
VALENCIA. El presidente de la Diputación de Valencia es un maestro de la demagogia. Lo demuestra casi a diario en su actividad política. No me canso de recordar aquel mitin en el que arengaba a sus correligionarios animándoles a mentir a los ciudadanos para ganar elecciones sin escrúpulos. "Yo les dije que llevaría la playa a Xàtiva y me votaron, los muy burros".
Así, cuando este dirigente del PP valenciano, alcalde de Xàtiva y presidente de la diputación ha visto que le han abandonado en una gasolinera en su pretensión de presidir (también) el Valencia CF ha montado en cólera. A su manera, con las formas propias de un mal padrino.
"No es normal que un banco público negocie una quita a un multimillonario mientras desahucia a gente", ha dicho este martes Alfonso Rus en referencia a Peter Lim y su oferta por el Valencia CF, elegida ganadora por la Fundación Valencia CF en detrimento de la presentada por los rusos.
El discurso de Rus es pura demagogia. Propia de un perdedor enrabietado. Un político que ha maniobrado desde su cargo y en la penumbra durante meses para tratar de hacerse con el club de Mestalla se queja ahora de unas condiciones que, de haber ganado los suyos, habría aprovechado sin dudarlo.
Dicen que Rus está tan enfadado con que le hayan roto su ilusión de toda la vida que ha jurado que pagarán los responsables. Y considera responsable a Alberto Fabra. "Ya me cargué en su día a Zaplana...", pregona en círculos reducidos.
No es preocupación por los desahucios (¿dónde están sus iniciativas para que su partido, ahora en el Gobierno de España, cambie la ley e impida echar a la gente de sus casas?). Es pura ansia de poder. A cualquier precio. Aunque sea prometiendo la playa.