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El 8 de mayo es el Día Mundial del Cáncer de Ovario

Cáncer de ovario, una enfermedad silenciosa

  • De izquierda a derecha, los doctores Miguel Ángel Santos, Josep Sanchis, Ignacio Romero y Raquel López Reig del IVO.
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VALÈNCIA. El cáncer de ovario es uno de los tumores más peligrosos que existen. Y lo es no por su alta incidencia o por su agresividad, sino porque, a diferencia de otro tipo de tumores, en la actualidad, no existen ningún método eficaz para su detección precoz, lo que hace que el 70-80% de casos se diagnostiquen en un estadio avanzado, y también porque los síntomas suelen confundirse con otras dolencias, por ejemplo de tipo digestivas.

 

De ahí que, a pesar de representar solo el 3% de todos los tumores femeninos, este cáncer se sitúa como la quinta causa de muerte por cáncer en mujeres. Se estima que, en 2025, más de 3.748 mujeres serán diagnosticadas con esta enfermedad, de ellas, cerca de 300 en la Comunitat Valenciana. "Aunque, en los últimos años, los avances en el tratamiento e investigación han situado la tasa de supervivencia a cinco años en un 60% de los casos, este tipo de tumor representa uno de los mayores retos en el campo de la oncología, por la dificultad que presenta el diagnóstico”, afirma el Dr. Ignacio Romero, médico adjunto del servicio de Oncología Médica del IVO.

 

¿Cómo detectarlo a tiempo? “Las revisiones ginecológicas rutinarias mediante examen pélvico y ecografía vaginal tienen un papel fundamental”, apunta el Dr. Josep Sanchis, jefe clínico del servicio de Ginecología del IVO. Además, hay que estar atentas a algunos síntomas como el hinchazón abdominal por la acumulación de líquidos, la sensación de empachocon comidas ligeras, que puede ir acompañado de molestias en la zona pélvica, cambios en el ritmo intestinal y, en pocas ocasiones la aparición de hemorragias vaginales entre ciclos menstruales o en mujeres menopáusicas. 

 

A ellos se unen otros factores de riesgo como la edad (es más frecuente su diagnóstico en mujeres mayores de 63 años y raramente es detectado en menores de 40 años), la ausencia de embarazos, el consumo de estrógenos en postmenopausia, o la herencia genética, "en el momento en que se identifica una carga familiar o genética, se desarrollan programas de detección precoz e incluso cirugías profilácticas”, explica el Dr. Ignacio Romero, quien destaca que el uso de anticonceptivos en periodos superiores a cinco años, la lactancia, el embarazo, o la alimentación saludable, son algunos factores que pueden ayudar a reducir el riesgo de padecerlo”.

 

Así, ante cualquiera de esos síntomas, los expertos aconsejan acudir a un especialista para realizar las pruebas pertinentes. Los casos detectados en estadios tempranos tienen buen pronóstico y en torno al 90% de las pacientes conseguirá curarse.  

¿Cómo es el tratamiento?

La complejidad de esta enfermedad hace que sea fundamental individualizar el tratamiento de cada paciente. Para ello, el IVO, como centro de referencia internacional en el diagnóstico y abordaje del cáncer, fue pionero hace más de 45 años en ofrecer en España un enfoque integral a través de sus Comités de Tumores: “comités multidisciplinares donde participan especialistas como ginecólogos, oncólogos médicos, oncólogos radioterápicos, radiólogos, patólogos, biólogos moleculares, psicólogos y médicos nucleares, que examinan el historial del paciente y toman decisiones conjuntas. Un organismo que resulta clave por ofrecer una visión muy completa de cada paciente”, apunta el médico adjunto del servicio de Oncología Médica del IVO. 

