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2014: ¿recuperación o estrategia electoral?

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VALENCIA. Hace unos meses comentábamos en este mismo espacio que al gobierno español se le estaba acabando el tiempo. En septiembre, casi llegando al ecuador de la legislatura, en el haber del Ejecutivo apenas había realizaciones dignas de mención. En el debe, en cambio, se acumulaban muchos problemas, errores, promesas incumplidas y fracasos.
 
Una situación que abocaba a Rajoy a un punto de no retorno, desde un punto de vista electoral: o comenzaban a mejorar las cosas rápidamente, o el deterioro del electorado fiel al PP, con niveles de fidelidad (y de valoración de sus dirigentes políticos) bajo mínimos, sería irreversible. Y ello comportaría la pérdida de la mayoría del poder que hoy atesora el PP. Pocos meses después, entramos en 2014 con una nueva estrategia del gobierno, aún no está claro si bien cimentada en la realidad: la de que lo peor ha pasado y ahora viene la recuperación.

Perspectivas de mejora del Gobierno: ¿reales o infundadas?

La idea no es nueva, y se corresponde con la hoja de ruta que apresuradamente reescribieron los estrategas del PP al constatar que su llegada al poder no solucionaría fácilmente (casi mágicamente, cabría decir) las cosas. Que la situación era grave y que la crisis se les podía llevar por delante. A menudo superado por los acontecimientos, el gobierno primero hizo mutis por el foro y luego comenzó a hablar, tímidamente, de recuperación. Cuando llegaron los primeros datos del paro que -por fin- comenzaban a mostrar que, al menos, se ralentizaba la destrucción de empleo, el mensaje cambió.
 
La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría y la ministra de Trabajo, Fátima Báñez

Desde entonces, el gobierno y los medios de comunicación afines nos martillean con la idea de que "salimos". De que ya se atisba un tímido brote verde en el horizonte, que no sabemos si es nuevo o es el mismo brote verde que venimos viendo desde 2009, ni si está tan verde como lo ha estado hasta la fecha.
 
La noticia más positiva del año es que, en efecto, el paro ha bajado. Eso sí, muy poco: unos 150.000 parados menos en 2013, según los datos del Ministerio de Empleo, para quedarnos con un total de 4,7 millones de parados registrados. Un ritmo lentísimo de descenso, y más si tenemos presente que el descenso puede deberse, al menos en parte, a que muchos parados dejan de buscar trabajo, o se van del país, lo que explicaría la combinación de descenso del paro y descenso de la población activa a la que estamos asistiendo en los últimos meses.
 
Pero, incluso siendo pesimistas en la lectura de los datos del paro (y es difícil no serlo, porque basta con echar un vistazo a las cifras, o a la realidad circundante, para percatarse de que las cosas distan mucho de mejorar significativamente), lo que resulta indudable es que la situación es mejor que a principios de 2013. O quizás sea más exacto decir que la situación es menos dramática que entonces, pues hemos pasado de un escenario de crisis absoluta, en lo económico, a la actual de estancamiento económico, en la que las cosas no empeoran, ni mejoran, o lo hacen muy lentamente.
 
En ese sentido, lo peor ha pasado. No pongo "ya ha pasado" porque puede volver, e incluso empeorar. Pero ahora mismo, sin duda, no estamos donde estábamos hace un año, al menos en lo que se refiere al riesgo de rescate.
 
Comienza el carrusel electoral

La idea de que "estamos mejorando", afanosamente difundida por el gobierno en los últimos meses, resulta muy oportuna en términos políticos, puesto que la mejora aparece justo a tiempo para que los electores se replanteen su voto en la sucesión de procesos electorales que viviremos en los próximos dos años. En este año 2014, y como aperitivo de las Elecciones autonómicas, municipales y generales de 2015, tendremos Elecciones Europeas en mayo, además de un más que probable adelanto electoral en Cataluña (si, como es previsible, el Gobierno no autoriza la consulta planteada por la Generalitat).

