Dedicado a Auk y a Murphy por recordarme en una barbacoa suculenta que Vietnam está ahí.
Buenas noticias para Vietnam en julio de 2025. La economía vietnamita ha logrado sus mejores resultados en una década con un incremento del PIB del 7,52% durante el primer semestre de este año. Este crecimiento permite un nada desdeñable margen fiscal, un dinamismo inusual a la economía y credibilidad ante los inversores. Uno de los sectores que más ha impulsado la actividad son los servicios. En efecto el comercio minorista y mayorista ha crecido en un 7%, el trasporte y el almacenamiento logístico un 9,8% , las actividades bancarias un 6,5% y sobre todo, como en el caso de España, los sectores relacionados con el turismo: la hostelería y la restauración que se han incrementado en un impresionante 14,5%.
Es cierto que el atractivo turístico de Vietnam es innegable. Para empezar, tiene una población educada y hospitalaria (son como chinos pero en simpáticos), lugares increíbles (como la colonial Hanoi, la vibrante, cachonda y futurista Saigon, la gastronómicamente insuperable Hoian, donde además en un día, sus industriosos sastres confeccionan a los visitantes con buen gusto camisas bellísimas de sedas lujuriosas e imperiales a un precio de risa o la pequeña y recargada ciudad prohibida de Hue de la dinastía Nguyen). Por otro lado, el desempeño del sector industrial no se queda a la zaga.
En efecto, el aumento del índice general industrial es del 8% así como las industrias manufactureras y de procesamiento han alcanzado el 10% de aumento. Finalmente, no debemos olvidar al sector agro cada vez más potente y robusto. Así la pesca y la agricultura representan el 11% de PIB y son suficientes para satisfacer la demanda interna y para contribuir a la formidable capacidad exportadora del país que como veremos más adelante es uno de sus grandes activos y en tiempos de convulsiones arancelarios también su talón de Aquiles.
Son varios los factores que han contribuido a este crecimiento económico notable. Repasemos algunos.
En primer lugar, Vietnam se beneficia de un marco comercial muy favorable. Su estrategia consiste en, además de formar parte de determinados tratados multilaterales relevantes, como el Acuerdo Amplio y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP, por sus siglas en inglés), suscribir un gran número de tratados bilaterales que le permiten impulsar sus exportaciones con aranceles prácticamente inexistentes.
Además, Vietnam ha aprobado normas orientadas a convertirse en un destino de inversión muy atractivo: agilización de trámites administrativos para inversores extranjeros, zonas francas, ayudas públicas e incentivos fiscales. Las autoridades vietnamitas están muy al tanto para que este marco normativo garantice que nuevas industrias caracterizadas por su alto componente tecnológico se sigan instalando en el país. Así gigantes como Samsung, Nestlé, Unilever, Procter & Gamble, Honda, Canon o nuestra querida Ford tienen presencia muy activa en Vietnam.
Estas importantes inversiones tienen como consecuencia la potenciación de las exportaciones de Vietnam. Y no solo contribuyen a incrementar los números si no a que se diversifique su base exportadora. Más allá de la tradicional actividad textil (aquí haré un guiño dedicado a mi querido amiga Laura y a su marido Diego, que en paz descanse, que montaron una empresa de ropa singular, genuina y eléctrica, de una elegancia poco frecuente. La empresa tiene el muy castizo nombre de Chula y la recomiendo de verdad. Cabe la compra online.
Se inspiran en la exótica belleza de los colores y cortes de la tradición vietnamita y es, sencillamente, maravillosa. Además, han realizado una función social más que destacable al emplear a muchos vietnamitas afectados por la terrible guerra colonial que asoló el país durante la segunda mitad del siglo XX. Creo que la extraordinaria historia de Chula se merece una columna monográfica en el futuro) y de la electrónica se ha ampliado a los avanzados semi conductores y otros componentes tecnológicos esenciales y la automoción. Esta diversificación evita el monocultivo económico con las fragilidades que esto conlleva.
Por otro lado, Vietnam ha cultivado un posicionamiento geoestratégico inteligente y goza de una ubicación geográfica privilegiada. En efecto, de forma premeditada, ha evitado alinearse en ningún bloque y así mantener buenas relaciones con todo el mundo. Especialmente y de forma simultánea con China y con los Estados Unidos. Mas adelante veremos que este equilibrio va a resultar actualmente mucho más complicado.

En cuanto a su ubicación, Vietnam se considera una de las grandes entradas al Sudeste Asiático con conexión marítima eficaz tanto con China como con Japón y Corea del Sur lo que la convierte en un enclave formidable para la exportación en la región. Además, la inversión pública en infraestructuras ha sido clave para este éxito: rutas logísticas, instalaciones portuarias modernas, carreteras. Esta circunstancia ha contribuido de forma decisiva al incremento de la competitividad del país y a la retención de una presencia empresarial e industrial notable que no quiere afrontar el coste innecesario de mover su producción del país.
