La localidad valenciana insiste en la necesidad de atraer más clientes a Gran Túria y temen por su futuro, mientras que Ikea Alfafar busca aumentar sus ventas

VALENCIA. La posibilidad que Xirivella y Alfafar pudieran abrir los comercios en domingo y festivos empieza a oscurecerse. Y es que el Consell ya no dice únicamente que lo estudiando, sino que pone luz a lo que demandan para poder declarar un lugar como ‘Zona de gran afluencia turística'. Y en medio de esta decisión se encuentran el centro comercial Gran Túria y la multinacional sueca Ikea, que tienen el mismo objetivo pero por circunstancias muy diferentes.

Este fin de semana, el conseller de Economía Máximo Buch lo dejaba muy claro. Estudian el recurso presentado por Ikea para abrir en domingos y festivos pero que a falta de la futura norma autónomica concrete los criterios para la declaración de zona turística de gran afluencia turística que posibilita la apertura en esos días, insistio en que un cliente de Valencia que va a Alfafar a comprar y vuelve a su casa no es un turista, y algo similar ocurre con Gran Túria.

En el caso de Ikea, a pesar de no abrir en domingo, tiene buenos números y se equipara a lo que ocurre en el resto de España, menos en Madrid que es el único sitio donde abren los domingos. Sin embargo, en el caso del centro comercial de Xirivella, buscan estas aperturas por la falta de clientes y los comerciantes aseguran no estar en "igualdad de condiciones" comerciales en relación con estas aperturas y esto "pone en peligro el futuro de las 600 personas" que trabajan en la superficie.

Desde el Consell insisten en que, tras analizar el argumentario, básicamente se consideró que una zona de gran afluencia turística debe ser un área con tránsito de turistas,  ya que por ese criterio cualquier centro comercial de la periferia de Valencia sería zona de gran afluencia turística porque habría desplazamiento de los pueblos y las ciudades vecinas. Además, Buch remarcó que según la Organización Mundial de Turismo un turista es una persona que pasa al menos una noche fuera de su casa.

Eso sí, deja un pequeña rendija abierta y es que aún queda contestar una pregunta: qué se considera gran afluencia y la necesidad de hacer una ley autonómica en la que quede claro cuáles son los criterios para que lo sea. Con el fin de resolver estos problemas se constituyó el Observatorio del Comercio para escuchar a todos los interesados, es decir, a las pymes, a los comercios o a las grandes superficies.  Este volverá a reunirse el 18 de septiembre.

LAS VENTAS SE HUNDEN UN 28,4% EN SÁBADO

La libertad de horarios comerciales en amplias zonas de la ciudad de Valencia, que se aprobó desde enero de 2013, ha conducido a que la afluencia de compradores a los distintos centros y grandes superficies del recinto no sólo haya hecho que pierdan la posibilidad de vender en esas fechas, sino que ha hundido las ventas hasta un 28'4% los sábados en lo que llevamos de año respecto al año anterior.

Fuentes del negocio en la zona insisten en que esto se debe a la desventaja competitiva generada, especialmente con el Centro Comercial El Saler, y que se concreta en el establecimiento de nuevas rutinas por parte de los compradores que, sea festivo o no, han modificado sus hábitos de compra y ocio en beneficio de los centros que se encuentran abiertos cualquier día del año.

Además, fuentes del sector de los centros comerciales aluden a las presiones de los lobbys que agrupan a las cadenas de supermercados y que no quieren que esta libertad de horarios llegue hasta Alfafar, ya que supondría un efecto dominó sobre el resto de los grandes centros comerciales incluyendo la apertura de Carrefour, Alcampo, etc, la verdadera competencia de las cadenas de supermercados.

En el caso de Xirivella y del Centro Comercial Gran Túria, ya insistieron en que no pueden quedarse atrás respecto a otros centros comerciales y más cuando los clientes también evolucionan. De acuerdo con la asociación de comerciantes, las cifras son "alarmantes" ya que en el último año se han cerrado 30 comercios y 200 personas han perdido su puesto de trabajo, con una pérdida económica que cifran en dos millones de euros.