Opinión

Telefónica, condenada a crecer y multiplicarse para asegurar su futuro

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MADRID. No le queda otra en un sector como el de las telecomunicaciones en Europa. Abocado a cambios radicales en la presente década dada su atomización, sus más relevantes miembros se ven obligados a reforzarse como una forma de defenderse frente a terceros sin que ello suponga ni deba entenderse como una huida hacia adelante que ponga en peligro la estabilidad de la compañía.

Es lo que le ocurre a Telefónica y a su presidente, César Alierta, que en la última semana han tenido sendos episodios tendentes a asegurar su futuro. El primero, le ha permitido convertirse en el segundo operador germano de telefonía móvil tras la compra de E-Plus; el segundo le posibilitaría elevar la participación de Telefónica en Telecom Italia gracias al control de Telco, consorcio en el que actualmente tiene el 46,18% y del que podría llegar a tener el 66% o el 70%, según el acuerdo alcanzado con sus socios italianos. La participación de Telco en Telecom Italia es del 22,4%.

Solo así se puede construir el futuro en esta parcela de la economía, tejiendo y destejiendo, comprando y vendiendo, creciendo y multiplicándose y solo así se consigue pasar de aquella Telefónica de Barrera de Irimo a la Telefónica de Cesar Alierta, con una solida presencia en cuatro potentes mercados europeos como el del Reino Unido, Alemania, Italia y España y un potencial de crecimiento en el mercado latinoamericano que otros líderes mundiales quisieran para sí.

Para todo eso hace falta diseño, ideas claras, capacidades de todo tipo y estrategia, mucha estrategia, máxime cuando operaciones como la ultima de Telecom Italia se hace sin incrementar la ya de por sí elevada deuda de Telefónica, ya que la operación se realiza recurriendo a la autocartera. Solo así, una compañía con 40.000 millones de euros de deuda se puede permitir hacerse con el control de otra cuyo endeudamiento no baja de los 30.000 millones.

Y además, están los problemas regulatorios con los que hay que lidiar y cumplir para que una operación como la italiana no genere problemas en mercados complementarios como el brasileño o el argentino.

Dicen los expertos que el de las telecomunicaciones es un sector en el que si te paras seis meses estas muerto, superado por los acontecimiento, las tecnologías y con el aliento en el cogote de potencias como China o Estados Unidos dispuestas a quedarse con la presa al mínimo descuido.

Consolidar es la clave y quien no esté dispuesto a conjugar el concepto tiene un futuro incierto en un mercado que como el europeo es un campo de juego todavía por hacer en el que queda un largo trecho para estar tranquilo y si no, que se lo pregunten a compañías como Portugal Telecom y tantas otras.

Y aunque el futuro no está escrito, todo apunta a que se está redactando y que el capítulo siguiente, al menos Alierta, lo tiene casi terminado.

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