VALÈNCIA. El sector inmobiliario ha sido históricamente un valor refugio para los inversores que buscan estabilidad y rentabilidad a largo plazo y más en este momento con la necesidad de oferta en el mercado. Sin embargo, para poder entrar en este tipo de transacciones tradicionalmente se ha requerido de un gran desembolso de capital y asumir responsabilidades, muchas veces como propietario del activo, compromisos que no todos podían asumir e impedía su acceso. Una barrera que ahora se desvanece con modelos como el crowdlending inmobiliario, que permite invertir en proyectos del sector con importes reducidos, diversificando riesgos y sin necesidad de adquirir la propiedad. A su vez, para el promotor es una forma de financiación alternativa a la bancaria. Una fórmula que democratiza el acceso al 'ladrillo' y que cada vez está ganando terreno entre pequeños y medianos inversores.
En concreto, el crowdlending permite a un grupo de personas financiar proyectos inmobiliarios mediante préstamos colectivos y con pequeños tickets de entrada, que pueden ir desde los 100 a los 250 euros. Todo ello gestionado a través de una plataforma online. Un montante que sirve de préstamo al promotor para poder acometer el proyecto a cambio de un retorno para los inversores en forma de intereses a plazo fijo. Se trata, por tanto, de una alternativa a la financiación tradicional, donde promotores inmobiliarios logran capital, mientras que los inversores pueden participar con cantidades más pequeñas en inversiones inmobiliarias tradicionales.
Por tanto, los participantes son prestamistas, que esperan recibir el capital prestado más intereses, pero sin formar parte del proyecto. En cambio, en otros fórmulas como el crowdfunding los inversores adquieren una participación en la sociedad, convirtiéndose en copropietarios y asumiendo más riesgos. "La misión del crowdlending es poder dar entrada al sector a pequeños ahorradores que de otra forma no podrían acceder a este mercado. Es una inversión segura y con menor riesgo que en el crowdfunding, en el que el inversor entra en la sociedad del proyecto y se convierte en socio con una participación que implica más riesgos, aunque, a su vez, es más rentable", explica Íñigo Torroba, CEO de Civislend, plataforma de servicios de financiación participativa, regulada por la CNMV desde 2017, y con una larga trayectoria en el crowdlending inmobiliario.
De media, según detalla, la rentabilidad en cada iniciativa ronda el 10%, con una media de devolución de entre 12 y 16 meses, en función de cada iniciativa. "Al final, esto es un préstamos puente con plazos cortos", remarca Torroba. Este modelo, además, no solo ofrece una rentabilidad atractiva para aquellos que participan, sino que también contribuye al desarrollo de proyectos inmobiliarios en zonas con alta demanda, como la Comunitat Valenciana, ante las rígidas condiciones bancarias que deben afrontar los promotores.

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Aunque parece un modelo incipiente, lo cierto es que este tipo de financiación en el Real Estate está consolidada en otros mercados del norte de Europa. "En España la financiación alternativa representa entre el 15-20% frente al 80% que es bancaria. En cambio, en Reino Unido, por ejemplo, está ya en el 50%. Creemos que esta tendencia irá creciendo y ganando peso en línea con el resto de países porque los promotores cada vez recurren más a ella por los requerimientos que les hacen los bancos", comenta.
En 2024, Civislend acabó con más de 120 proyectos y cerca de 90 millones de euros financiados, casi triplicando la cifra del año anterior, y una rentabilidad media del 10,7%. En su plataforma, la compañía tiene ya más de 80.000 usuarios, el grueso de ellos entre 35 y 50 años. Para poder inscribirse, deben superar un filtro de prevención de blanqueo de capitales y cada uno tiene un límite de inversión, que es el que fija la ley.
Crowdlending en la Comunitat Valenciana
Una de las plazas en España con mayor dinamismo e interés por parte del sector en sumarse a esta forma de iniciar desarrollos es la Comunitat Valenciana. "Vemos mucha actividad en la región, especialmente en València y su costa. También, los promotores ahora nos llaman. Al principio, nos costó que entendieran el modelo de negocio y nos miraban con cara rara, pero ahora lo conocen y muy pocos son los que únicamente recurren ya a financiación bancaria", asegura.
Así, en la Comunitat Valenciana, la plataforma ha financiado cinco proyectos con un capital total de 5.905.000 euros, con un plazo medio de 18 meses y una rentabilidad total media del 16,08%. Actualmente, el 60% de las operaciones se encuentra en curso, mientras que el 40% restante ya ha sido reembolsado con éxito. Una de las promociones que tiene en marcha es Alba Salina III, de 12 viviendas unifamiliares con un capital de 1.300.000 euros y una duración estimada de 15 meses, así como un coliving de 60 apartamentos en València con una financiación de 725.000 euros.
Por otro lado, ya ha reembolsado un edificio en Castellón, que obtuvo una financiación de 480.000 euros y alcanzó una rentabilidad total del 19,90% en un plazo de 24 meses. “Apostamos por proyectos con sólidos fundamentos, ubicaciones estratégicas y atractivo residencial. La Comunidad Valenciana es un mercado prioritario por su dinamismo y diversidad territorial”, explica. “Nuestro objetivo no es solo financiar proyectos, sino ayudar a transformar el modo en que se entiende y se accede a la inversión inmobiliaria en España", subraya el CEO de la plataforma.