VALÈNCIA. La Dana del 29 de octubre, catástrofe sin parangón en nuestra historia reciente por la pérdida de vidas humanas, puso de manifiesto la capacidad técnica para resolver problemas críticos en aspectos esenciales como ha sido el caso del suministro de agua y la gestión de los residuos.

Desde el minuto uno y 120 días después, técnicos y entidades responsables han sabido adaptarse, buscar soluciones y tomar las decisiones adecuadas para evitar daños mayores a la población y garantizar servicios necesarios en medio de la emergencia.

A pesar de que aún quedan muchos problemas por resolver y algunos se prolongarán durante meses, mantener cierta normalidad tras la catástrofe ya es un éxito en sí mismo. Con decenas de plantas depuradoras arrasadas, el suministro de agua se restableció para la mayoría de los afectados en apenas 20 horas, y, pese a la inoperatividad de las instalaciones de gestión de residuos, se garantizó que ningún desecho de los municipios del área metropolitana quedara sin tratamiento.

Estos son solo dos ejemplos de los múltiples retos a los que se ha tenido que responder. Ayer, en la segunda jornada de "Ingeniería en tiempos de DANA", organizada por el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de la Comunitat Valenciana, expertos como Juan Ángel Conca (gerente de Egevasa), Eugenio Cámara (director técnico del EMTRE) y Daniel Molina (director de operaciones de Hidraqua) expusieron sus experiencias, señalando el papel clave de la ingeniería industrial en la prevención, gestión y recuperación de infraestructuras críticas.

La función esencial del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales

El COIICV ha venido ejerciendo un papel esencial de coordinación y apoyo en múltiples frentes. Federico Torres Monfort, presidente de la demarcación de Valencia, explica algunas de las acciones desarrolladas por el colegio para ayudar antes, durante y después de la Dana. “Se creó un listado de ingenieros industriales voluntarios que se puso a disposición de la administración autonómica y local y se contactó con todos los municipios afectados, enviando técnicos de apoyo y grupos de peritos para agilizar las evaluaciones en polígonos industriales y vehículos”. Además, el COIICV gestionó con empresas y colegios de ingenieros industriales de toda España la provisión de maquinaria pesada, grupos electrógenos y bombas de achique. En paralelo, fue punto de conexión para casos de emergencia, facilitando soluciones tanto en el ámbito público como privado.

“Nosotros como colegio, estamos a disposición de la administración y de la sociedad, para que la reconstrucción de Valencia y en especial de L’Horta Sud se haga de la forma más eficaz posible y tomando soluciones eficaces desde el punto de vista técnico, que eviten que esto vuelva a ocurrir”, apuntó Monfort.

Por otro lado, la directora de Gestión del COIICV, Violeta Frías, destacó que una de las grandes lecciones de la dana fue que, para ayudar eficazmente a la sociedad, primero debían respaldar a sus propios colegiados, muchos de ellos directamente afectados. Con este objetivo, el Colegio contactó individualmente con cada miembro residente o trabajador en las zonas impactadas, atendiendo sus necesidades y creando un fondo solidario para ofrecer un apoyo real y directo. “Hemos sido testigos de una solidaridad que ha trascendido lo profesional, y estamos muy orgullosos de la respuesta del colectivo”, afirmó Frías. Foto del la int

En este sentido, desde el COIICV queremos agradecer expresamente la solidaridad de diversos colectivos que contribuyeron en este esfuerzo. En especial, destacan el apoyo del Consejo General de colegios oficiales de Ingenieros Industriales, así como de los Colegios Oficiales de Ingenieros Industriales de Aragón y la Rioja, Colegio Oficial de Ingenieros industriales de santa cruz de Tenerife, Colegio Oficial de Ingenieros industriales de Cantabria, Colegio Oficial de ingenieros industriales de Bizkaia y de la Fundación Industrial y Tecnológica del Principado de Asturias. Su compromiso y generosidad fueron fundamentales para brindar un respaldo efectivo a los afectados, demostrando, una vez más, la importancia de la colaboración dentro de la profesión.

Ingeniería frente al colapso

Entrando de lleno en los contenidos de la jornada, tras el paso de la dana cerca de un millón de personas enfrentaban serios problemas de abastecimiento de agua, incluyendo la propia ciudad de València. La rotura de colectores impedía la captación de aguas, las estaciones de telemando quedaron arrasadas, sensores inhabilitados y la red sufría innumerables fugas. En las estaciones de tratamiento de Egevasa, los depósitos descendieron al 15%, dejando apenas seis horas de autonomía para abastecer a la población.

