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La fisonomía de València por distritos: del residencial de Quatre Carreres al comercial de Ciutat Vella

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VALÈNCIA. La fisonomía de València ha experimentado un giro notable en la última década. La ciudad ha vivido una transformación urbana en profundidad, impulsada por el crecimiento demográfico y la expansión inmobiliaria de sus barrios. Así, cuestiones como la movilidad, la creación de zonas verdes o el crecimiento en altura han redefinido su paisaje urbano y estilo de vida. Y lo seguirán haciendo con la ejecución de nuevos sectores pendientes de culminar como una parte de Benimaclet o el Grau. Ubicaciones que se convertirán en referentes del nuevo pulso valenciano.

No obstante, este proceso también ha traído consigo la pérdida de ciertos elementos identitarios, como parte de la modenridad, globalización y la gentrificación. Un ejemplo es la progesiva desaparición de comercios históricos y de ciertos oficios tradicionales que han acabado por reconvertir espacios como naves antiguas por centros culturales o de emprendimiento.

Esta metamorfosis se vislumbra con claridad en la evolución de los distritos del 'Cap i Casal'. Zonas que hasta hace pocos años eran grandes extensiones sin edificar y hoy acogen nuevos barrios en plena expansión como Turianova, al lado del nuevo Hospital de La Fe. Del mismo modo, espacios portuarios con una función logística, como los antiguos tinglados del puerto son ahora focos de innovación tecnológica, situando a València a la vanguardia de este ámbito en España.

De este modo, la fotografía de la ciudad dibuja un mapa en el que Quatre Carreres y Camins al Grau concentran más viviendas, mientras Ciutat Vella aglutina el mayor número de inmuebles con uso de oficinas y comerciales. Así consta en el Anuario Estadístico del Ayuntamiento de València de 2024, que refleja que la mayoría de bienes inmuebles en el 'Cap i Casal' son de uso residencial. La principal conclusión que se desprende de estos datos es que, mientras el centro histórico reúne el grueso del tejido comercial y administrativo, las áreas periféricas se especializan en usos que requieren mayor superficie, como almacén o aparcamientos. Algo lógico urbanísticamente, ya que estos tipos de inmuebles necesitan espacios amplios que difícilmente se encuentran en el entramado compacto del centro.

En concreto, según la estadística municipal, en la ciudad de València había el pasado año 2024, un total de 699.571 bienes inmuebles registrados, de los que la mayoría eran de uso residenciales, 418.232, un 59,7 % del total. Le seguía los almacenes y aparcamientos, 225.441 inmuebles, el 32,2 %; los inmuebles comerciales, 34.856 inmuebles , el 4,9 %; las oficinas, 7.553, el 1,1 %; ly os industriales, 4.847, el 0,7 %.

La distribución de su uso refleja claramente la estructura y evolución histórica de la ciudad. A nivel comercial, los distritos más céntricos, donde se encuentra el casco histórico, cuentan con la mayor parte de los inmuebles destinados a este uso. Un hecho que no es casual, ya que estos barrios fueron el núcleo originario y gérmen de la Capital del Turia, por lo que se mantienen como centros de actividad económica de la ciudad. En este sentido, Ciutat Vella encabeza la lista con 3.461 inmuebles comerciales, siendo el principal polo comercial y turístico; seguido de l’Eixample, con 3.309, y Extramurs, con 2.913, distritos que se consolidaron en etapas posteriores del crecimiento urbano y que también han mantenido una fuerte orientación hacia el comercio y los servicios.

Algo similar sucede con el uso de oficinas. La mayor parte de los inmuebles destinados a este fin se sitúan también en el centro histórico del 'Cap i Casal'. De nuevo Ciutat Vella lidera con claridad, albergando 2.046 oficinas, muy por delante de otros distritos como Pla del Real (780) y l’Eixample (756). Esta distribución responde a la centralidad administrativa y empresarial que históricamente ha caracterizado a esta zona, donde se concentran instituciones, despachos profesionales y servicios vinculados al corazón económico de la ciudad.

El panorama cambia radicalmente en distritos en expansión, de mayor volumen y algo más periféricos, que son los que aglutinan la mayor concentración de viviendas. A la cabeza se sitúa Quatre Carreres, que no solo es el distrito con más inmuebles residenciales, 38.480 unidades, sino también uno de los pocos donde todavía queda suelo disponible para nuevas promociones. De ahí que todavía asalten las grúas parte del skyline de la ciudad por este sector. 

Le sigue Camins al Grau, otro de los distritos más recientes en desarrollo, articulado en torno a la Avenida de Francia y la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Esta zona ha vivido un notable impulso en los últimos años, atrayendo a nuevos residentes por su cercanía al centro, al mar y a los nuevos espacios de ocio y cultura. Completa el podio Poblats Marítims, con 30.329 inmuebles residenciales. Esta antigua zona de pescadores, históricamente ligada al mar, vive un nuevo rpoceso, siendo la nueva joya para la inversión inmobiliaria en València y el desarrollo de nuevos productos alojativos.

A nivel de almacén y aparcamiento destacan Quatre Carreres y Camins al Grau por su superficie, pero también Patraix, con 18.270 unidades. En cambio, otros distritos del segundo cinturón como Algirós, Campanar o l'Olivereta, también muestran una presencia relevante de inmuebles destinados a almacenes y aparcamientos. Aunque en estos casos, este uso convive con un notable peso del sector comercial, lo que revela un tejido urbano más mixto y dinámico.

 

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