Hasta ahora, Vietnam ha sacado importantes réditos de la nueva tendencia industrial implantada tras la pandemia de China+1 que ha intentado reducir la dependencia comercial con el gigante asiático. Así, numerosas compañías internacionales a fin de evitar fricciones geopolíticas, impactos de aranceles o incremento de los costes manufactureros mantienen su presencia en China, pero con una importante presencia en otros países lo que permite una situación de fortaleza. Vietnam ha sido precisamente destinatario de esta política empresarial.
La explicación es sencilla: Vietnam tiene una fuerza de trabajo joven y cada más especializada especialmente en la electrónica, la automoción y el textil. Además, es mucho más barato, en cuanto a su mano de obra, casi la mitad, que China. Es evidente que de esta forma se ha conseguido una realineación de las cadenas de suministro internacionales. Existe pues esta imbricación entre las economías vietnamitas y chinas. Y además y de forma simultánea Estados Unidos ha sido tradicionalmente el socio comercial más importante de Vietnam.
Esta situación ha sido muy positiva para Vietnam. Sin embargo, en estos momentos probablemente va a ser insostenible. Y esto es así porque va a caer en el fuego cruzado de la madre de todas las guerras por la hegemonía global que está teniendo lugar entre China y Estados Unidos. En efecto, la estrategia del presidente Trump es que otros países aíslen a China. Y Vietnam se ha convertido en consecuencia en su primer objetivo. En la primera administración Trump, China utilizó a terceros países, entre ellos Vietnam para eludir los aranceles impuestos por los Estados Unidos sobre sus manufacturas.
Así mercancías originadas en China pasaban por Vietnam y se exportaban a Estados Unidos como si no fueran chinas. En la actualidad la administración americana está adoptando medidas para que esto no suceda. Así, más allá del 20% de arancel acordado con Vietnam para sus productos, se amplía un 20% adicional para cualquier exportación de Vietnam que se califique como trasbordo que son precisamente las mercancías fabricadas en otros países (China) a las que me refería antes. La administración Trump es muy clara en este punto. Exigen que sus socios comerciales se conviertan en sus aliados geoestratégicos. Así se acabó la edad de la inocencia y de la ambigüedad en la que Vietnam podía tener relaciones económicas con China y a la vez exportar sus productos masivamente a los Estados Unidos. Vietnam tendrá que respaldar los intereses de los Estados Unidos si quiere hacer dinero, comercio con los Estados Unidos. Esta es la realidad.
Y aquí entra en escena el hombre fuerte de Vietnam, el Sr. Tom Lam que es el Secretario General del Partido Comunista de Vietnam el cargo más importante del país, mucho más que la Presidencia que ocupa Luong Cuong (exgeneral y miembro del Politburó) una figura más decorativa. Tom Lam tiene muchas similitudes con su homologo chino, Xi Jinping. Ocupa su cargo desde agosto de 2024 pero ha sido clave en la política del país desde hace décadas. Su paso por el Ministerio de Seguridad Publica a partir del año 2016 ha sido decisivo.
Podríamos calificarlo como el gran reformador del Estado. No es Margaret Thatcher pero en algunos aspectos se le asemeja. Ha impulsado una muy ambiciosa política de reforma institucional encaminada a dimensionar a la baja los ministerios, suprimir niveles administrativos, amortizar hasta 100,000 empleos públicos y alcanzar el objetivo de un Estado dinámico, eficaz y ágil.
Bajo su liderazgo pragmático ha contribuido de forma decidida a ese resultado. Pero no solo ha luchado por el avance económico del país. También, como todo gran político, y como decía Aron, ve a lo lejos y es consciente que la credibilidad del sistema depende de la confianza en el mismo. Y que la corrupción es su mayor enemigo. Por eso impulsó una campaña anticorrupción conocida como “quemar al horno” o en francés “Fournaise ardente” que apuntó a altos cargos del partido y figuras públicas relevantes. Y ha funcionado. Su frase favorita que evidencia su convicción de que la política sirve para transformar la realidad (de lo contrario, ¿para qué?) es “El tiempo no nos espera”. Por lo tanto, se trata de un líder con el que el país podrá hacer frente a sus incertidumbres de forma solvente.
Es obvio que se puede entender que algunos entiendan que Vietnam es un país ganador en la actualidad. Por su visión geoestratégica (China está tensionada y Vietnam le coge el testigo y trasmite confianza) que hace que no se vincule a ningún bloque de forma palmaria lo que denota flexibilidad y pragmatismo. Hoy por hoy es una victoria. Pero tiene que ir más allá. Sin duda la entropía global ha ayudado a que Vietnam destaque como un buen alumno, pero necesita más consistencia y tiempo. Necesita disminuir la dependencia de China, seguir consolidando y mejorando sus infraestructuras, mantener la inversión extranjera, consolidar su condición manufacturera transcendiendo del ensamblaje puramente mecánico. De ello depende en que se convierta en una potencia regional. Por el momento, va más que bien.
Y con esto, me despido de mis buenos lectores y os deseo unas muy buenas vacaciones a todos.