VALÈNCIA. Esta historia comienza en Nueva York, hace una década. O en Buenos Aires, hace 60 años. O en Praga, hace un siglo. La génesis inicial se halla en un relato de Franz Kafka. El escritor creó una figura imaginaria, el Odradek, que sería recuperada en 1957 por Jorge Luis Borges en su Libro de los seres imaginarios. Lo que ninguno de los dos podía imaginar es que ese ser fantástico podría cobrar vida, y mucho menos que lo haría en València, en el distrito de Ciutat Vella.
Para que esto se produjera tuvo que existir Nueva York, y que allí fuera a vivir y trabajar una valenciana de El Carme, Jodie Dinapoli. Fue durante el estallido de la crisis, en 2008, que la ciudad de los rascacielos se llenó de espacios vacíos “por la recesión”, relata; espacios que en algunos casos se transformaron. Ella formaba parte de un proyecto educativo encaminado a darles vida. Pero el Odradek aún no había aparecido.