El Banco de España intervendrá en los próximos días el Banco de Valencia y pondrá fin a la centenaria entidad valenciana tal y como la conocemos. Una ampliación de capital multimilonaria con dinero público para cubrir el desfase de las cuentas diluirá a los accionistas actuales y abrirá la puerta a una subasta que pondrá el banco en otras manos. Y no serán valencianas
(Pie de foto: La sede del Banco de Valencia y del Banco de España en la calle Barcas de Valencia | Foto: ValenciaPlaza.com)
VALENCIA. El futuro del Banco de Valencia tal y como lo conocemos tiene los días contados. El Banco de España intervendrá la histórica entidad a mitad de la semana que viene si se cumple la hoja de ruta que ya está diseñada por el organismo que dirige Miguel Ángel Fernández Ordóñez y asumida por el banco con sede en la calle Pintor Sorolla.
El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) tomará el control de Banco de Valencia para inyectar el dinero necesario para equilibrar las cuentas y cubrir el ‘agujero' que se aflorará con la investigación abierta por el supervisor. La cifra ya está calculada y, aunque no se ha hecho pública, se manejan cifras muy por encima de los 1.000 millones con los que se ha especulado en las últimas semanas.
El desenlace a la crisis del Banco de Valencia pasará, por tanto, por una intervención muy similar a la que se planteó en Caja del Mediterráneo hace ahora casi cuatro meses. El FROB asumirá la gestión con el nombramiento de tres administradores e inyectará dinero público del Estado mediante una ampliación de capital a la que acudirá en solitario.
Dada la magnitud del importe, y tras una operación acordeón, la participación de los actuales accionistas se diluirá de manera drástica. Desde la del Banco Financiero y de Ahorros (BFA-Bankia), que ha optado por dejar caer al banco del que ahora controla el 27%, hasta las participaciones de en torno al 5% o inferiores que siguen ostentando distintas familias valencianas, como los Aznar, Noguera, Girona, Michavila, o el Montepío Loreto, se verán rebajadas a posiciones casi simbólicas.
Será el paso previo para poner al banco en el mercado. Al menos esa es la intención del FROB. El interés de posibles compradores dependerá en buena parte de la radiografía del estado del banco que ofrezcan las cuentas que se presentarán justo antes de pedir el rescate. La depreciación de activos inmobiliarios que la entidad ha ido acumulando estos años y las provisiones para insolvencias por préstamos que el supervisor considere que hay que considerar morosos o subestándar (con alto riesgo de impago) serán la clave. Los rumores que circulan no son nada halagüeños.
LA DECADENCIA DEL BANCO DE VALENCIA
Banco de Valencia llega a este crítico momento de su centenaria historia tras encarar una deriva de la que ha sido incapaz de zafarse en los últimos meses. Los años de vino y rosas que vivió la entidad, con subidas de la cotización y beneficios que lo convirtieron en la joya de la corona del grupo Bancaja, empezaron a emborronarse primero con la explosión de la burbuja inmobiliaria y después con la incapacidad de sus gestores por retomar el rumbo.
El punto de inflexión hay que buscarlo en el proceso de integración de Bancaja en el proyecto de fusión con Caja Madrid. La caja valenciana aportó su participación en el Banco de Valencia como parte de sus activos. Pese a que inicialmente se llegó incluso a especular con la posibilidad de que el propio banco fuera el instrumento sobre el que desarrollar el proyecto común, dada su condición de cotizado, el espejismo se evaporó pronto.
BFA optó por la ficha de otro banco, Altae, procedente de Caja Madrid, para crear Bankia. En el reparto de activos que se hizo para salir a bolsa, Banco de Valencia se quedó en el que se considera 'banco malo', es decir, con las participaciones consideradas menos atractivas para el mercado.
Medio olvidado durante los meses en los que los esfuerzos de BFA se destinaron a sacar al parqué a Bankia contra viento y marea, el deterioro de las cuentas de Banco de Valencia se fue agudizando, más tras cortarse las líneas de liquidez que Bancaja había proporcionado a su filial durante los dos últimos años. Sus necesidades de capital -con unos ratios de solvencia bajo mínimos, pero permitido por el Banco de España al considerarlo bajo el paraguas común- se fueron aplazando, tanto por BFA, cada vez más incómodo con su participación, como por los accionistas históricos, confiados en que al final su matriz acabaría aportando los fondos necesarios.
No fue así. La destitución de Domingo Parra, consejero delegado, y el nombramiento de Aurelio Izquierdo, hombre de confianza de José Luis Olivas y fugaz director general de negocio de BFA, no tuvo los resultados que algunos esperaban. Más al contrario. A los pocos días, Olivas dimitió, para sorpresa del consejo que también se enteró de que estaban siendo inspeccionados por el Banco de España.
LA DIMISIÓN DE OLIVAS DESVELA LA ESTRATEGIA DE BANKIA
Olivas dimite, según sus palabras, "por un conflicto de intereses" con su puesto de vicepresidente de Bankia. En ese momento se desvela un aspecto clave: para BFA, Banco de Valencia ya no es una filial. Es un competidor, una mera "participación financiera", pese a que semanas antes había nombrado al director general.
Ese cambio de postura, que significa que no piensa acudir en su rescate con fondos que tanto necesita, pese a que algunos sectores del consejo reclaman que parte del dinero del FROB 1 que ingresó BFA debería destinarse a la entidad.
Pero lo cierto es que Banco de Valencia se ha quedado solo a los pies del Banco de España. El temor, fundamentado, a un quebranto en su balance de magnitud muy superior a lo que se barajaba en los meses previos, empieza a tomar forma. Solo unos días más tarde, el desembarco del FROB como única alternativa para salvar al banco, se da por hecho. La operación, que se da por inminente en los círculos políticos y financieros valencianos, se producirá a más tardar el martes, aunque todo está listo.
OTRA MUESCA EN LA 'DESVALENCIANIZACIÓN' DE LA ECONOMÍA
Banco de Valencia se fundó en 1900 por una incipiente burguesía valenciana. Durante décadas fue el referente en la ciudad: Hoy es la entidad financiera más antigua de la Comunitat Valenciana y el único banco de capital valenciano (con los matices que tras la fusión de Bancaja se puedan hacer a la participación de BFA).
Esa peculiaridad, que ya han perdido CAM y Bancaja, es la que también dejará de tener Banco de Valencia cuando culmine la operación de nacionalización y posterior subasta. Se pondrá un punto y a parte así a la trayectoria de la entidad tal y como la hemos conocido en su más de un siglo de vida. La operación del 15 de junio de 1994 en la que una pujante Bancaja compró por 13.000 millones de pesetas (78,13 milllones de euros) el 24,4% del Banco de Valencia al Banco Central Hispano, devolviendo la 'valencianidad' a la entidad, se antoja hoy tan lejana como imposible de repetir.