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luces y sombras del cónclave socialista en benicàssim

El PSPV cierra su congreso sin batalla pero con asignaturas pendientes

  • Morant y la nueva ejecutiva del PSPV, este domingo. Foto: ANTONIO PRADAS
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VALÈNCIA. Este domingo se cerró el congreso extraordinario del PSPV-PSOE celebrado en Benicàssim que ha servido para ungir a la ministra Diana Morant como nueva secretaria general del partido en sustitución de Ximo Puig, que había anunciado en diciembre su adiós al partido tras 12 años como líder de los socialistas valencianos.

Del cónclave pueden extraerse algunas conclusiones iniciales, varias de ellas positivas y otras no tanto. Sin duda, la mejor noticia para el PSPV es que la cita congresual se zanjó sin apenas conflicto. Morant había llegado a un acuerdo a finales de enero con los otros dos aspirantes a liderar el partido: el secretario general de la provincia de Valencia, Carlos Fernández Bielsa, y su homólogo de Alicante, Alejandro Soler. Por este pacto, ambos se retiraban del proceso de primarias a cambio de pasar a formar parte de la nueva dirección del PSPV: Bielsa como vicesecretario general y Soler como presidente del partido, un cargo honorífico.

Así, la negociación posterior para la ejecutiva, ya celebrada este mismo fin de semana, fue bastante tranquila. Sí que hubo ciertas discrepancias entre Morant y el sector de Bielsa a la hora de cerrar los miembros del Comité Nacional del PSPV, lo que provocó un par de horas de retraso en la votación prevista para el sábado. No obstante, la sangre no llegó al río y el horario no sufrió una alteración grave. En definitiva, para lo que históricamente suelen ser los congresos socialistas, el cónclave fue una balsa de aceite y, tal y como había prometido Morant, la nueva dirección del partido se aprobó el mismo sábado sin necesidad de una negociación maratoniana de madrugada.

Por tanto, puede decirse que el PSPV ha avanzado en este aspecto. Tanto Morant como los referentes de los otros sectores parecían conformes con lo acordado, y en esos términos se pronunciaron los propios exaspirantes, Soler y Bielsa. Esto no significa que no puedan generarse roces o discrepancias dentro de meses, semanas o incluso días, algo nada extraño en la formación socialista, pero la imagen de paz en el cónclave ha resultado bastante generalizada, lo cual no implica que exista una conformidad plena con la dirección diseñada por Morant.

Foto: ANTONIO PRADAS 

Otra conclusión positiva para el PSPV es la clara sintonía con Ferraz y con el Gobierno de España. Pedro Sánchez se encargó de cerrar el congreso y Morant se vio arropada en las distintas jornadas con referentes institucionales y orgánicas como la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, o la vicepresidenta primera del Ejecutivo y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero. Bien es cierto, y esto se comentaba en las diferentes tertulias del cónclave, que la nueva líder del PSPV se enfrentará a una dicotomía compleja cuando deba mostrarse reivindicativa ante un gobierno del que forma parte.

Al margen del claro respaldo de Ferraz y Moncloa a Morant, más discutible puede ser la idoneidad de la dirección resultante del cónclave. Es cierto que Morant se había comprometido a diseñar una ejecutiva más reducida de las que presentó su predecesor: Puig había elaborado cúpulas desde 2012 que se movían cerca de los 70 componentes. Algo que siempre fue objeto de críticas por la poca operatividad de ese tipo de órganos. La nueva líder, cerró en 56 miembros la ejecutiva, aunque según afirman fuentes socialistas, su intención era dejarla en unas 40 personas. 

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