VALÈNCIA. ‘La zorra y las uvas’ es una de las fábulas más famosas atribuidas a Esopo. Entre otros la recuperaron Jean de La Fontaine y Félix María Samaniego. El animal camina por el campo, ve un racimo de uvas en una vid e intenta alcanzarlas dando saltos, pero no llega. Cansado, desprecia las uvas y se aleja de la vid diciendo: ‘¡No están maduras!’.
Este miércoles resultaba inevitable pensar en Esopo al leer en una red social un comentario de la concejal de Cultura del Ayuntamiento de València, Glòria Tello, cuando respondía al crítico José Vicente Peiró. Éste lamentaba la pérdida ya segura de una parte del legado Blasco Ibáñez y comparaba lo que estaba sucediendo con lo pasado hace no muchos años con el legado Miguel Hernández. La larga respuesta de Tello incluía una frase que habría hecho las delicias de Esopo: “No se va más que una pequeña parte, valorada por los técnicos como menos interesante”.
Mucho menos distante se mostró el alcalde, Joan Ribó, quien a través de un comunicado público remitido por el Ayuntamiento de València hacía votos por llegar a una solución consensuada. En el documento enviado desde el consistorio, el alcalde apuntaba: “Espero que este asunto se pueda resolver de una manera amigable y no haya que recurrir a los tribunales”. E insistía en una idea que desde el principio el entorno del alcalde ha querido dejar clara: “Blasco Ibáñez es una figura muy importante para todos los valencianos y valencianas que nosotros queremos dignificar y potenciar”.
Prácticamente nadie en la Fundación Centro de Estudios Blasco Ibáñez duda de la buena voluntad de Ribó, sobrados ejemplos tienen, pero ello no fue óbice para que este miércoles también los miembros de su Patronato decidieran por unanimidad, tal y como estaba previsto, reclamar el legado que atesoraba hasta ahora el consistorio e iniciar las negociaciones para trasladarlo a una institución donde sí se consideren que se le valore. Estos dos acuerdos se incluían en las resoluciones que remitieron desde la Fundación.
La propiedad del legado, a juicio
Para ellos ha “vencido” el convenio con el Ayuntamiento de València, y eso implica solicitar la devolución “de la totalidad de los fondos museísticos y documentales depositados en la Casa-Museo Blasco Ibáñez”. Es aquí donde se halla el primer conflicto entre el consistorio y la Fundación. Para el primero, una parte del legado, la que se considera como ‘primera parte’, es suya, mientras que para la Fundación es de los herederos del novelista, ya que fue reclamada en su día por la nieta del escritor, Gloria Llorca.