El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez RubalcabaLas Elecciones Europeas nunca han suscitado demasiado interés en España (ni en prácticamente ningún país), por lo que son una ocasión única para ejercer el voto de castigo (o el voto a opciones minoritarias, que en estas elecciones no se ven perjudicadas por ninguna limitación o sistema de reparto adverso). El actual contexto de rechazo a los partidos políticos supone que la participación, muy probablemente, será baja. Incluso más que en las últimas convocatorias (2004 y 2009), donde osciló en torno al 45% del electorado.
 
Esto significa que el derrumbe de los dos grandes partidos puede ser antológico, pero también podemos encontrarnos un efecto desconcertante: que la movilización de los "convencidos", los que siempre votan al mismo partido, pase lo que pase, con auténtica devoción, puede ser suficiente para maquillar el resultado. Todo ello aconsejaría extrapolar con prudencia los resultados a unas hipotéticas elecciones generales. En cualquier caso, a partir de ese momento entraremos en precampaña electoral: el margen de maniobra será mucho menor y probablemente el voto de muchos electores ahora indecisos comenzará a decantarse.

La cuestión es ver cómo evolucionan las cosas en los próximos meses. Un escenario en el que se continúan cantando las virtudes de la economía española, su solidez y sus fundamentos, y la inminente salida de la crisis, mientras los jóvenes se marchan de España y el paro no remite (por no hablar de las tendencias separatistas, cada vez más presentes, y no sólo en Cataluña), puede acabar resultando contraproducente.

Pero si hay visos de recuperación, y la gente comienza a notarlo (al menos, alguna gente), las cuentas pueden salirle al PP para revalidar su victoria en 2015 (aunque sea una victoria pírrica, con muy pocos escaños y en un escenario ingobernable). Sobre todo, mientras el eterno rival, el PSOE, siga sin dar muestras de que piensan presentarse a las elecciones y, quién sabe, hasta presentar un candidato y/o programa ilusionante con el que recuperar algunos apoyos. Porque, al menos, del PP sabemos que quiere continuar mandando, y que tiene una agenda. Aunque sea una agenda que parece provenir directamente de 1971. Pero del PSOE continuamos sin saber nada.

¿Y en la Comunidad Valenciana? 2014 como 2013, o "mejor aún"

El último día del año el President de la Generalitat, Alberto Fabra, pronunció su tradicional discurso de Navidad. Sin mucho éxito, todo hay que decirlo, fundamentalmente porque el discurso lo vio poca, muy poca, gente. Y por una vez, no podemos echarle la culpa de ello a la escasa audiencia de Canal 9, porque Canal 9, como es notorio, ya no emite. De manera que el discurso tuvo que emitirse en la desconexión local de TVE (y también por Internet, donde compitió con el "contradiscurso" de Xavi Castillo y los ex trabajadores de RTVV agrupados en el Col.lectiu MildeNou).

El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, el viernes pasado

Aunque el discurso pasó sin pena ni gloria, o tal vez precisamente por ello, apenas unos días después Fabra convocó por sorpresa a la prensa... Para hacer balance del año 2013. Es decir, en esencia lo mismo que en su discurso de fin de año, en el que hizo balance. Un balance, cuanto menos, sorprendente: se ha sufrido, pero estamos "mucho mejor" que antes. Justo antes de solicitar 1500 millones al Ejecutivo central para poder cubrir los servicios básicos. Menos mal que estamos "mucho mejor". Si estuviéramos peor aún, quién sabe dónde estaríamos.

#prayfor... #bondad y #solidaridad a espuertas

Mientras el gobierno español se lanza a una campaña de brotes verdes que puede dejar muy atrás todo lo que nos ofreció al respecto, en su momento, Rodríguez Zapatero, el President de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, nos anuncia una campaña de... Bondad y solidaridad. Esto dijo Fabra en Twitter (o, más bien, el nuevo encargado de gestionar su cuenta):


El uso de dos hashtags tan peculiares (para alabar, además, una medida que no deja de ser un parche ante las insuficiencias presupuestarias en el sistema sanitario) desató el cachondeo (decir "desató las iras" sería faltar a la verdad) de la muchos usuarios de Twitter, que se lanzaron a comentar algunos de los principales "éxitos" del Consell en los últimos tiempos (el cierre de RTVV, el aeropuerto de Castellón, la financiación autonómica, ...), acompañados del siempre oportuno #bondad.

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