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El espejismo de la reforma financiera

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MADRID. El Gobierno Rajoy sigue buscando cómo dar confianza a los mercados y ahora le toca el turno a bancos y cajas: va a forzarles a un nuevo saneamiento, el tercero en dos años, para que vendan pisos embargados y tapen los agujeros del ladrillo. Y así dice que bajará la vivienda y habrá más crédito. Suena bien, pero es un espejismo. Si se obliga a bancos y cajas a hacer más provisiones, darán menos crédito. Si no hay crédito, ahora que los bancos tienen dinero barato del BCE, es porque prefieren comprar deuda pública que prestar a empresas y particulares, muchos poco solventes. Con esta vuelta de tuerca, habrá nuevas fusiones (y más despidos) y la mayoría de cajas acabarán en manos de bancos. Pero no habrá más crédito mientras la economía esté en recesión.


Hace dos años, el Gobierno Zapatero presumía en el G-20 de que España tenía la banca más saneada del mundo. Pero la crisis del euro sembró dudas sobre España y sus bancos y cajas, temiéndose que la crisis del ladrillo era una bomba de relojería en sus balances. Eso obligó al Gobierno a aprobar en junio de 2010 una Ley de cajas para obligarlas a sanear sus cuentas, con fusiones: se pasó de 45 Cajas a 17 grupos. Pero los mercados seguían atacando y en enero de 2011, la ministra Salgado da otra vuelta de tuerca y obliga a 13 entidades (4 bancos y 9 grupos de cajas) a buscar 15.152 millones para sanearse. Este segundo ajuste terminó el 30 de septiembre, con la nacionalización de tres cajas (NovaCaixa Galicia, Catalunya Caixa y Unnim), tras la intervención en julio de la CAM.

Ahora, el Gobierno Rajoy ha aprobado un tercer ajuste: bancos y cajas tendrán que destinar otros 50.000 millones a hacer más provisiones sobre sus créditos en suelo y vivienda (175.000 millones son "problemáticos"). Antes de finales de 2012, salvo que se fusionen con otra entidad (antes del 30 de mayo), en cuyo caso tienen dos años para sanearse y podrán recibir ayudas públicas (créditos del FROB). Eso sí, el Gobierno ha rebajado los sueldos de los directivos de las 9 cajas intervenidas o con ayudas públicas (a la mitad o a la cuarta parte, como a Rato), algo que nunca controló bien el Banco de España.

Con el nuevo ajuste, el Gobierno ha abierto el baile de nuevas fusiones, buscando que los buenos salven a los que están peor. De momento, los que se acaban de fusionar (Popular con Pastor, Sabadell con la CAM, BBK con la Kutxa y Unicaja con CajaDuero/España) tendrán más fácil el ajuste. Bankia, la caja con más ladrillo, intentará ganar un año más quedándose con una de las entidades intervenidas (Unnim, NovaCaixa Galicia, Catalunya Caixa y Banco de Valencia), por las que también pujarán los grandes (Santander, BBVA o la Caixa), los únicos que tienen músculo para sanearse solos. Y el resto, tratarán de buscar pareja para conseguir tiempo y ayudas.

Al final, de los 55 bancos y cajas de hace año y medio podemos pasar a 13 entidades: 6 bancos (Santander +Banesto, BBVA, Popular, Sabadell y quizás Bankinter y Banca March) y 7 cajas (Caixa, Bankia, Unicaja, Ibercaja, Kutxabank y dos grupos más en torno a BMN (Caja Murcia) y Banca Cívica.

En el camino, habrán desaparecido 70 entidades en cuatro años, concentrándose el dinero en unos pocos bancos y cajas, las que más pierden en esta reconversión. Un proceso que ha costado 105.000 millones de saneamientos, 45.000 en ayudas públicas (créditos y capital, que habrá que ver si se recuperan). Y se han perdido 20.000 empleos, aunque con costosas prejubilaciones que en parte hemos pagado todos. Ahora se habla de un recorte de 40.000 empleos más en bancos y cajas. Y otros 9.000 millones más en créditos públicos.

Una costosa reconversión que va a servir, según el Gobierno, para que baje el precio de la vivienda y haya más crédito. Los bancos ya intentan vender los pisos embargados (tienen 86.000 en sus webs y el doble en la recámara), con rebajas del 20 al 30%, y ahora los bajarán más, para provisionar menos. El problema es encontrar alguien que quiera comprar (al 95,7% de los españoles no se les pasa por la cabeza, según la última encuesta del CIS) y sea solvente, que tenga un 30% ahorrado (20% para la entrada y 10% para gastos) y un trabajo y un sueldo que le permitan conseguir una hipoteca, cada vez más cara y difícil.

¿Y el crédito? En principio, si bancos y cajas tienen que hacer provisiones (inmovilizar dinero para cubrir créditos dudosos), podrán dar menos créditos. Y si este año tienen la cabeza en fusiones, no podrán dedicarse a prestar. Teóricamente, si están más sanos, conseguirán financiarse en el mercado y tener más liquidez para prestar. Pero si Santander o BBVA tienen cerrados los mercados es porque son españoles, porque los mercados tienen dudas sobre España. Y por eso, el BCE ha salido en su ayuda, y en la del resto de bancos europeos, inyectando liquidez al 1 %: casi medio billón de euros en diciembre y un billón para finales de febrero. Los bancos ya no tienen problemas de liquidez.

Lo que les falta son empresas y particulares solventes que les pidan créditos. Por eso prefieren comprar deuda pública, más segura y rentable. Y así seguirán, temiendo prestar a empresas y particulares, porque está subiendo sin parar la morosidad. Y los que son solventes, no están para endeudarse, porque sus negocios están parados (además, les prestan con cuentagotas).

En definitiva, llevamos año y medio de reconversión financiera, con altos costes, y no fluye el crédito. Y tampoco habrá más crédito ahora, porque el país está parado, no se vende ni se invierte y los que necesitan dinero son cada vez menos solventes. Si se quiere sanear a la banca y que haya crédito, hay que reanimar la economía, luchar contra la recesión. Todo lo demás son ajustes de cara a los mercados. Espejismos.
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Javier Gilsanz es periodista y autor del blog Economía a lo Claro
Ilustracón: Enrique Ortega

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