A la reducción de capacidad se sumó un aumento de la demanda, agravado por las fugas. “En este contexto, se tuvo que improvisar una instalación para garantizar el bombeo de agua bruta”, explica Juan Ángel Conca.  Fueron días críticos: “Aunque la presión de servicio cayó a la mitad y tardó cinco días en recuperarse, logramos mantener el suministro. Para 15 municipios, entre ellos Chiva y Sot de Chera, se movilizaron camiones cisterna que transportaron 750.000 litros de agua en un centenar de servicios”, señaló.

Imaginación para acortar plazos

Daniel Molina relató una situación crítica similar: la rotura de una conducción esencial amenazaba el suministro en Torrent. En condiciones normales, su reparación habría tomado semanas o meses, pero solo disponían de días, incluso horas. La urgencia exigía soluciones innovadoras, y los ingenieros respondieron utilizando partes de una grúa como infraestructura provisional sobre un cauce, tras cálculos estructurales que garantizaron una resistencia de 24.000 kg. También en el río Magro tuvieron que afrontar una situación parecida, logrando la recuperación del servicio en pocos días.

Otro reto de gran magnitud fue el saneamiento de cientos de kilómetros de la red de alcantarillado anegada en distintos municipios. Una respuesta ineficaz habría supuesto un grave riesgo sanitario. De nuevo, la combinación de creatividad, eficacia y recursos fue clave: Egevasa movilizó 2.860 camiones, habilitó dos depósitos finales y 23 campas intermedias para el almacenamiento de materiales, con el fin de minimizar el impacto ambiental.

En total, 123 estaciones depuradoras se vieron afectadas por la dana, muchas arrasadas debido a su cercanía a los cauces. Aunque todas están hoy operativas, aún requieren la reconstrucción de colectores. Evaluar daños, presupuestar y obtener financiación ha supuesto un esfuerzo titánico, pero esta labor ha evitado serios problemas medioambientales en espacios como La Albufera.

Reconstrucción y resiliencia: los desafíos que vienen

Otra contingencia fue la necesidad de ejecutar una limpieza de urgencia para evitar riesgos sanitarios por la acumulación de agua y lodos estancados. “El primer reto fue identificar los colectores de evacuación preferentes, facilitando el drenaje en cada población y en infraestructuras críticas como ferrocarriles, autopistas, túneles y pasos subterráneos”, detalló Molina. Solo tras esta fase inicial fue posible pasar a una limpieza correctiva planificada. Además, hubo que prestar apoyo a bomberos y cuerpos militares en la apertura de accesos clave a los municipios afectados.

Estos trabajos supusieron multiplicar por diez los recursos humanos y técnicos, y la coordinación de esta ayuda masiva de distintos puntos del país fue otro éxito en sí mismo, señalándose como conclusión que la estandarización de procesos permitió actuar con eficacia desde el primer momento.

“El próximo reto será la reparación de cientos de kilómetros de tuberías y conducciones en decenas de municipios, lo que implicará la apertura de calles y requerirá una planificación minuciosa y grandes dosis de paciencia por parte de la ciudadanía”, indicó Conca.

Por su parte, Molina subrayó la necesidad de diseñar planes de resiliencia ante un escenario cada vez más complejo. “Ante una catástrofe, la recuperación debe ser conjunta, pero también debemos ser capaces de construir infraestructuras más robustas. No podemos evitar los desastres, pero sí mejorar nuestra capacidad de respuesta”, concluyó.

Gestionando residuos sin margen de error

La mañana de la DANA presentó un escenario asimétrico para los responsables de la gestión y eliminación de residuos sólidos urbanos de 46 municipios y 1,6 millones de habitantes. Mientras en las zonas afectadas por la tormenta el servicio de recogida de basuras no había podido salir a la calle, en el resto del área metropolitana la actividad continuaba con normalidad, y cientos de camiones se dirigían a las plantas de gestión.

El problema era que esas infraestructuras del EMTRE, situadas en Quart de Poblet y Manises, estaban inoperativas por distintos motivos. Gestionar toneladas de residuos sin interrumpir el servicio ni dejar de tratar un solo kilogramo, en tales condiciones, fue un reto que exigió un esfuerzo extraordinario. Y no sería el único desafío al que se enfrentarían en los días siguientes.

