La configuración como partido del PSPV-PSOE y el despegue de Joan Lerma tuvo lugar en el III Congreso de PSPV-PSOE de Benicàssim, en enero de 1982. Obtuvo el respaldo del 77,7 % de los delegados frente al 15,9 % de los nacionalistas con el respaldo de las tesis socialdemócratas y el apoyo de Francisco Blasco, alcalde de Alzira, García Miralles, presidente del partido, aglutinador del sector alicantino y Ciprià Ciscar, líder de l´Horta Sud. Lerma consigue un bloque de poder orgánico con el apoyo de la mayoría de las comarcas valencianas. El sector nacionalista sale de la ejecutiva de la que habían formado parte desde 1979 con la pretensión de convertirse en los cuadros representativos y valencianizar al PSOE, pero ostentaran cargos políticos o administrativos en los años siguientes. Partían de que el País Valenciano había estado subyugado históricamente por los gobiernos de España con el intento de eliminar su identidad como pueblo. Ya en el Congreso del Sidi-Saler declararon que era una nacionalidad oprimida, pero en Benicàssim la ponencia política aludió solo al concepto orteguiano de sociedad invertebrada. Ello sirvió para desatascar el Estatuto y llegar a un acuerdo como pretendían Abril Martorell por la UCD y Alfonso Guerra por el PSOE, algo que se reforzó después del intento de golpe de Estado el 23-F. De hecho Lerma, cuando llegue a la presidencia, aceptó por la Ley de 4 de diciembre de 1984, la bandera oficial, la Senyera, con franja azul, el himno con música del maestro Serrano y letra del poeta Maximiliano Tous. Sin embargo, la corriente organizada de Izquierda Socialista, liderada por Vicent Garcés, entrará en la Ejecutiva. Mantenía una posición crítica con la socialdemocracia del PSOE por no cuestionar el capitalismo y criticaría la estructura del PSOE pero apoyaría el socialismo árabe.
En general los Congresos de los partidos son principalmente una referencia para determinar qué dirigentes adquieren la hegemonía. Las ponencias políticas suelen refrendar las líneas marcadas por los Congresos estatales con un lenguaje retorico de afirmación de las señas de identidad del partido y una generalización de las propuestas que pretende implementar en la CV si gana las elecciones. Y en este sentido las críticas internas o externas incidirán en la poca autonomía del PSPV-PSOE del PSOE nacional y la falta de influencia en los gobiernos de Felipe González. Los socialistas valencianos son el PSOE en la Comunidad Valenciana, no una opción propia diferenciada (Piqueras), En Benicàssim se remarcará el fomento del valenciano como una lengua oficial lo que se traducirá en la Llei d´Us i Ensenyament del Valencia, articulada por Ciscar que defenderá las posiciones lingüísticas de las Universidades. Después del Congreso de Benicàssim, el PSPV-PSOE con Lerma como presidente del Consell, una vez aprobado el Estatuto, dirigirá, al ganar las elecciones autonómicas, durante tres legislaturas el gobierno de la Generalitat (1983-1995) En los Congresos posteriores: el de 1985 en Alicante, 1988, en el Palau de la Música, 1990 en el mismo Palau y 1994 en Cheste, seguirá manteniendo la presidencia del Consell y la secretaria general del partido (entre el 96 y 98% de los votos) con un “aparato” político que controlará con mano de hierro las disidencias internas. No obstante, Lerma intentará incorporar a militantes de otras sensibilidades siempre que no presenten alternativas claras a su liderazgo, y buscará el equilibro en las ejecutivas de las comarcas que fueron el sustento de la organización socialista. En el siglo XXI se rebitarían de nuevo las Provincias, pero manteniendo las comarcas. Nunca existió el lermismo como tendencia ideológica diferenciada, no había base intelectual para ello, pero si estabilidad política y sosiego en la consolidación del partido.
En los prolegómenos del IV Congreso. del PSPV, celebrado en Alicante en 1985 se constituyó un movimiento inconexo, sin consenso sobre la persona que debía ser la alternativa a ocupar la secretaría general. Les unía la intención de desbancar a Lerma cuando este ya no era miembro de la Ejecutiva Federal porque se impuso el criterio de que quienes tuvieran otras responsabilidades de gobierno no debían estar en la Ejecutiva, y descabalgar a sus hombres y mujeres de confianza. Los críticos a Lerma creían que los militantes del llamado “aparato” trasmitían una imagen antigua que no se correspondía con los sectores sociales que ya eran hegemónicos en los centros urbanos, En general, la cultura política de los socialistas valencianos era más oral –de reuniones, conferencias o manuales– que de estudio de los clásicos o teóricos del socialismo. Alfonso Guerra que asistió al Congreso respaldó la candidatura de Lerma, mientras otros que habían estado vinculados a él serían poco a poco marginados (Sotillos, Guardiola, los hermanos Blasco, Pérez Casado) y también salieron los miembros de Izquierda Socialista. En cambio Ciscar se mantuvo como vicesecretario.
En el Congreso de Cheste en 1994 Lerma quiso renovar a su equipo de confianza con militantes universitarios como Joan Romero o Ximo Azagra y ya en 1995 perdió las elecciones ante PP de Zaplana. Desde 1983 el PSPV-PSOE había perdido cierta fuerza electoral (de 882567, el 51,41%, votos pasó a 804463, 33,98%) El PSPV, después de la renuncia de Lerma a presentarse entrará, en un periodo convulso con distintos secretarios y gestoras que durará 20 años hasta retomar de nuevo la dirección del Consell. En su 8º Congreso de julio de 1997 se eligió a Joan Romero por 3 votos de diferencia frente Antonio Moreno, vinculado al sector de Lerma. Pero la poca empatía de Romero para recomponer el PSPV le llevo a la dimisión en marzo de 1999. Una gestora presidida por Juana Serna designo como candidato a la Generalitat a Antonio Asunción ante la negativa de Carmen Albors, y convocó un Congreso extraordinario en Septiembre pero dimitió después de la elección de Ignaci Plá como secretario general quien también dimitiría ante la presión de la Ejecutiva Federal presidida por Joaquín Almunia quien nombró una nueva Gestora presidida por el alcalde de Elche, Diego Masiá.