 

  • El comité de tumores de ovario del IVO es un órgano clave en la lucha contra esta enfermedad. -

 

Respecto al tratamiento, “la cirugía sigue siendo el pilar fundamental y el principal factor asociado a la supervivencia de las pacientes”, señala el Dr. Josep Sanchis, quien explica que, en los casos en estadio temprano, la cirugía consiste en la extirpación del tumor para su diagnóstico y en la toma de biopsias para descartar la presencia de metástasis ocultas (cirugía de estadiaje) y, en los estadios avanzados, el tratamiento quirúrgico (cirugía de citorreducción -CCR- o debulking) consiste en la exéresis completa de cualquier tumor visible sin dejar enfermedad residual macroscópica, “dado que el volumen de enfermedad residual tras la cirugía impactará en el riesgo de recidiva y tasa de supervivencia final de las pacientes. La evidencia científica ha demostrado que esta cirugía se puede realizar al inicio del diagnóstico (citorreducción primaria) o bien tras 3 o 4 ciclos de quimioterapia (citorredución de intervalo) con la misma efectividad. En ambos casos, asociar un tratamiento adyuvante con quimioterapia posterior y un tratamiento diana de mantenimiento es crucial para reducir el riesgo de recidiva”.

 

El jefe clínico del servicio de Ginecología del IVO resalta los grandes avances quirúrgicos que ha traído la cirugía robótica (el IVO cuenta con dos equipos Da Vinci) porque “permite realizar intervenciones ginecológicas más complicadas, en situaciones concretas, con una mayor tasa de éxito y menor riesgo de complicaciones”.

 

  • El Dr. Josep Sanchis, jefe clínico del servicio de Ginecología del IVO. -

 

Junto con la cirugía y la quimioterapia, la radioterapia también ha demostrado un papel importante en este tipo de tumores. Y es que, tal y como destaca el Dr. Miguel Ángel Santos, médico adjunto oncología radioterápica del IVO, a pesar de los avances en los tratamientos sistémicos, un porcentaje no despreciable de las pacientes que han obtenido una respuesta completa a la primera línea, recaen y fallecen como consecuencia de la enfermedad. “Es en este intervalo donde la radioterapia ha comenzado a utilizarse con buenos resultados”.

 

Así, el Dr. Miguel Ángel Santos explica que, en últimos años, nuevas técnicas como la SBRT (radioterapia estereotáctica corporal) se vienen utilizando en pacientes con recaída ganglionar pélvica o abdominal, donde se administran dosis de radiación localizada a altas dosis evitando la irradiación de órganos vecinos y evitando así la aparición de posibles complicaciones. Además, la radioterapia tiene un papel muy importante en el tratamiento paliativo, tanto sobre masas que provocan dolor (radioterapia antiálgica)  o sobre lesiones responsables de sangrados (radioterapia hemostática). “En el IVO, durante 2024, hemos tratado 25 pacientes en el servicio de radioterapia con diagnóstico de cáncer de ovario, la mayoría de ellas con intención radical sobre lesiones que escapan a la primera línea de tratamiento y otras con intención paliativas con el objetivo de mejorar los síntomas”.

 

  • El Dr. Miguel Ángel Santos, médico adjunto oncología radioterápica del IVO. -

¿Qué líneas están centrando las investigaciones?

Las investigaciones de los últimos años en torno a esta enfermedad están centradas en la identificación de los diferentes tumores de ovario, las causas genéticas y la búsqueda de biomarcadores predictivos de respuesta a fármacos. “Los avances más importantes en el tratamiento del cáncer pasan por los progresos en la identificación de los diferentes tumores de ovario a un nivel profundo, con mejoras sustanciales a nivel molecular. Esto nos ha permitido disponer de herramientas para conocer en cada caso mejor el pronóstico y los tratamientos que se van a aplicar. Hay que destacar que los avances van de la mano de la identificación de las causas genéticas”, comenta el Dr. Ignacio Romero, que afirma que "hoy en día se realiza de forma rutinaria, en conjunto con las unidades de Consejo Genético y el laboratorio de Biología Molecular, el despistaje de los casos de predisposición genética en prácticamente todos los tumores malignos de ovario”.

