La segunda es superar la rigidez del mercado laboral, especialmente mostrado en los aspectos concretos de la negociación colectiva y en otra serie de características, que fueron consolidadas con las medidas legales de 1980 y 1985. "Como consecuencia, nuestro NAIRU -la tasa de desempleo que no engendra inflación y, con ello, que disminuye la competencia exterior- se sitúa en el 12% de desempleo; y la curva de Okun muestra que sólo a partir de un crecimiento del PIB en torno al 2,5% se crea empleo".
La tercera, y muy especialmente tras Basilea III, evidencia que es preciso culminar una reforma de nuestro sistema crediticio, de todo él, pero con especial incidencia en las cajas de ahorros.
La cuarta es alterar de arriba abajo el Estado del Bienestar. No es posible que la financiación de las pensiones prosiga basándose en un sistema de reparto; añádase que la división entre las 17 autonomías del sistema de atención sanitaria, previamente unificado, desde Girón a Lluch y Sabando, tiene que cesar; la amenaza del "suicidio demográfico de España" exige reconsiderar la ayuda familiar.
La quinta se relaciona con el problema institucional. España se encuentra en el 62º puesto mundial de la "Clasificación en facilidad para emprender negocios" que publica el Banco Mundial, un poco peor que Kuwait y un poco mejor que Kazajistán.
La sexta obliga a una reforma de la reforma tributaria. ¿Para cuándo la creación de una Comisión Lagares para llevar adelante, con urgencia, las alteraciones oportunas?
La séptima exige cortar, de raíz, las políticas de las autonomías de intervención en la actividad económica, cada una de un modo, y por ello volver a un mercado unificado. Me parece, sin ser experto en derecho público, que incluso habría posibilidad de apoyo constitucional, debido al artículo 131 de nuestra Ley Fundamental de 1978.
La octava nos impulsa a volver a la economía de mercado, liquidando de raíz la proliferación de empresas públicas que han surgido en las autonomías: suben de 588 en 2003 a 962 en 2009, y en las corporaciones locales: entre las mismas fechas aumentan de 913 a 1.573.
La novena consiste en modificar radicalmente el sistema educativo, para que proporcione una población activa congruente con la fortísima dinámica de la revolución industrial. Si no queremos ser descabalgados definitivamente de ella es obligado alterar muy radicalmente lo que está en marcha ahora mismo, desde la primaria hasta la universitaria, pasando por la formación profesional.
Y la décima, exigir que las infraestructuras sean lo más rentables posibles, y ello obliga a pensar en las ventajas que pueden derivarse, sobre todo para el área mediterránea, del cambio de renta de situación de España, al encontrarse rodeada por el tráfico que une los crecientes mercados del Pacífico y el Índico con la Unión Europea. De ahí, y no lo digo por halagar, la posición central que debe ocupar Valencia, por su inmediato enlace con Madrid, Cataluña, Francia, la zona del Ebro y el desarrollo forzoso de nuestro sudeste.