Mientras la derecha se empeña en sembrar odio y bloquear, el presidente el Gobierno ha vuelto a recordar hoy en la interparlamentaria socialista que el país avanza con rumbo claro: crecer, garantizar el acceso a una vivienda, reforzar lo público, liderar la lucha contra el cambio climático y defender las causas justas en el mundo.
En su intervención, Sánchez recordó que cada uno de los logros de estos años habla por sí solo: la subida del salario mínimo, la reforma laboral, la ley de vivienda o el reconocimiento del Estado de Palestina. Cada uno de ellos bastaría para justificar una legislatura completa. Esa es la gran diferencia entre quienes gobiernan para transformar y quienes se limitan al griterío.
En el plano internacional, Sánchez lanzó un mensaje de enorme calado: pidió que Israel sea apartado de las competiciones internacionales, igual que lo fue Rusia, por su actuación en Gaza. España no solo ha reconocido el Estado de Palestina y defendido el derecho internacional, sino que aporta dignidad en Europa. Nuestra determinación frente a la barbarie ha hecho que aliados europeos empiecen a mover posiciones. Hoy, España es quien salva el honor de Europa. Y junto a ello, Sánchez recordó el respeto y admiración por la sociedad civil, que se moviliza contra la injusticia de forma pacífica, así como por los deportistas de La Vuelta, cuya seguridad ha sido una prioridad.
Pero el discurso no fue solo un repaso al pasado. El presidente marcó cinco prioridades para el nuevo curso político. La primera, crecer, crecer y crecer. No como una consigna vacía, sino como fórmula para generar empleo y mejorar la vida de la gente. El martes el Consejo de ministros actualizará al alza las previsiones de crecimiento para 2025. Y no hablamos de cifras abstractas: desde que los socialistas volvieron al Gobierno en 2018, los españoles han ganado diez puntos de poder adquisitivo y hay 200.000 personas menos en riesgo de pobreza. Esto rompe con los mantras de aquellos agoreros que tienen como único objetivo acabar con Sánchez, para parar en seco con estos avances.
La segunda prioridad es la vivienda, la gran asignatura pendiente para los jóvenes y para muchas familias. Sánchez anunció tres medidas clave: eliminar hasta 53.000 viviendas turísticas de las plataformas digitales para aliviar la presión sobre el alquiler; triplicar la inversión estatal en vivienda en aquellas comunidades que hagan el mismo esfuerzo; y reforzar las ayudas a los jóvenes, con programas de alquiler con opción a compra, más garantías para inquilinos y propietarios, y hasta 10.800 euros de apoyo para la compra de vivienda en el entorno rural. Frente a la especulación y la desigualdad, el PSOE ofrece soluciones reales.
En tercer lugar, proteger el Estado del Bienestar. Cuidar del legado más importante que posee la clase media y trabajadora. Y aquí el contraste con el PP es evidente.
Sánchez reivindicó la necesidad de proteger el Estado del Bienestar y recordó un hecho incontestable: nunca un Gobierno había transferido tantos recursos a las comunidades autónomas como lo ha hecho el actual. Sin embargo, allí donde gobierna el PP, esos fondos no se traducen en mejores colegios ni en más médicos, sino en rebajas fiscales para los más ricos y en negocios privados a costa de la sanidad y la educación. Madrid y Andalucía son los ejemplos más sangrantes: miles de millones adicionales enviados por el Gobierno de España que acaban debilitando lo público en lugar de reforzarlo.
Sánchez puso ejemplos muy concretos: Madrid ha recibido 43.000 millones más de este gobierno que del de Rajoy, pero Ayuso solo ha destinado el 45% a servicios públicos. El resto se ha ido en regalos fiscales a grandes fortunas y en contratos con empresas privadas muy vinculadas a su entorno. En Andalucía, el Gobierno de España ha transferido 54.000 millones más que Rajoy, pero Moreno Bonilla dedica uno de cada cuatro euros a partidas ajenas a los servicios públicos, ha desviado 1.500 millones a empresas privadas de sanidad, ha cerrado aulas públicas y hasta ha renunciado a fondos europeos para crear plazas educativas. Esta es la verdadera cara del PP: deteriorar lo público para beneficiar a unos pocos.
La cuarta prioridad es combatir la emergencia climática, que no es una cuestión ideológica, sino de vidas humanas. España ya es referente en políticas de transición energética y sostenibilidad. Mientras tanto, la derecha banaliza la crisis climática con ocurrencias y negacionismo. La ciudadanía merece rigor, no chascarrillos sobre geranios en los balcones o pulseras para pirómanos.
Y la quinta prioridad es seguir defendiendo las causas justas: la paz, la justicia social, el multilateralismo. En este terreno, España es hoy un referente europeísta porque no se pone de perfil, sino que defiende lo correcto, aunque incomode a algunos. Estar del lado de las víctimas es lo que define la dignidad de un país.
En conjunto, la intervención de Sánchez fue mucho más que un discurso ante parlamentarios y parlamentarias: fue una hoja de ruta de futuro y una advertencia a la derecha. Mientras el PP continúa instalado en el insulto y el bloqueo, el PSOE gobierna con resultados tangibles: crecimiento, empleo, vivienda, defensa de lo público, liderazgo internacional. La socialdemocracia española es hoy la primera en Europa que ofrece un modelo renovado y eficaz, que resiste y transforma al mismo tiempo.
Hoy España está mejor que hace dos años. Y lo está porque hay un gobierno progresista que no ha cedido a la tentación de retroceder. Faltan cosas por hacer, sí, pero la dirección es clara. Esa es la batalla política de nuestro tiempo: entre quienes construyen y quienes solo quieren derribar.
Y en esa batalla, el PSOE ha dejado claro que no se rinde ni se calla.