Opinión

CRÓNICAS DESDE EL PURGATORIO

La madre del buen gobierno: el control sobre ingresos y gastos

Suscríbe al canal de whatsapp

Suscríbete al canal de Whatsapp

Siempre al día de las últimas noticias

Suscríbe nuestro newsletter

Suscríbete nuestro newsletter

Siempre al día de las últimas noticias

VALENCIA. Es el mantra más sobado no solo por parte de los miembros del Consell, sino por los fans del victimismo político, de izquierda y de derechas, y sus falderos en los medios de comunicación que lo respaldan. "Si hubiéramos estado financiados como otras regiones ahora no estaríamos como estamos", repiten y machacan contínuamente con la sana intención de que, una vez más, acepte esta sociedad que la situación de quiebra de la Generalitat ha sido inevitable porque-Madrid-nos-ha-tratado-de-pena.

"No hemos hecho nada malo, no hemos gastado de más. Los valencianos gastamos menos y mejor. Lo que ocurre es que Madrid siempre nos ha tratado peor que a las demás comunidades". Un discurso que me recuerda -ustedes disculpen- al de mi hija cuando era pequeña y excusaba sus malos resultados en la manía que afirmaba le tenían las abnegadas profesoras del colegio El Armelar.

Lo cierto es que a fuerza de repetirlo, muy goebbeliano el procedimiento, muchos han acabado creyéndoselo. Y algunos hasta lo respaldan con datos. Y otros asienten convencidos e idiotizados en las tertulias radiofónicas, en las televisivas y en los círculos sociales. "No lo hicimos tan mal. Es que el Gobierno nos infravalora". Ahora la postura común es decir que no som

Pero se trata de una burda manipulación de la verdad. Claro que la Comunidad Valenciana está mal e injustamente financiada por parte del Estado. Y no menos cierto es que las cuentas públicas valencianas se hayan al borde de la suspensión de pagos, solo salvada por la ayuda del propio Estado ("això lo pago jo").

¿Pero quién es responsable de esta ‘injusticia'? ¿No tendrá algo que ver, tal vez, una sucesión de gobiernos en la Generalitat, sostenidos con sucesivas mayorías absolutas, los que han tolerado durante lustros esta situación sin capacidad y arrojo suificientes para ponerle freno? ¿Acaso no es verdad que durante esos mismos años se ha derrochado y endeudado el tesoro público valenciano como si estuviera bien financiado por el Estado, e incluso por encima de cualquier otra posibilidad, y todo ante la indiferencia de la mayoría?

No nos comportemos como una sociedad inmadura. Estamos en el silgo XXI y ya deberíamos tener asumido a estas alturas que el buen gobierno de una sociedad, en este caso de la valenciana, consiste en administrar de forma equilibrada la política de ingresos y la de gastos adecuando los segundos a los primeros, independientemente de las acciones acometidas para aumentar unos ingresos con toda seguridad inferiores a lo necesario y a la media nacional.

Justo lo contrario de lo que ha ocurrido aquí desde el momento mismo que ‘el caudillo' Eduardo Zaplana al frente del Partido Popular tomase las riendas de la política económica y financiera de la Generalitat en 1995 y su heredero, Francisco Camps se convirtiera en alumno aventajado de una forma de gobernar que finalmente se ha demostrado catastrófica para los intereses generales.

Porque aquí, lo que ha ocurrido durante los últimos 18 años -restemos los dos que ya lleva Fabra al mando y a quien la cruda realidad le ha obligado a dar un giro- es que ni se han controlado los ingresos pero tampoco, ni mucho menos, los gastos. Desde Zaplana hasta antesdeayer no se supo obtener una financiación autonómica adecuada por parte del Estado y frente a ello, en lugar de adecuar la política presupuestaria de gasto a la situación real de los ingresos, se optó por la vía de suplirlos con deuda.

El resultado ahí lo tenemos. Insolventes, calificados de bono basura, intervenidos por el Estado y al borde del impago. Seguimos igual de mal financiados que hace diez o quince años, pero por el contrario nos hemos cargado con una mochila de deuda e intereses a la que hoy por hoy esta Administración no puede hacer frente de modo alguno si no es con el socorro del Estado. Valencia ha perdido su capacidad de autogobierno a causa de una mala administración de sus limitados recursos, aunque fueran éstos injustamente escasos.

No voy a caer en la tentación, por otra parte perfectamente justificable, de argumentar que aunque la Generalitat hubiera recibido una financiación adecuada y conociendo como conocemos cómo ‘se las gastaban' los dos anteriores gobernantes, la situación actual habría sido la misma si no peor. Y no lo haré no porque no esté convencido de ello sino porque se trata de una mera hipótesis y no hemos llegado hasta aquí para andar jugando con lo que no fue y pudo haber sido.

El buen gobierno económico consiste en administrar de forma equilibrada ingresos y gastos. Saber encontrar recursos sostenibles en el tiempo con los que poder aplicar políticas económicas sensatas y adecuadas al interés general pero nunca por encima de las posibilidades del presupuesto, y mucho menos si ese sobregasto ha sido tan evidentemente exagerado como el que se ha producido aquí par seguir teniendo el peor resultado escolar de toda España, el mayor índice de paro,. una sanidad disutible y un sistema financiero forzosamente vendido a precio de saldo.

Si los dos grandes partidos no son capaces de admitir ante la opinión pública sus errores de gestión (uno por proactivo y el otro por cómplice necesario) para intentar recuperar un mínimo margen de credibilidad en lugar de seguir echando balones fuera, que no se extrañen de que las próximas elecciones arrojen como resultado un arco parlamentario fraccionado y seguramente ingobernable.

Luego no nos vewnga con la monserga de que es inevitable cuanto acopntezca. Como cuando los periodistas pregúntabamos por el exceso de riesgo inmobiliario en las ruedas de prensa de presentación de resultados de Bancaja o de la CAM, a prinmcipio de los años 2000, y sus presidentes y directores generales intentaban ridiculizarnos ante todos por preguntas fuera de la realidad y por agoreros.

Recibe toda la actualidad
Valencia Plaza

Recibe toda la actualidad de Valencia Plaza en tu correo