VALÈNCIA. Los habituales de la mascletà a pie de calle en la plaza del Ayuntamiento de València se habrán sorprendido estas Fallas al ver, en primera línea de la acera de Telefónica, donde cada día desde mediodía decenas de ciudadanos se disputan la barrera en el único sitio de la plaza donde no pega el sol, un mamotreto provisto de terraza con vistas a la zona de disparos.
Más les sorprenderá saber que es una graciosa concesión de la Junta Central Fallera (JCF) a la multinacional Ikea a cambio de una cantidad de dinero que la concejalía de Cultura Festiva que dirige Carlos Galiana (Compromís) no ha querido revelar a preguntas de este periódico. Consultado el portal de transparencia de la JCF, los últimos convenios publicados corresponden a las Fallas de 2020.
La cesión de suelo público en un lugar privilegiado para ver la mascletà a la multinacional sueca ha provocado que se reduzca en la práctica el aforo de la plaza, que hace décadas ya sufrió un importante recorte por motivos de seguridad. Entre el espacio que ocupa el denominado Salón Ikea y la zona de sombra que queda detrás sin visibilidad se pierden cientos de localidades para disfrutar de uno de los espectáculos con más afluencia de las Fallas.
Que los balcones en la plaza son un gran negocio es una evidencia. Que el Gobierno progresista del Ayuntamiento se haya apuntado privatizando un trozo de calle para que una empresa haga negocio en detrimento de la gente de a pie solo cabe en la mente de quienes hace mucho que disfrutan de las mascletaes desde un balcón y ya no se acuerdan de lo que es estar abajo, donde las lipotimias. En la mente de la casta fallera.
