CASTELLÓ. Podría escribir sobre la belleza vegetal del Parque Ribalta, de los colores múltiples de las hojas caídas, del silencio que cubre esta zona verde en el amanecer y que disfruto junto a mi perro Pancho y sus andares de artrosis de cadera, removiendo las hojas a su paso, escuchando el rumor que producen. También podría escribir sobre la suciedad del parque, no hay manera de que permanezca limpio, hay demasiados recodos castigados por el incivismo y la falta de limpieza. Podría escribir sobre mi primera experiencia de castañas asadas en el microondas, un desastre para no repetir, pero este fin de semana tocaba degustar las primeras castañas, recordando siempre a un padre que se llenaba los bolsillos de la gabardina con castañas recién asadas para calentarse las manos y llevar a sus tres hijos el manjar del invierno en buena temperatura.
Podría escribir que los cementerios más bonitos de mi vida están en Morella, Gavarda y la dehesa solitaria de Reíllo, donde permanece mi añorado padre. Durante varios días estos lugares emanarán el olor de las flores frescas, llenando de colores las tumbas y los nichos relucientes. Después, con las flores marchitadas caerán en el silencio y la soledad. Los cementerios se convierten en una explosión de vida cada 1 de Noviembre. Mi tío Paco vive con intensidad esta jornada, su peripecia para componer ramos de flores provoca bellos centros vegetales para cada nicho, para cada persona querida.
Podría escribir sobre la rutina de mi abuela Pepica, y sus lamparitas de aceite para la noche del día 1 de Noviembre y la madrugada del día siguiente, para celebrar les animetes, el dia de les animes, una pequeña vela para cada ser fallecido en la familia, y otras cuantas para calmar la vida. Las repisas de madera, que había por toda la casa, se llenaban de pequeños cuencos de cerámica con aceite. De noche, las luminarias titilaban formando extrañas formas en las paredes y el techo. La casa de Gavarda se convertía, con cierto temor, en un altar para la ausencia y la memoria.

- René Magritte
Podría escribir sobre el otoño, cálido en el Mediterráneo, como si fuera una estación perdida, de altas temperaturas y bajas presiones. También escribir sobre la gastronomía otoñal que nos ha traído rovellons de Morella, sabrosos y enormes, hablarles de mis nietos y sus disfraces de fantasmas y monstruos, de las fiestas interminables celebradas en Castelló y en el Grau.
Podría escribir sobre tantas cosas bellas…. Pero no puedo escapar del primer aniversario de la maldita DANA. Grabé en el corazón y la memoria el Funeral de Estado, laico y perfecto, que se celebró el pasado 29 de octubre. Imposible olvidar los gestos de dolor, la tristeza, las emociones. Imposible olvidar los gritos de asesino, mentiroso y sinvergüenza contra el actual President de la Generalitat. Imposible dejar de pensar en las masivas concentraciones, a pesar de la lluvia, que se produjeron ese día, una de ellas en Castelló, para pedir la dimisión de Mazón.
Es imposible dejar de escribir sobre la decisión de Carlos Mazón, acorralado por las familias de las víctimas, por quienes lo perdieron todo, atrapado en la dignidad del pueblo valenciano y, también, por los suyos, por su propio partido en Madrid y València. De hecho, la exconsellera de Emergencias Salomé Pradas ha comenzado a vengarse de ser cabeza de turco de esa jornada, a pesar de que sus responsabilidades eran contundentes, como lo fue su incompetencia para tomar decisiones.
Hoy debe declarar la periodista que comió con Mazón el año pasado, el mismo día 29 de octubre, en un encuentro que se prolongó demasiadas horas mientras la gente moría o luchaba por su vida en la gran catástrofe jamás vivida en nuestra tierra. La periodista Maribel Vilaplana, que sufre ataques de ansiedad, no tiene la culpa de la incapacidad e indolencia de Carlos Mazón, pero debe aportar la verdad tan necesaria para desmontar el entramado que ha diseñado Mazón y su equipo más directo para instalarse cómodamente en la mentira y la indecencia.

- Giancarlo Staubmann
Podría escribir, seguir escribiendo, sobre mi vecina Carmen y sus recetas de temporada. Ayer comimos un arroz con col y costilla porcina, delicioso. Como segundo plato degustamos merluza en salsa con gambas, y de postre, manzana cocinada al horno. La sobremesa siguió con castañas asadas, esta vez en la sartén castañera que me ha acompañado por todas las casas que he habitado. Estaban deliciosas, acompañadas por dos copitas para espirituosos, de absenta de Segarra, de Xert. Brindamos cabreadas con la sanidad pública. Llevó más de un año en lista de espera para la operación de un pie, de un juanete y el dedo lindante deformado. Siguiendo consejos ajenos, solicité el Plan de Choque que agilizaba los tiempos, qué ironía. Ahora, tras anularse dos programaciones de fechas para la operación, en octubre, en el hospital Vithas de Castelló, estoy sin fecha y esperando, más espera y desesperación.
Pero, sin duda, lo que más nos duele y cabrea es la ignominia y la indolencia del señor Mazón, porque tras la tragedia, las víctimas y sus familias necesitan toda la verdad, justicia y reparación.
Buena semana. Buena suerte.
No se olviden de Gaza, ni de Cisjordania.