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UNA CUESTIÓN PERSONAL

Santiago de Santos: "Reflotar la SGR ha sido el mayor reto de mi vida

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VALENCIA. "Bien está lo que bien acaba", asegura Santiago de Santos, consejero delegado de la Sociedad de Garantía Recíproca de la Comunitat Valenciana (SGR), cargo que asumió cuando la sociedad estaba a un paso de la quiebra hace dos años.

Este miércoles, cuando firmaba junto al delegado territorial de SabadellCAM, Jaime Matas, y el conseller de Economía, Máximo Buch, el primer convenio para que la SGR volviera a firmar avales para empresas, el ejecutivo no podía disimular su satisfacción.

"Reflotar la SGR ha sido el mayor reto profesional de mi vida", asegura después de advertir que el trabajo ha sido largo, personalmente duro y con distintos momentos en los que la entidad estuvo a punto de perder el suelo bajo sus pies y él sintió como su esfuerzo podía terminar cayendo en saco roto.

LOS PEORES MOMENTOS

A sus 50 años y con una amplia experiencia financiera en la tenedora Bancaja Centro de Estudios y como director de mercado de capitales en aquella entidad, De Santos ya se había enfrentado a distintas situaciones de tensión en sus anteriores responsabilidad, pero no del alcance de las que ha tenido que encajar frente a los socios, el Estado y las autoridades comunitarias por la SGR.

"Cuando ves que la solución de un problema está en tu mano, tomas decisiones y confías en el resultado. Sin embargo, el problema está cuando el respaldo a lo que has hecho está en manos de otros, y tú no tienes capacidad de influir o plantear una negociación convencional", reconoce el directivo.

Sin embargo, no todo el proceso ni todos los interlocutores han sido iguales. A pesar del apoyo de la Generalitat, conseguir el visto bueno del Ministerio de Hacienda fue lo más difícil, si se compara con las autoridades de la Unión Europea, con las que el proceso fue complejo, pero con las que se pudo mantener un diálogo fluido con reuniones periódicas.

LOS PIES EN EL SUELO

Tampoco va a resultar fácil el camino que tiene por delante. "Las horas y el esfuerzo no están siendo menos, pero ahora por la puesta en práctica del plan estratégico" que se abre en una doble vertiente para apuntalar el futuro y cumplir con su pasado.

"Ahora tenemos que gestionar una sociedad con 450 millones de euros, como exige Bruselas, y orientada a dar avales a pequeñas y medianas empresas con proyectos productivos, pero hemos de tener los pies en suelo y gestionar también una deuda que pagar".

En el horizonte inmediato tiene sobre la mesa la firma de nuevos convenios con entidades financieras para los que ya mantiene distintas negociaciones abierta. "¿Ganas de marcharme después de todo lo que hemos vivido aquí? En absoluto". Es la hora de volver a empezar.

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