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EL PSOE, Bildu y el chantaje del qué dirán

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VALENCIA. Esta semana hemos vivido la resolución de una de las crisis políticas más surrealistas de los últimos meses: el amago de moción de censura del Partido Socialista de Navarra, finalmente abortada... por el propio PSOE, desde Madrid.

Las razones para realizar la moción de censura parecían bastante sólidas: un gobierno, el de UPN, en franca minoría (19 escaños de 50) desde hace más de un año. Afectado previamente por un escándalo de cobro de comisiones en la caja de ahorros regional, Caja Navarra (entre otros, la propia presidenta regional, Yolanda Barcina, que cobró 68.000 € y acabó devolviendo el dinero ); y que ahora veía como la exdirectora de la Hacienda foral de Navarra, Idoia Nieves, acusaba a la consejera de Economía y Hacienda, Lourdes Goicoechea, de interferir en las investigaciones de su departamento, tratando de beneficiar o de proteger a determinados clientes de su asesoría fiscal.

En cambio, las razones para no llevar a cabo la moción de censura se resumían en una: para prosperar, la moción de censura necesitaba del apoyo de los diputados de Bildu. Por supuesto, esto aterrorizó al PSOE, que obligó a dar marcha atrás a su federación navarra, lo que ha sometido al PSN a un enorme desgaste político. Todo, en palabras de Barcina, porque el PSN, si presentaba la moción de censura, seguiría "la hoja de ruta de Bildu". No está muy claro qué significa esto, pero sin duda parte de esa hoja de ruta comportaba que Barcina perdiera el sillón. Y eso, claro, es hacerle el juego a los terroristas.
  
Un argumento de calado, como puede verse, similar al que profirió la propia Barcina cuando estuvo a punto de ser imputada en el caso de las comisiones de Caja Navarra: los que le habían denunciado (UPyD) lo habían hecho porque "no creen en Navarra". Para creer en Navarra, por lo visto, hay que asumir todo lo que su presidenta haga, incluyendo prácticas irregulares o, como mínimo, criticables. No vaya a ser que le hagamos el juego a Bildu.

Actuar por convicciones o actuar según pensemos que actuará Bildu

Hay que reconocerle a Barcina cierto mérito al recanalizar el previsible desgaste político de unas declaraciones tan explosivas como las de Idoia Nieves a otro partido, el PSN, que era, además, el previsible beneficiario de una moción de censura. Pero el mérito es relativo, puesto que Barcina ya tenía muy claro con qué partido se estaba jugando su futuro.



Un partido incapaz de asumir sus responsabilidades, literalmente aterrorizado ante el qué dirán, qué opinarán, qué titularán los periódicos si en una votación en negativo, para provocar la caída de un gobierno que ya gobernaba en condiciones muy precarias, se suman los votos de Bildu. Por lo visto, opinan en Ferraz que es más importante preservar la integridad del partido en las tertulias radiofónicas que hacer lo que a todas luces haría cualquier partido en una situación de normalidad. Y en el PSN han acatado la orden, asumiendo el ridículo y el previsible desgaste electoral.

No es la primera vez. En 2007, en una situación en la que la suma de PSN, Nafarroa Bai e IU permitían formar un gobierno tripartito que desalojara a UPN del poder, los socialistas navarros acabaron por apoyar... a UPN. Por órdenes de Ferraz, para evitar la imagen (al parecer, terrible) de un PSOE dispuesto a todo con tal de gobernar. En esta ocasión, sin Bildu de por medio, en una época en la que desde el PP se acusaba a Zapatero de vender Navarra a ETA (sin nada que se pareciera ni remotamente a una prueba).

El PSOE, como es más que sabido, tiene serios problemas de credibilidad. Muchos de sus votantes se han ido a la abstención, o a otras opciones, a raíz de las políticas de los gobiernos de Zapatero en los últimos años, de su incapacidad para frenar la crisis, y de lo que fue percibido por muchos como una traición a varios principios básicos de la socialdemocracia en pro de congraciarse con "los mercados".

Ahora el PSOE busca rearmarse ideológicamente, acentuar un perfil de izquierdas, diferenciado del que ofrece el PP, que en definitiva motive a su electorado para volver al redil, aunque sea más por rechazo a la derecha española que por entusiasmo con los socialistas. De manera que espectáculos como el de Navarra no ayudarán a recuperar al electorado, ni en Navarra ni en el resto de España.
  
Y no sólo por la división mostrada o por mantener en el poder, primero con su apoyo y ahora con su inacción, a una presidenta de legitimidad tan dudosa como Yolanda Barcina. Sino por la sensación, correcta, de que el PSOE es un partido demasiado preocupado por la imagen que ofrece en determinados entornos (no necesariamente los de su electorado), por el qué dirán, por las formas, y muy poco por el fondo; es decir, por defender sus propuestas, con independencia de que se sume a ellas un partido u otro (cosa, que por cierto, no preocupa tanto a UPN, a la hora de la verdad). Un partido especializado en echar hacia atrás sus propias iniciativas, en amagar y no dar, en decepcionar una y otra y otra vez a su electorado. En pedir el voto de los ciudadanos "para frenar a la derecha" y luego utilizarlo para apoyar... a la derecha.

#prayfor... Mariano Rayor

Este viernes se celebraba un congreso del Partido Popular Europeo que tenía por objeto entronizar al expresidente de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, como candidato del PPE a las próximas Elecciones Europeas. En el congreso participaba el presidente del gobierno español y del PP, Mariano Rajoy... o alguien que se le parecía mucho.



La entronización de Mariano "Rayor" en Twitter no se hizo esperar, con fotomontajes en los que se presentaba a Rajoy como nuevo superhéroe ("Rayor" Negro) incluidos.

El presidente Rayor pudo consolarse, al menos, con la inesperada aparición en el estrado del cantante de U2, Bono, para apoyar que desde la Unión Europea se promocionase más España y los productos españoles. Suponiendo que esto sea un consuelo, puesto que hasta la fecha Bono se había destacado como activista a favor de los países del Tercer Mundo, y ahora como activista a favor del Tercer Mundo... y de España. Pese a lo cual, recuerden: España no es Uganda. Rayor dixit.

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