En política como en la vida en general, importan los hechos y no las palabras. Y los hechos son contundentes: el Partido Popular no puede presentarse como garante de la regeneración cuando es la única organización política de nuestro país condenada por corrupción. No lo decimos los socialistas: lo dictó una sentencia judicial firme que tumbó al gobierno de Mariano Rajoy en 2018. Desde entonces, no han hecho propósito de enmienda. Siguen protegiendo a los suyos, premiando la opacidad y cultivando el cinismo.
Mientras el PP y Vox agitan el odio y promueven la crispación, el Gobierno de España sigue centrado en avanzar. Avanzar en derechos, en justicia social y en convivencia democrática. Con Pedro Sánchez al frente, España ha superado dos de las crisis más complejas de nuestra historia reciente: una pandemia gestionada con responsabilidad: blindando la sanidad pública, apoyando a trabajadores y empresas con los ERTE y la desescalada del conflicto en Cataluña mediante el diálogo y la normalización política, frente al inmovilismo de Rajoy. Porque no se nos olvida que aquella etapa de recortes y de agravio territorial provocó un conflicto social, sin ofrecer soluciones reales, con resultados muy dañinos para nuestro país.
Los cambios y avances sociales de este país siempre han venido de presidentes socialistas. Y el actual Gobierno ha ido más allá: subidas históricas del Salario Mínimo, pensiones revalorizadas al IPC, apoyo cultural a nuestros jovenes, puesta en marcha de Ingreso Mínimo Vital, mejoras en el desempleo o leyes como la de la eutanasia que nos siguen haciendo avanzar en dignidad.
Son avances concretos, tangibles, que transforman la vida de la gente. Y así defiende continuar este Gobierno, profundizando en la agenda social y de transformaciones de este país. Frente al negacionismo conservador, el PSOE demuestra que hay otra forma de gobernar: con valentía, con empatía y con responsabilidad. También en los momentos difíciles. Porque cuando se da un caso de corrupción entre sus filas, no se encubre: se denuncia y se actúa. No hay más que ver la diferencia. El PSOE es un partido que combate la corrupción; el PP, uno que la ampara.
Y esto es especialmente evidente en la Comunitat Valenciana. Carlos Mazón sigue sin dar explicaciones sobre su gestión de la Dana del 29 de octubre. Ni una palabra clara, ni una asunción de responsabilidades, ni un gesto hacia las víctimas. Y ademas confirmamos su falta de diligencia en a gestión de la reconstrucción. El Consell de Mazón apenas ejecutó 292 millones de los 700 autorizados por el Gobierno de España para hacer frente a los daños. Esa es la gestión del PP: mucho ruido y muy pocas nueces. Más propaganda que soluciones.
Mientras tanto, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, lejos de exigir explicaciones, lo aplaude. Literalmente. En congreso del PP el pasado sábado, la imagen de toda la cúpula del partido respaldando a Mazón es una foto más de su álbum de la vergüenza. Una bofetada a las víctimas. Un desprecio a la verdad. Feijóo tenía la oportunidad de resolver un problema y decide mantenerlo. Pero a las valencianas y los valencianos no se nos va a olvidar. Lo tenemos muy presente.

- El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo.
- Foto: EDUARDO PARRA/EP
El contraste entre el PP y el PSOE no es de solo de estilo, que también; es de fondo. Es una cuestión de valores. Mientras el PP mira hacia otro lado cuando se vulneran derechos o se alimenta el odio, el PSOE responde con firmeza y compromiso democrático. Un ejemplo claro lo vivimos estos días en València, donde las sedes del PSPV han sido atacadas hasta en tres ocasiones en las últimas semanas. Pintadas, amenazas, mensajes cargados de odio. No son hechos aislados. Son la consecuencia directa de un discurso que estigmatiza, señala y agita. Cuando se enciende el fuego del odio, no se puede fingir sorpresa por sus consecuencias.
Frente a este clima enrarecido, el PSOE ha vuelto a demostrar que hay otra forma de hacer política. En el Comité Federal del pasado sábado, tres mujeres valencianas: Rebeca Torró, Pilar Bernabé y Diana Morant, que representan lo que significa el partido socialista y lo que somos la mayoría de las mujeres y los hombres del partido socialista. Ellas se ponen al frente con claridad, honestidad y valentía. Y como declaró Morant, la secretaria general en un discurso rotundo en defensa del feminismo como herramienta de transformación social: “El feminismo ha sido y es una de las principales fuerzas de transformación de este partido. También de este país. El feminismo va a ser justamente el arma con la que vamos a erradicar el machismo y la corrupción”.
No hay mejor antídoto contra el odio que el feminismo. No hay mejor camino hacia la libertad que la igualdad. Porque mientras otros promueven el miedo, el feminismo promueve justicia. Mientras otros promueven privilegios, el feminismo garantiza derechos.
Por eso el PSOE no se va a desviar de su agenda. A pesar del ruido de la derecha y la ultraderecha, a pesar de las campañas de desinformación, a pesar de los intentos de sabotaje político o incluso físico, este Gobierno seguirá gobernando. Con más determinación que nunca. Para seguir protegiendo a quien más lo necesita. Para seguir ampliando derechos. Para que ningún joven tenga que marcharse por falta de oportunidades. Para que ninguna mujer tenga que vivir con miedo. Para que nadie quede atrás.
En definitiva, este artículo no va solo de lo que el PSOE ha hecho, que es mucho, sino de lo que representa: una forma honesta, comprometida y transformadora de entender la política. Y de lo que el PP representa: la hipocresía, la mentira, la inacción. Porque pueden intentar engañar con palabras como “limpieza”, pero la ciudadanía no olvida. La corrupción no se borra con aplausos. La verdad no se tapa con titulares. Y el futuro no se construye con odio.
Los y las socialistas estamos aquí para recordarlo. Para seguir avanzando. Y para decir, alto y claro, que el progreso de este país no se va a detener. Por mucho ruido que hagan.