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PP, PSOE, Podemos: el nuevo tripartidismo español

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VALENCIA. El verano llegó con muchas noticias, la mayoría sorprendentes (por eso fueron grandes noticias), como la abdicación del rey y la coronación de Felipe VI, o la conversión de Jordi Pujol en un mito... de la defraudación de impuestos. Y entre ellas, nos dejó la aparición de un nuevo partido político, Podemos, cuyosmagníficos resultados en su estreno electoral provocaron un terremoto en el panorama político español.

Cabía la duda, razonable, de si Podemos iba a ser flor de un día, y de si el entusiasmo de muchos ciudadanos con la formación de Pablo Iglesias no decaería rápidamente, ante la falta de estructura del partido, los primeros problemas (que, inevitablemente, acabarán apareciendo) o, sencillamente, si los españoles no se olvidarían en agosto de las cosas que habían sucedido en los meses anteriores (puede parecer un argumento pueril, pero a Mariano Rajoy le funciona todos los años). Pero la sensación es que ha ocurrido justo lo contrario: los meses posteriores a las Elecciones Europeas están consolidando un cambio drástico de las preferencias del electorado español, del cual Podemos es protagonista indiscutible: su estimación de voto sube y la de todos los demás baja.

Sáenz de Santamaría y Mariano Rajoy

Eso, al menos, dicen con insistencia todas las encuestas que se están publicando desde las Elecciones Europeas, que le dan a Podemos un mínimo de un 11% de los votos y un máximo que ya supera el 20%. Y si nos fijamos en los datos "en bruto" de algunas encuestas el terremoto electoral puede ser aún más importante, pues sistemáticamente muestran un apoyo mucho mayor a Podemos que la estimación de voto que después se hace (porque los encuestadores interpretan que dicho entusiasmo, en parte, acabará desinflándose y algunos electores no irán a votar, o votarán a otras opciones, particularmente a PP y PSOE).

Por ejemplo, una encuesta recientemente difundida por la Cadena Ser para Andalucía estima estos resultados: PSOE 31,2%, PP 28,3, Podemos 18,1%, IU 8,8%, UPyD 5,4%. Un descenso considerable del PSOE (y aún mayor del PP) desde las elecciones autonómicas en Andalucía de marzo de 2012, así como de IU. Pero, si nos fijamos en la intención directa de voto, las cifras son aún más preocupantes para el bipartidismo. En voto directo (el que manifiestan los encuestados, antes de que la empresa demoscópica "cocine" los datos) los resultados del sondeo son: Podemos 25,4%, PP 12,7%, PSOE 11%, UPyD 6,6%, IU 3%.

Susana Díaz, presidenta de Andalucía

Las encuestas también ofrecen otros datos muy favorables para Podemos. El perfil de sus votantes es antagónico al de PP y PSOE en un factor crucial: la edad. La población más joven ha abandonado en mucha mayor medida a los dos grandes partidos y se ha ido a Podemos (y a otros partidos también). PP y PSOE tienen su principal fuente de votantes en la población de más edad. Es decir, el relevo generacional juega a favor de Podemos.

También es un partido que muestra bastante homogeneidad en su implantación electoral en toda España, a juzgar por los resultados de las Elecciones Europeas; a diferencia de otros partidos nuevos, como UPyD, Podemos ha conseguido entrar incluso en un "mercado electoral" tan competitivo como el catalán, cuyo Parlament cuenta ya con siete formaciones políticas con representación (CiU, ERC, PSC, PP, ICV, Ciudadanos y CUP).

¿Tres son multitud?

Parece, en consecuencia, que Podemos ha llegado para quedarse. Y esto se debe, fundamentalmente, a que es un partido que ha sabido congregar, como ningún otro, las esperanzas y -sobre todo- las frustraciones de muchos ciudadanos. Las críticas a las insuficiencias e inconsecuencias de su programa electoral están muy justificadas, pero probablemente no hagan mella en la mayoría de sus votantes, que se plantean votar a Podemos mucho más como forma de oposición a los demás partidos que como aval para que Podemos gobierne.

Los ciudadanos que más están sufriendo las consecuencias de la crisis, los recortes, el paro, la precariedad laboral (es decir: la mayoría de la población) son su público objetivo. Un público transversal en lo ideológico, congregado en Podemos como catalizador más eficaz de la insatisfacción ciudadana mostrada en el 15M, en las sucesivas ‘mareas' sectoriales (educación, sanidad, vivienda, ...) y también en los medios de comunicación y las redes sociales.

