Comenzaré declarando que no soy maoísta y que Mao se equivocó al creer que profesores, médicos y demás no eran trabajadores y no voy a caer en el error.
Hay cosas que la inteligencia artificial no puede resolver y un elemental ejercicio de sumas y restas podrían solucionar la última de nuestras gravísimas emergencias. No sé si la IA me puede decir cuantas personas están arriesgando sus vidas para apagar una España en llamas, no lo quiero saber porque tengo miles de personas que podrían resolverlo y no se perdería nada en el camino ya que no son gente con tareas concretas, viven sin más oficio ni beneficio que de la política en minúscula, o sea, de pelearse entre sí a nuestra costa.
Tampoco necesito la IA para saber que los miles de personas que viven sin mas del erario público cobran como poco el doble y triple de los que están apagando o entreteniendo el fuego por no disponer de medios. Y no les estoy despreciando, al contrario, les sugiero algo que muy probablemente no han pensado y que les vendría muy bien para recuperar su honor y sobre todo el aprecio y respeto (tan justamente perdido) de la ciudadanía. ¿Recuerdan ustedes lo que molaba ir a las playas gallegas cuando el Prestige? ¿Por qué no ahora?
Solamente con los números sabríamos cómo se iban a multiplicar los dedicados a la labor de salvar a España del fuego, y si además teníamos en cuenta los sueldos que a los nuevos apagadores les estamos pagando, veríamos que la decisión es de estricta justicia. Es más, podríamos con pequeñas contribuciones de los bienpagaos podríamos comprar algún helicóptero. ¿Sabe la ciudadanía cuantos helicópteros tenemos? No lo voy a decir, si no preocupa a los políticos de letra minúscula no tiene pro qué preocupar a la ciudadanía que bastante tiene con no poder dormir en sus casas y algunos con tratar de parar con mangueras lo que ni los expertos pueden detener.
Como no soy maoísta y me gusta mucho la cuenta de la vieja, por favor no nos equivoquemos con la suma. Si por ejemplo queremos hablar de los puestos de la Ford de Almusafes, contaremos su plantilla y de inmediato alguien dirá ¡ojo¡ que hay muchas familias viviendo de los empleos indirectos¡¡¡¡ Pues esto es igual, he hablado de políticos pero también hay ahí demasiados puestos o bienpagados indirectos (me limito a recordar los asesores que tan mal asesoran, por no mencionar restaurantes y demás chiringuitos nacidos al calor del esfuerzo político….).
O sea, que la suma de los dispuestos a salvarnos es descomunal. Y lo más importante es que si pensaran por unos segundos descubrirían que eso si es hacer Política en mayúsculas.
Ya he contado demasiadas veces que todos los días voy a los pinares y cómo me los encuentro… y cómo desearía ser joven y con fuerzas para llevarme un machete y limpiar…. Aunque sé que me denunciarían. No lo repetiré. Si esto pasa en un pueblo con superávit… ¿Qué vamos a esperar de los que andan escasos?
*Remedio Sánchez Férriz es catedrática de Derecho Constitucional de la Universitat de València