Un puente en siete días

Durante el mes de noviembre, la recepción de residuos provenientes de los municipios afectados se disparó un 140% en comparación con el mismo período del año anterior. Gestionarlo adecuadamente presentó grandes dificultades debido a la elevada presencia de materiales no reciclables, que debieron ser trasladados al vertedero.

A esta crisis se sumó un problema logístico: el colapso de un puente que impedía el acceso al vertedero. “Ante la urgencia de la situación, fue necesaria una respuesta fulgurante, coordinada entre la Guardia Civil, el departamento de Carreteras de la Diputación y el Ejército, que permitió la construcción de un puente provisional en un tiempo récord de solo siete días”, señaló Eugenio Cámara.

Mientras tanto, durante esa semana, se realizó un acopio masivo de residuos, alcanzando el límite de capacidad y habilitando superficies adicionales mediante procedimientos de emergencia. Gracias a esta rápida actuación, se logró esquivar otra bala en forma de problema sanitario que representaba una amenaza real para la población.

Ecoparques: nueva función y un problema añadido

Ante la gravedad de la situación y la necesidad de concentrar recursos humanos, técnicos y materiales se decidió cerrar temporalmente los 20 ecoparques gestionados por el EMTRE, reasignando esos medios a otras urgencias. “Los camiones se destinaron a los municipios para retirar barro, residuos voluminosos y basuras, con el objetivo de evitar su mezcla y facilitar su tratamiento”, señaló Cámara. Sin embargo, en una triste paradoja, mientras esto ocurría, los alrededores de los ecoparques en municipios no afectados por la dana se llenaban de desechos abandonados por ciudadanos, evidenciando una preocupante falta de civismo.

La gestión de residuos voluminosos, junto con miles de toneladas de cañas y otros elementos arrastrados por el torrente hasta el mar y devueltas por este al litoral, representa un desafío añadido, según explicó el director técnico del EMTRE. Para afrontarlo, la entidad se ha visto obligada a adquirir maquinaria pesada y ampliar las zonas de acopio de materiales, en una labor que aún se prolongará durante meses, pero de la que están saliendo airosos, dentro de las enormes dificultades que siguen aconteciendo.

Invertir en infraestructuras sale menos caro

Según los expertos presentes en la segunda jornada del COIICV, el desafío de construir infraestructuras resilientes es complejo y poliédrico, pues involucra factores económicos, técnicos y ambientales. En este sentido, apuntaron que, en lugar de centrarse únicamente en reforzar las infraestructuras para resistir eventos extremos, es fundamental abordar las causas del problema y optimizar los recursos en medidas preventivas.

La creación de infraestructuras capaces de soportar impactos extremos suele implicar inversiones elevadas. Sin embargo, una estrategia más eficiente podría ser la gestión integral de los recursos hídricos, la optimización de los cauces y la mitigación de los factores que agravan los efectos de fenómenos naturales. Los costos derivados de los daños pueden superar con creces las inversiones necesarias para prevenirlos. “Cada euro invertido en resiliencia reduce significativamente el gasto en recuperación y reconstrucción”, sería la conclusión final.

El conseller Gan Pampols participará en las conclusiones

Para aquellas personas que desean seguir profundizando en estos temas, aún quedan dos sesiones por celebrarse dentro del ciclo “Ingeniería en tiempos de DANA”.

El martes 4 de marzo tendrá lugar la sesión sobre Distribución, Logística y Transportes, con la participación de Esther Carbonell, subdirectora adjunta de infraestructuras de FGV, y Francisco Javier Quiles, director de relaciones externas de Consum.

Finalmente, el miércoles 5 de marzo está previsto un Foro-Debate, que supondrá un cierre de alto nivel para estas jornadas que contará con la presencia destacada de Francisco José Gan Pampols, Vicepresidente Segundo y Conseller para la Recuperación Económica y Social de la Comunitat Valenciana. En este espacio se abordarán las conclusiones clave de las jornadas y se debatirán los próximos retos en materia de infraestructuras, gestión del agua y residuos ante futuras emergencias con representantes de las diversas entidades y empresas que han participado en las sesiones anteriores.

Inscripciones disponibles en este enlace.