VALÈNCIA. La empresa Andreu Barberá, especialista en la fabricación de puertas de acero, se ha convertido en un referente de la innovación gracias a la instalación de tratamientos antibacterianos en sus productos, con el fin de ayudar a prevenir contagios. Aunque la firma valenciana ya venía desarrollando este tipo de tratamientos con anterioridad, la crisis sanitaria ha multiplicado el interés por parte de los promotores y de los despachos de arquitectura, que ahora lo consideran un valor añadido al producto. 

Este tipo de puerta es idóneo para instalaciones como hospitales, centro de salud o residencias para la tercera edad, donde es imprescindible extremar las precauciones, aunque su uso también se puede hacer extensivo a edificios donde haya una gran afluencia o tránsito de personas. 

El sistema consiste en la instalación de una película de PVC con propiedades bactericidas sobre la chapa de metal. También se puede conseguir este mismo objetivo a través de una laca antibacteriana, gracias al uso de determinados productos químicos como los iones de plata. Para extender la protección al conjunto de la puerta, se tienen muy en cuenta las manivelas, puesto que son un importante vector de contagio. En esta zona tan sensible se colocan tratamientos biocidas y también se hace uso del cobre, un material que tiene esas mismas capacidades. 

Andreu Barberá exporta más del 30% de su producción, y recientemente ha participado en un concurso para dotar de puertas a dos hospitales en Sudamérica, siendo las propiedades bactericidas mencionadas anteriormente una cuestión que ha resultado muy bien valorada y puede ser clave en la adjudicación del contrato.

La firma, que cuenta con tres plantas de producción en Paterna, seguirá trabajando junto con sus proveedores en nuevas líneas de investigación que permitan ampliar las funciones de sus profuctos. Cabe destacar que, a lo largo de su historia, Andreu Barberá se ha caracterizado por su carácter genuinamente innovador. Ya a principios de los setenta diseñó y patentó un modelo de puerta metálica ensamblada, siendo la primera fabricada en España sin puntos de soldadura. En la década de los ochenta, Andreu Barberá fue pionero en España con el desarrollo de un producto más técnico y especializado, como es la puerta cortafuegos.