El escenario político español, por tanto, evoluciona para superar lo que no dejaba de constituir una rara avis en los países de nuestro entorno en el actual contexto de crisis económica: a pesar de la degradación de los grandes partidos, las alternativas (fundamentalmente UPyD e IU) no parecían beneficiarse de aquélla, y crecían mucho menos de lo que menguaban PP y PSOE.

Alexis Tsipras, líder de Syriza

Ahora, en cambio, la situación es mucho más similar a lo que ocurre en Grecia (con Syriza), Italia (Movimiento 5 Estrellas) o Francia (Frente Nacional); todos ellos recogen los votos de los ciudadanos desafectos con los grandes partidos tradicionales, con independencia de que la ideología de partida de cada una de estas agrupaciones sea muy diferente; pues el posicionamiento ideológico, para los votantes, es mucho menos importante que el mencionado "voto protesta".

Es una situación que le crea enormes dificultades al partido socialista (no sólo en España), porque los votantes de estos movimientos protesta, como se ha indicado, provienen de las capas de la sociedad a las que más les está afectando la crisis. Y esto implica socavar mucho más el espacio electoral tradicionalmente ligado con los partidos socialistas que el conservador. Al menos, los votantes conservadores pueden consolarse pensando que sus partidos hacen políticas que buscan en última instancia defender sus creencias e intereses.

Manuel Valls, primer ministro francés

En cambio, es difícil vincular con el electorado natural de los socialistas actitudes como la del primer ministro francés, Manuel Valls, diciendo que ama al empresariado francés; o la reforma exprés que incorporó la estabilidad presupuesta en la Constitución Española; o el pacto del Pasok griego con el conservador Nueva Democracia para aplicar las políticas de austeridad dictadas por Bruselas. Una Gran Coalición griega cuyos componentes, según muestran las últimas encuestas, apenas llegarían al 20% de los votos conjuntamente (el Pasok, siempre alumno aventajado en materia de erosión electoral, ya estaría en un 3% de los votos).

El PP tal vez pueda consolarse pensando que tiene expedito su espacio electoral, y que tampoco cuenta con rivales de entidad, dada la debilidad de UPyD y el fiasco de Vox; sin embargo, hay que tener en cuenta que dicho espacio electoral, el netamente conservador, precisamente como consecuencia de la crisis y las dificultades de la mayoría de la población, está menguando a marchas forzadas. Aunque Podemos se nutra fundamentalmente de votantes abstencionistas, del PSOE y de IU, no cabe descartar que también cuente en sus filas con muchos votantes que apoyaron al PP en 2011, confiando en que este partido podría enderezar el rumbo de la situación económica.

#prayfor... Perfiles falsos de Mariano Rajoy en Twitter

La semana en Twitter nos ha reportado muchas emociones. La verdad es que esta sección parecía abocada a hablar de Luis Salom, el impresentable asesor del PP en el Ayuntamiento de Valencia que, entre otras heroicidades, se dedica a registrar marcas de otros partidos para, a continuación, chantajearles. Todo ello con el aplauso de su jefa, la alcaldesa Rita Barberá, que ni se molesta en disimular que la razón de que Salom cobre su considerable sueldo en el ayuntamiento es hacer este tipo de cosas.

Pero Mariano Rajoy se cruzó en estos planes cuando el pasado viernes trascendió que su cuenta en Twitter contaba entre sus seguidores (más de medio millón: el político español con más seguidores en Twitter) con muchísimos perfiles falsos. Y que, de hecho, unos treinta mil seguidores, provenientes de países árabes, se habían apuntado en bloque a seguir a Rajoy, es de suponer que con un entusiasmo desaforado por seguir las declaraciones del presidente español sobre el último partido de fútbol que ha visto o la buena nueva de la recuperación económica.

Detrás de esta estrategia de compra de seguidores falsos para hinchar la cuenta de Rajoy (muy habitual en cuentas corporativas o de líderes de opinión que quieren dar la impresión de ser más populares de lo que son) podría estar evitar que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, superase al presidente del Gobierno en seguidores, algo que estaba a punto de hacer después del verano... hasta que llegó la jihad de Twitter en apoyo de Rajoy.

 

Sin embargo, también es posible que esta invasión de perfiles falsos sea ajena a los gestores de la cuenta de Rajoy, como éstos han defendido, y tenga el propósito, precisamente, de dejar en mal lugar al dirigente popular. La aparición, el sábado, de perfiles falsos sumados en masa a la cuenta del nuevo líder del PSOE, Pedro Sánchez (denunciada por él mismo), avalaría esta teoría.

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