VALÈNCIA. Los efectos del tsunami del coronavirus sobre el mercado de trabajo están por ver, pero van a ser profundos. A corto plazo, una destrucción de empleo no vista ni en tiempos de guerra. A medio, tal vez, la consolidación del teletrabajo, la reducción de las casi siempre improductivas reuniones y, probablemente, una reducción de las visitas comerciales y los viajes en favor de las videoconferencias. De una manera u otra, nada será lo mismo. ¿Ha llegado el momento de la reducción de la jornada de trabajo? El Gobierno valenciano cree que sí.
El secretario autonómico de Empleo de la Generalitat, Enric Nomdedéu, apuesta —antes y después de la madre de todas las pandemias— por replantear la secular condición del trabajo como un pilar fundamental de nuestra vida. La clásica jornada de cuarenta horas semanales es «una barrera a la compatibilidad con la vida privada y familiar», dice el alto cargo. De acuerdo con esa filosofía, la Administración autonómica ha anunciado un plan para experimentar con la implementación de la jornada laboral de cuatro días.