VALENCIA (VP). La energía nuclear es, hoy en día, una necesidad en el mapa energético español, pero precisa ser complementada con un mix de energías renovables. El objetivo más inmediato es reducir al máximo la dependencia energética exterior, especialmente en petróleo, gas y carbón. Son las conclusiones de la última reunión del Foro Carolina.
La energía atómica, su viabilidad y las alternativas eficientes centraron, el pasado viernes, el debate del selecto grupo formado por once personalidades de la economía y sociedad valencianas. Presidido por el financiero y empresario Enrique Lucas, el club ha contado esta vez con dos ponentes invitados de excepción: Olallo Villoldo, presidente de Grupotec, y José Luís Muñoz-Cobo, catedrático de Ingeniería Nuclear de la Universidfad de Valencia.
La producción energética en España se compone en la actualidad por un 20% de procedencia nuclear mientras que las renovables "oscilan mucho según periodos", precisa el catedrático. En días de fuerte viento, pueden alcanzar picos del 35%, pero con un anticiclón estival, "la cota no alcanza el 1%". Esta variación oscila entre los 17.000 MW (megavatios) a 87 MW. Por tanto, no son "predecibles al 100%". La contribución del gas natural, la energía solar y la termosolar "es pequeña".
El problema de la fotovoltáica, según Muñoz-Cobo, es que los "actuales paneles monocapa no aprovechan todo el espectro solar", circunstancia que se empieza a mejorar con las nuevas placas multicapa, "muy caras, pero que elevan en un 30% el rendimiento".
Con estas cifras sobre la mesa, Villoldo centró su línea argumental, "no en la diferencia de costes entre las renovables y nuclear, que la nuclear gana de goleada hoy". El empresario plantea estudiar "cual será la inversión que se debe realizar hoy para la producción de dentro de diez años, mirar el largo plazo". El presidente de Grupotec defiende la "increíble reducción de costes" que han protagonizado las energías limpias en los últimos tiempos y puntúa que esta tendencia, en la tecnología, "es constante", por lo que en diez años "las renovables pueden alcanzar e incluso superar la competitividad de costes de producción de la atómica".
Así, recuerda que en "solamente tres años se han reducido los costes de la inversión en fotovoltaica de seis a dos" y advierte de la "ingente inversión" que la industria china está realizando para ganar "la batalla de la reducción de costes".
Además del progresivo abaratamiento en la producción que experimentan las energías limpias, Lucas recordó "la catástrofe incontrolable" que puede representar un accidente en una planta nuclear. "Yo ya he visto tres, el de Three Mile Island en Estados Unidos, el de Chernobyl y el de Fukushima". Y pese a las medidas de seguridad pasiva aplicadas en las nuevas centrales, que explicó Muñoz-Cobo, "después de cada accidente hay una explicación, pero antes, no", rebatió Villoldo, quien duda de que en la factura de costes de la energía atómica se contabilice adecuadamente los posibles costes civiles por un accidente, y seguros (aproximadamente 1.200 millones anuales).
Los problemas de seguridad de las plantas y la implicación ecológica y económica de los residuos son una preocupación constante que Joaquín Maldonado, asesor financiero, resumió una idea generalizada en el foro: "nuclear sí, si no hay más remedio, porque no podemos depender totalmente de las renovables". El gasto relacionado con residuos, hasta 2050, es de 17.000 millones de euros en España.
"El futuro es la eólica", explica el catedrático. Apuesta por impulsar el uso de los coches híbridos, "con una autonomía de 40 kilómetros por carga, el uso diario normal si no se sale a carretera". Utilizando estos automóviles en el día a día, y otro de diésel en trayectos largos, "podríamos reducir el consumo de petróleo en un 70%". La clave estaría en recargar los coches durante la noche para aprovechar la producción nocturna de energía eólica, desperdiciada por el bajo consumo nocturno. "Ahorraríamos energía y relanzaríamos el negocio del automóvil".
Sin embargo, la dificultad del debate, coincidieron todos, es la fuerte politización del mismo. Tal y como apuntó Vicente Baixauli, director de RNB, "el debate, más que en manos de científicos, está en manos de los políticos. Los primeros se habrían puesto enseguida de acuerdo".