VALENCIA. ¿Qué huele mejor, Ratatouille o Charlie y la fábrica de chocolate? ¿Avatar o Maléfica? Lo cierto es que a pesar de estar en el siglo XXI y de los avances tecnológicos, el sentido olfativo en el cine todavía sigue estando desaprovechado. Desde el año 1900 se han producido diferentes intentos de introducir aromas en las películas pero a día de hoy es evidente que no han llegado a ningún puerto.
Estas pruebas han fallado por algunos motivos como los grandes equipamientos, aromas de baja calidad, imposibilidad de controlar por software y alta intrusión ya que llegaba incluso a mojar. Pero un ingeniero informático valenciano, Raúl Porcar, decidió que ya era hora de acabar con estas barreras y por ello creó Olorama. "Se me ocurrió hace cuatro años viendo la sección del experimentos de ‘El Hormiguero'", apunta.
"Explotó algo y el presentador dijo ‘Cómo me gustaría que pudierais oler esto desde vuestra casa". Entonces una bombilla se encendió en su cabeza y se dispuso a desarrollarlo. A partir de ahí se volcó con el software, encargó el hardware y fue comprando las esencias a distribuidores. Se trata de un pequeño aparato que se instala debajo de las butacas y repartidos por la sala y que a partir de un programa informático sincroniza la emisión de los olores con las escenas y permite ir eligiendo cuál de todos es el más adecuado.
Claves, pannetone, horchata, té verde, salchicha, bacon ahumado, vino tinto o hierba recién cortada son solo algunos de un total de cien, aunque el número recomendado por película es de doce. Entre las películas a las que ya han adaptado este sistema también se encuentran Hobbit. Sinsajo, Chocolat o la Bella y la Bestia, aunque siguen ampliando el catálogo.
Hasta el momento, aunque no han conseguido penetrar en cines, sí que lo han hecho en salas multisensoriales y museos, como en la sala de exposición del centro de artesanía de la Comunitat Valenciana. En los museos han utilizado olores como el humo, el azahar o el de queso. "Nuestra ilusión es que se utilice en las películas y también estamos trabajando para que puedan ser comprados en los hogares y que disfruten del olor, que estén en bosque de Pandora de Avatar y puedan disfrutar de él".
Asegura que los olores son muy realistas y van en armonía con las escena para que el espectador los identifique a la primera. "Los de frutas, por ejemplo, son los que se utilizan para los yogures". Esto les ha requerido un trabajo largo de buscar proveedores que tengan buenos aromas y que consigan hacerlos desaparecer rápido, olores volátiles.