Opinión

Entre todos la mataron y ella sola se murió, o el declive de la Bolsa de Valencia

  • En el parqué de la Bolsa de Valencia ya no quedan operadores
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VALENCIA. La Bolsa de Valencia sigue languideciendo a pasos agigantados, mientras los actores que le dan vida miran hacia otro lado. Ni los gobernantes valencianos, ni los de la oposición, ni el amplio tejido empresarial, ni las instituciones, ni tan siquiera los responsables de los brokers que llevan la voz cantante en la negociación manifiestan públicamente el estado actual de abandono por el que atraviesa el parqué que preside Ángel Torre.

La Bolsa de Valencia pertenece a Bolsas y Mercados Españoles (BME), pero ¿cuántos brokers, bancos, cajas y entidades financieras valencianas -por no hablar de inversores- tienen acciones del holding? ¿Cuántos de ellos canalizan las operaciones por la rectora local? ¿Cuántos representantes de la Bolsa de Valencia están en los principales consejos y comités de BME?

¿Cuántas cotizadas locales han presentado su salida a bolsa en el Palau Boïl d'Arenós? ¿Cuántos 'road shows' se han realizado aquí? ¿Qué voces institucionales se escucharon cuando se cerró la única rectora española de derivados sobre commodities (el mercado de cítricos), su licencia se convirtió en una consultora (BME Consulting) y por si fuera poco se llevó a Madrid?...

No hace falta echar mano de la calculadora para sacar la cuenta, ni siquiera los dedos de las dos manos... Es la triste realidad. Pero lo peor de todo es que con lo que costó conseguir que Valencia fuera una de las cuatro ciudades españolas con bolsa de valores propia, con todos los esfuerzos que se hicieron, con la dedicación de aquellos ilustres agentes de cambio y bolsa valencianos como Salvador Calomarde, Francisco Trullenque, Juan Piquer, José Samper, Joaquín Maldonado -Chiarri y Almenar-... o el añorado profesor Manuel Broseta, entre otros, se haya llegado a esta situación.

Nadie levanta la voz y la Bolsa de Valencia languidece. Precisamente a menos dos semanas vista de que se cumpla su trigésimo aniversario. Lejos, pero cerca en el corazón de muchos, queda ya aquel uno de octubre de 1980, cuando a las diez de la mañana se abría la primera sesión oficial de la Bolsa de Valencia. No hubo grandes fastos, las cotizaciones se marcaban con tiza, los precios eran en enteros, pero el ambiente bullía: Valencia se hacía un hueco en el mapa financiero español. ¡Qué tiempos aquellos!

Tres décadas más tarde la situación es bien distinta. La tiza ha dado paso a la electrónica. La peseta al euro. Los enteros a los números redondos. Pero, lo peor de todo, la ebullición de aquellas mañanas han derivado en el silencio más absoluto. Y el que quiera comprobarlo que se acerque un día cualquiera a la sede oficial de la Bolsa de Valencia en el Palau Boïl d'Arenós.

GVC Gaesco está haciendo las maletas y en ellas se lleva una parte fundamental de la 'City' valenciana. Recuperarla es cuestión no ya de tiempo sino del empeño que le pongan los actores que dan vida al entramado financiero local. ¡Ójala y todavía estemos a tiempo!

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