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LA OPINIÓN PUBLICADA

Inventarse licenciaturas para dar una lección de principios en política

Publicado: 26/07/2025 ·06:00
Actualizado: 26/07/2025 · 06:00
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La diputada del PP Noelia Núñez, estrella ascendente del partido y ojito derecho de Isabel Díaz Ayuso, ha dimitido esta semana de todos sus cargos en el PP y en el Congreso de los Diputados. La razón es un clásico de la política española: Núñez mintió durante años en su currículum, atribuyéndose tres grados universitarios que no había terminado. Al ser descubierta y ante la tormenta desatada en las redes sociales, decidió dimitir. Eso sí: no crean que lo hizo como acto de contricción, avergonzada por los hechos que se habían desvelados. No, dimitió sacando pecho, presumiendo de integridad: "La responsabilidad es la esencia de la libertad y yo asumo la mía. No, no somos como ellos". Y también: "Me siento tranquila si contribuyo a recuperar la confianza en la política, tomando en primera persona la más difícil de todas las decisiones posibles".

¿Ha nacido una nueva heroína? Le pillan y dimite: ¿Cabe mayor muestra de ética de la responsabilidad, de compromiso con el servicio público? Pues eso parece desprenderse de sus declaraciones y las del PP, que van en la misma línea.

Noelia Núñez es otro ejemplo, uno más, del perfil de político que están alumbrando los partidos españoles. Son personas que entran desde muy jóvenes en la política, y si tienen suerte consiguen rápidamente puestos de responsabilidad. Esos puestos, salarios públicos de asesoramiento o representación pública, o cargos directivos en la administración, están razonablemente bien pagados. Y si comparamos con cómo está el sector privado, muy bien pagados. Es difícil encontrar algo mejor para personas que apenas superan los veinte años y acaban de graduarse (¡O dicen que acaban de graduarse, en un número sorprendentemente alto de casos!). Además, una vez entran en esa rueda, no quieren salir, pues su prioridad es mantener el puesto-chollo o mejorarlo. Como entran muy pronto (recién graduados o, insisto, a veces ni eso), ya no tienen tiempo para dedicarse a su formación o para labrarse una carrera profesional, porque su carrera profesional pasa a ser la política. 

Pero, claro, y hete aquí uno de los muchos problemas de una carrera profesional de estas características: como son representantes públicos también sienten la necesidad de decir que tienen formación y/o una carrera profesional. Y si no la tienen, se la inventan, que luce más. No es, ni mucho menos, Noelia Núñez la primera política española que se inventa títulos o que los consigue por procedimientos más que discutibles. 

Sin ir más lejos, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene una tesis doctoral que claramente es un trabajo elaborado a toda prisa para poder decir que es doctor en economía. Y esto no lo digo por decir, sino porque en su momento, cuando surgió la polémica de su tesis doctoral, me molesté en comprarme el libro que había sacado Pedro Sánchez a raíz de su tesis y me lo leí (no es por nada, pero si Noelia Núñez hace comunicados fardando de su ética por dimitir cuando le pillan yo creo que deberían darme un premio de civismo, o algo similar, por tragarme en su momento ese libro de pe a pa). En el enlace pueden leerse el resumen, si es que les interesa, pero aquí les doy los titulares: ese libro es un copia y pega de informes de diversas instituciones diplomáticas españolas apresuradamente comentados. Y, además, tiene un coautor (algo muy sorprendente en un trabajo derivado de una tesis, a menos que se trate del director de la tesis, que no es el caso): Carlos Ocaña, en su día número dos de Miguel Sebastián en el ministerio de Economía en la época gloriosa en la que dicho Ministerio le pagó 1350 millones de € a Castor, la empresa de Florentino Pérez. Tras abandonar el Ministerio, Ocaña, en lo que también es un clásico de la política española, acabaría trabajando en la web del Real Madrid (habría estado feo entrar directamente en una de las empresas de Florentino; puertas giratorias, pero limpísimas y madridistas).

No puede decirse que Sánchez plagiara su tesis, pero sí que la tesis no tiene apenas valor u originalidad. Es un trabajo apresurado en pro de otros objetivos: crearse un perfil de éxito para su carrera política (y si la cosa salía mal, para trabajar en alguna Universidad). Lo que ha venido haciendo Noelia Núñez es lo que hacen cada vez más políticos en España: se buscan títulos y certificados a toda prisa para adornar un currículum. Que no es algo terrible ni insólito. Más bien al contrario, es algo bastante habitual si hablamos de "adornar". Y en política más, porque sin adornos un currículum de político medio podría resumirse en "entró en el partido y fue acumulando cargos en premio por su indispensable labor aplaudiendo, llenando mítines, pegando puñaladas y yéndose de copas con el carguillo adecuado". Pero si la cosa consiste directamente en inventarse datos sí que es un cambio cualitativo, sobre todo porque los políticos han de aportar una determinada imagen pública de honorabilidad y principios, y además habitualmente también gustan de dar lecciones a los demás al respecto.

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