VALÈNCIA. Las últimas elecciones en nuestra Comunidad han dado de sí un cambio de personas y partidos en la Generalitat. Uno de los efectos de ese cambio ha comenzado a sentirse al hacerse las primeras propuesta legislativas en aspectos vinculados con la educación. No sorprende en absoluto que los partidos que hoy están en la oposición se hayan definido contra esas propuestas. Me sorprende el modo. La prensa local ha trasladado los juicios emitidos y creo que el abundante uso de las comillas es garantía de buscar una fidelidad en los testimonios. En cierto modo, el haber dedicado mi vida a la enseñanza en centros públicos (CLA de Cheste, IB. Bachillerato de Alaqués y IB Luis Vives de Valencia) y a la defensa de la enseñanza pública en distintos diarios (Diario de Valencia, Noticias, Levante, El Pais) me obliga a tomar posición.
¿Qué juicios han emitido partidos e instituciones escolares? Se han dicho cosas como que estamos ante “involución democrática”, que se pretende “eliminar la lengua propia” o bien “instaurar el pensamiento único”, que se busca “generar un problema donde no existía” y que con estas medidas legislativas “se hace un ataque contra la enseñanza pública”, que se pretende que “escojan los padres y no los centros”, etc. Cabe afirmar que, en términos generales, estas y otras declaraciones forman parte de lo que llamaría artillería de derribo. Frente a tal actitud sería razonable formular alguna pregunta y tratar de responderla. Por ejemplo: ¿Qué tiene de perverso el distrito único? ¿Qué tiene de involución democrática el reconocer que los niños tienen derecho a ser instruidos haciendo uso de la lengua materna y que los padres ejerzan ese derecho al matricular a sus hijos? Al centrarme sobre estas preguntas no deseo dejar olvidada la necesaria revisión de los programas establecidos en la Consellería de Educación y contra los cuales ya expuse serias razones acerca de su validez y necesaria corrección.
Ante todo una llamada de atención: se ha reconocido el derecho a solicitar plaza en cualquier centro público con independencia del lugar de residencia del solicitante. ¿En qué se benefician con esta medida los centros y los futuros alumnos de esos centros? La medida propone que no deben existir alumnos cautivos de unos centros, sino que se pueda escoger el centro público en función del proyecto educativo que El Claustro de profesores del centro deseado ha construido, viene aplicando y, además, difunde. Por tanto, el Centro que diseña y aplica un proyecto persiguiendo la estimulación teórica y ética de sus alumnos recibirá más solicitudes de las que podrá atender. Pero además y sobre todo, optimiza el día a día del docente que cada jornada se integra con una mayor satisfacción en ese proyecto de centro. Todos son aspectos positivos. Los beneficios son claros.