VALÈNCIA. Es muy posible que usted ya conozca el significado de la expresión clickbait, con la que titulo este artículo. O que, al menos, le suene haberlo oído alguna vez. Significa «cebo de clicks», y hace referencia a una estrategia para conseguir visitas e ingresos publicitarios llamando la atención del público mediante titulares sensacionalistas, engañosos o a veces directamente falsos.
El clickbait es cada vez más habitual, y no solo entre los medios sensacionalistas; también los diarios de referencia caen en la tentación de adornar sus noticias con titulares llamativos, porque lo importante es captar la atención del público y que pinche en el enlace, aunque luego se lleve una decepción (no sé si puede considerarse que el titular de este artículo es clickbait, o en todo caso metaclickbait).
También es habitual, por desgracia, que los políticos se guíen según los mismos principios a la hora de tomar decisiones: qué es lo que puede impactar en la ciudadanía (véase ‘electorado’), qué les llamará la atención, cómo ocupar las noticias. Aunque sean medidas absurdas, contraproducentes, irrelevantes o, sencillamente, que nunca se llevarán a cabo, como el político en cuestión sabe perfectamente. O bien que el objetivo de la medida en sí es captar la atención del público y conseguir que les hagan caso momentáneamente: puro clickbait de la política.
Aquí es donde entramos a evaluar dos recientes actuaciones de nuestro actual gobierno central, el ‘Gobierno más social de la Historia’, como ellos mismos se denominan a menudo. Y hay que decir que, si fuera por las medidas que anuncian, sin duda es el Gobierno más social de la Historia; pero si hablamos de las medidas que luego se aplican realmente, sumadas a las medidas que no se anuncian por ningún lado, pero sí se aplican, el galardón de ‘Gobierno más social de la Historia’ palidece rápidamente.
El primer asunto es la concesión de la nacionalidad española al pianista británico James Rhodes, afincado en España desde hace años. Rhodes es una figura relevante y popular en Twitter, conocido por su simpatía, su humanidad y su amor por España y lo español; además, combina estas circunstancias con un pasado trágico como víctima de abuso sexual. Es, en resumidas cuentas, una persona popular, querida, y difícilmente criticable: caldo de cultivo ideal para el Gobierno y su afán por convertir cualquier cosa que hace (o que dice que hace o hará) en un acto propagandístico.