VALÈNCIA. La Comunitat Valenciana ha perdido 6.347 locales comerciales desde 2019, lo que supone una caída del 10,3 % en su red de comercio minorista, al pasar de 61.357 establecimientos activos a principios de ese año a solo 55.010 en 2024. Así lo pone de manifiesto el informe Esenciales 04/2025, elaborado por la Fundación BBVA en colaboración con el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE). Este dato, extraído del Instituto Nacional de Estadística (INE), refleja el impacto de la transformación estructural que atraviesa el sector, impulsada por la digitalización del consumo y consolidada tras la pandemia.
De hecho, en la Comunitat Valenciana, el porcentaje de personas que realizan compras por internet ha experimentado un crecimiento sostenido en las últimas dos décadas. En 2006, apenas un 8,8% de la población había comprado online, mientras que en 2024 la cifra alcanzó el 55,9%, consolidando una tendencia al alza que refleja la creciente digitalización de los hábitos de consumo. Este incremento ha sido especialmente notable a partir de 2015, año en el que el porcentaje superó el 30%, hasta llegar a estabilizarse por encima del 55% en los últimos tres años.
A nivel nacional han desaparecido 49.970 locales comerciales desde 2019, una cifra que representa cerca de un 9% del total. España ha pasado de tener 566.800 establecimientos activos en 2019 a 516.800 en 2024. Esta pérdida supone la intensificación de un proceso de concentración del sector que se ha ido acelerando con el paso de los años.
Según el informe, desde el año 2000, más de 140.000 locales han echado el cierre, lo que representa una caída acumulada del 22,6 %. El documento señala que este proceso ha afectado especialmente a los comercios más pequeños y a los negocios unilocalizados, que han tenido mayores dificultades para competir en un entorno cambiante, marcado por la transformación digital, el aumento de los costes operativos y las nuevas exigencias del consumidor.
La covid como punto de inflexión en el incremento de cierres
La pandemia de la covid-19 actuó como un punto de inflexión. Desde 2020, el comercio minorista en la Comunitat Valenciana ha experimentado una pérdida sostenida de establecimientos, con 2021 como punto de declive. En 2020, se contabilizaban 60.646 locales activos, una ligera caída respecto a los 61.357 de 2019, en plena conmoción por el inicio de la pandemia. En 2021, la cifra siguió descendiendo hasta los 59.875 locales, consolidando el ajuste provocado por el impacto sanitario y económico. No obstante, en 2022 se registró una breve recuperación con 60.094 establecimientos -un leve repunte que hizo pensar en una posible estabilización-. Sin embargo, esa mejora fue puntual: en 2023 se produjo un fuerte retroceso hasta los 55.731 locales, una caída del 7,2 % respecto al año anterior, seguida de un nuevo descenso en 2024, que cerró con 55.010.
La pandemia afectó de forma desigual al comercio, dependiendo del tipo de producto, el formato empresarial y el canal de venta. Mientras las ventas de alimentación crecieron, sectores como ropa y calzado sufrieron caídas drásticas, con descensos de hasta el 90 % en abril de 2020. Desde 2021, sin embargo, el equipamiento personal ha liderado la recuperación, con un aumento del 46,7 %. Las grandes cadenas, mejor adaptadas al canal online, resistieron mejor que las pequeñas, que sufrieron mayores pérdidas. El pequeño comercio se benefició de su cercanía en un contexto de restricciones. El canal online experimentó un gran impulso durante el confinamiento, con un crecimiento del 95 % en ventas entre 2019 y 2024, consolidando su papel en los hábitos de consumo actuales.
Un fuerte incremento de las ventas online
En este contexto, el comercio electrónico vivió un crecimiento sin precedentes. Entre 2019 y 2024, las ventas online en España aumentaron un 95 %, alcanzando los 95.200 millones de euros, según datos de la CNMC recogidos en el estudio. Este auge no solo ha transformado el canal de venta, sino también el perfil del consumidor, el dispositivo que utiliza y sus expectativas.
A nivel nacional, el porcentaje de población que realiza compras por internet pasó del 46,9 % en 2019 al 56,7 % en 2024. Si en los primeros años del siglo el comercio electrónico era una opción marginal, apenas un 10 % de los hogares compraban online en 2006, hoy es una práctica generalizada. Además, el uso del móvil o tableta para realizar estas compras ha superado por primera vez al del ordenador, lo que refleja el peso creciente de la inmediatez y la comodidad.
Esta evolución ha beneficiado especialmente a las grandes cadenas y plataformas digitales, que ya operaban en el entorno online antes de la pandemia y supieron escalar rápidamente. Los supermercados e hipermercados, por ejemplo, incrementaron su facturación un 10 % en 2020, mientras que las pequeñas cadenas y comercios independientes, con menor grado de digitalización, sufrieron importantes pérdidas de ventas.
En este escenario, según señala el informe, la supervivencia del comercio minorista dependerá en gran medida de su capacidad para adoptar un modelo omnicanal que integre de forma efectiva los canales online y offline para mejorar la experiencia del consumidor. Aunque el establecimiento físico seguirá siendo relevante para la mayoría de los consumidores, su función está evolucionando: deja de ser únicamente un punto de venta para convertirse en un espacio de experiencia, atención personalizada y conexión con el consumidor digitalizado, añadiendo valor a la visita al establecimiento.