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Las cartas de Valencia para posicionarse en el centro de la transformación digital europea

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VALÈNCIA. Según el Startup Heatmap report 2025, Valencia ocupa el puesto número 19 entre las ciudades más populares para crear una startup. Se encuentra por detrás de Barcelona y Madrid (6º y 8º respectivamente) y por delante de Bilbao (21º) y Málaga (24º). 

Ya dentro del ecosistema emprendedor nacional, de acuerdo con el Informe Empresas Tech e Innovadoras publicado por El Referente, España cuenta con un total 484 scaleups, de las cuales 143 se ubican en la Comunidad de Madrid, 142 en Cataluña y 51 en la Comunidad Valenciana, siendo esta la tercera región con mayor concentración de scaleups en el país. En lo que respecta a sectores, destacan en la comunidad la numerosa presencia de startups en software (SaaS), salud (eHealth), alimentación (foodtech), inteligencia artificial y energía.

Hecha a grandes rasgos la radiografía del ecosistema de la Comunidad Valenciana, son muchos los que le atribuyen potencial suficiente para contribuir de manera significativa a la pretendida transformación digital en Europa en aras de una soberanía  e independencia tecnológica. De ello se hablará en el transcurso del evento Scalability Day que celebrará su tercera edición el día 23 de octubre en el marco del VDS para abordar el despliegue del Plan Nacional de Escalabilidad y cómo ciudades como Valencia pueden jugar un papel clave en el futuro tecnológico del país.

A juicio de César Tello,  director general de Adigital, la Asociación Española de la Economía Digital bajo la cual se ha creado la plataforma EsTech como marca que defiende los intereses de las scaleups nacionales, el valenciano “es un ecosistema que está muy bien armado, que cuenta con organizaciones de impulso al emprendimiento que están haciendo muy buen trabajo y que están esforzándose también para posicionar a la región a escala internacional. De hecho nosotros trabajamos con Startup Valencia desde nuestra oficina de Bruselas”.

Empresas tractoras internas

Al talento emprendedor local y la vertebración del ecosistema, añade Tello como atractivos de la zona la adecuación de sus infraestructuras, unas óptimas conexione y su calidad de vida, que tanto atrae a emprendedores foráneos como retiene a los nacidos aquí, muchos de ellos grandes empresarios que aportan recursos y conocimiento para enriquecer el ecosistema valenciano.

Como casos particulares señala a Iker Marcaide, al frente del venture builder de Zubi Labs y del proyecto Matteco, dentro de Adigital, o a la decidida apuesta de Juan Roig de quien destaca el impulso que ha dado al ecosistema regional a través de aceleradoras tan potentes como Lanzadera.

“Nosotros siempre decimos que es importante rodear de forma 360º el ecosistema emprendedor si quiere ser atractivo a nivel internacional y Valencia va en esa dirección”, afirma Tello.

El papel de Valencia en la industria de los chips

En cuanto a si existe algún sector determinado en el que Valencia esté llamado especialmente a jugar un papel principal dentro del territorio europeo, Tello apunta a la industria de los semiconductores, fundamental si se quiere hablar de digitalización. Valencia se está posicionando como un centro neurálgico en esta vertical estratégica tanto en España como Europa, impulsada por iniciativas como la de Valencia Silicon Cluster (VaSiC), que agrupa a empresas, centros tecnológico y universidades para promover el desarrollo del ecosistema local de microchips. Verdad que por ahora los méritos se centran más en diseño -no menos importante- que en la fabricación, debido a la carencia de minería en materiales como el silicio, clave en la fabricación de microchips y semiconductores.

Los objetivos principales del VaSiC incluyen la creación de un Campus Internacional de Semiconductores o la organización de eventos como el Valencia Silicon Forum, el principal encuentro nacional especializado en esta materia.

La financiación: el gran lastre

Sin embargo, pese a los indiscutibles avances, todavía hay margen de mejora. Uno de los grandes retos del ecosistema nacional en su conjunto es alcanzar la inversión necesaria para que aquellas organizaciones que logran crecer y consolidarse permanezcan en el territorio local o europeo en lugar de acabar estableciéndose en otros mercados, como EE.UU, por aquello de levantar mayores rondas y con mayor facilidad.

La financiación es uno de los grandes ejes sobre los que gira el Plan Nacional de Escalabilidad en coherencia con el mercado único de capitales en el que se está trabajando en Europa con el denominado Régimen 28. La intención es que cualquier scaleup europea encuentre el acompañamiento económico necesario dentro del área comunitaria en una especie de ventanilla única o ecosistema inversor agregado sin tener que tocar a la puerta ni adaptarse a las exigencias de cada uno de los 27 países socios.

El Plan insta también a las administraciones públicas a desempeñar un papel más activo colocando en la política económica este perfil de scaleups como eje prioritario de crecimiento teniendo en cuenta que mueven ya unos 10.000 millones de euros y emplean a cerca de 65.000 profesionales. Piden también a los poderes públicos que hagan más atractivos los mercados de capitales e impulsen la compra pública innovadora. 

A favor del sector público, su progresivo, aunque lento, interés en el ecosistema. Según el último informe del Observatorio de Startups de la Fundación Bankinter, en lo que va de año los fondos públicos han estado detrás de 83 operaciones de inversión. Como señala el informe, las instituciones públicas apoyan a las startups económicamente de dos formas: La inversión pública directa, con referentes como el European Innovacion Council Accelerator (equity) o Enisa (préstamos blandos) o mediante la aportación dineraria a fondos de capital riesgo privados, como es el caso del Fond-ICO Global, que en 2025 seleccionó 11 fondos en los que invertirá hasta 850 millones de euros de fondos Next Generation EU.

Otra posibilidad para robustecer el ecosistema que apunta Pedro Castillo, CEO y fundador de Devo, ahora en manos de Insight Partners y otros accionista, y ONUM, ahora en manos de la estadounidense CrowdStrike, es animar a las grandes corporaciones, muchas de ellas en el Ibex35 o el BME Growth, a comprar empresas emergentes, dentro de lo que se conoce como el corporate venturing. Aunque creciendo, éste apenas alcanzaba en 2024 el 20% de la inversión en startups motivados más por introducir innovación en sus propias organizaciones que por fortalecer el tejido empresarial en su conjunto. 

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