario posible. Proporcionando más claridad competencial, mejor coordinación y más seguridad para las administraciones. Mejor conocimiento del funcionamiento y mejor formación e información para la ciudadanía en materia de alerta temprana y emergencia. Realizar simulacros de forma habitual.
9. En caso de situaciones extraordinarias, gran coincidencia en eliminar burocracia, en crear ventanilla única y en remover obstáculos y revisar marco normativo en materia de contratación que dificultan a los gobiernos locales poder disponer de recursos concedidos pero imposibles de gastar por dificultades normativas y falta de personal. Sistemas de alerta municipales autónomos.
10. En materia de protección social, ayudas públicas y cobertura de seguros, claridad, ventanilla única y dispositivos que permitan mayor agilidad y menores dificultades administrativas para evitar que muchas empresas no se arriesguen a invertir al no conocer la asignación en tiempo de los seguros. Revisar la necesidad de que los trabajadores en ERTE, un gran escudo social que, junto a la regularización de casi 20.000 personas, ha impedido el cierre de empresas y de despidos, puedan complementar sus ingresos. Revisión urgente de la situación de los autónomos en situación de cese de actividad sobrevenida. Mejorar la claridad para los trabajadores a la hora de saber qué hacer cuando se declaren distintos niveles de alerta. Modificar la legislación en materia de riesgos laborales, incluyendo los riesgos ambientales. Incrementar las ayudas a grupos vulnerables y a determinados sectores especialmente afectados.
11. Es esencial fortalecer los servicios públicos esenciales. Los servicios sociales, pese a su precaria situación, han sido fundamentales, pero deben reforzarse. El sistema educativo arrastra demoras y falta de asistencia no justificables. En especial los ocho centros de secundaria arrasados por la Dana que no han sido atendidos ni escuchados de forma adecuada.
12. Contar con la inteligencia colectiva existente en el territorio y recuperar el tejido asociativo es una tarea esencial en el proceso de reconstrucción, aunque es lento y no se puede improvisar. Atendiendo a todas las asociaciones afectadas. Fomentando la participación ciudadana. Garantizando la resiliencia comunitaria ante los retos del cambio climático.
13. El acompañamiento psicológico a las comunidades, a los familiares de las victimas y a los damnificados es fundamental. La recuperación emocional, es la más lenta y dolorosa, y pasa por iniciativas como la recuperación de fotos y objetos de gran valor sentimental y por ayudar y acompañar a entidades y asociaciones que lo han perdido todo.