 

También se está investigando el uso de unos “fármacos inteligentes”, que liberan la quimioterapia más eficazmente en el mismo tumor que sobreexpresa una proteína, como son los anticuerpos conjugados con citotóxicos. “Se han presentado datos esperanzadores, pero no confirmados, del posible papel de la inmunoterapia en este tipo de tumores”.

 

El trabajo del laboratorio de Biología Molecular del IVO

Además, el médico adjunto del servicio de Oncología Médica del IVO remarca que se está implementando el uso rutinario de “complejos” tests de biología molecular en la rutina clínica y el uso de fármacos biológicos orales “que han ayudado a mejorar el control de la enfermedad, como son los inhibidores de PARP, en cuyo desarrollo clínico hemos participado”. Concretamente a través del laboratorio de Biología Molecular del IVO.  “El cáncer de ovario constituye una de las líneas prioritarias de investigación de nuestro laboratorio y en ella nos centramos en buscar biomarcadores pronósticos y predictivos de respuesta a fármacos”, destaca la Dra. Raquel López Reig, investigadora del servicio de Biología Molecular del IVO.

  • Ignacio Romero, médico adjunto de Oncología Médica, y Raquel López Reig, investigadora de Biología Molecular. -

El laboratorio de Biología Molecular del IVO cuenta con una infraestructura muy enfocada a estudios de secuenciación genética en oncología (tejido FFPE, en fresco, congelado, sangre, etc...) tanto a nivel de diagnóstico como de investigación. En concreto, en el estudio de la inestabilidad genómica como biomarcador de respuesta a inhibidores de PARP, una de las líneas de investigación del laboratorio se ha enfocado en la puesta a punto y validación de una nueva tecnología para la obtención de la inestabilidad genómica, la secuenciación de baja cobertura, la cual permitirá obtener un mayor rendimiento de los datos de secuenciación, simplificando el proceso y haciéndolo más coste-efectivo. “Mediante esta novedosa técnica no solo obtendremos el estatus de inestabilidad genómica del tumor, sino también los distintos marcadores genómicos disponibles, como carga mutacional del tumor (TMB por sus siglas en inglés) o firmas mutacionales específicas del tipo de tumor”.

 

Pero, además, el laboratorio de Biología Molecular del IVO tiene abiertas otras líneas de investigación relacionadas con el cáncer de ovario, como el estudio de expresión génica y del microambiente tumoral, “enfocadas en la búsqueda de biomarcadores y modelos de respuesta, particularmente a inmunoterapia. En este sentido, el laboratorio ha desempeñado un papel tanto a nivel de investigación como proveedor de servicios, dada la experiencia en el campo”, resalta la Dra. Raquel López Reig.

 

También, la metagenómica o estudio del microbioma representa un campo emergente de investigación "donde nos encontramos dando los primeros pasos. Tratamos de identificar y cuantificar las diferentes poblaciones microbianas de la muestra, estableciendo modelos de predicción de la respuesta a tratamientos como la inmunoterapia o la agresividad del tumor mediante el uso de técnicas de inteligencia artificial como el machine learning”.

 

A ello se une que, de manera paralela, se está desarrollando una colección de líneas celulares primarias, establecidas a partir de tejido tumoral de pacientes, que se utilizará como plataforma de screening de tratamientos disponibles y en desarrollo, con el objetivo de seleccionar el fármaco que mejor se adapte a las características del tumor analizado. “De esta manera somos capaces de comprender mejor la biología de los tumores y diseñar y elegir terapias personalizadas”, asegura la investigadora del servicio de Biología Molecular del IVO que incide en que “el desarrollo de este tipo de proyectos es posible gracias a las colaboraciones nacionales e internacionales con otros grupos de investigación especializados en el campo”.

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