València

València tendría que quintuplicar la extracción de agua del acuífero para autoabastecer a la ciudad

Los cuatro nuevos pozos y potabilizadoras permitirían aumentar la capacidad de extracción en 1.100l/s

  • María José Catalá en una visita a la potabilizadora de Manises.
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VALÈNCIA. El plan de infraestructuras críticas anunciado por la alcaldesa de València, María José Catalá, incluye como una de las principales novedades la construcción de cuatro nuevos pozos con sus propias plantas potabilizadoras, destinados a aumentar la capacidad de extraer y potabilizar agua del acuífero bajo la ciudad en caso de emergencia. Estas plantas, según ha detallado el consistorio, se ubicarán en puntos de Malilla, Pío Baroja, Tres Cruces y la Ronda Nord y en total, permitirían aumentar en 1.100 litros por segundo la extracción de agua del subsuelo.

El acuífero de la Plana de València, al que la alcaldesa se ha referido en varias ocasiones en los últimos días como “el tesoro de València”, es un recurso subterráneo con una extensión de más de 900 kilómetros cuadrados y una capacidad de almacenamiento de unos 2.800 hectómetros cúbicos, este acuífero supera la capacidad de los principales embalses de la región. Actualmente, la ciudad se abastece casi en su totalidad del agua superficial del sistema Júcar-Túria y el plan del Ayuntamiento prevé aumentar la extracción de agua del subsuelo para poder emplearla en situaciones críticas. Un recurso que Catalá ha reiterado que se concibe para escenarios extremos del que ha llegado a afirmar que “ojalá nunca tenga que usarse”.

Capacidad actual de extracción

Según los propios datos que incluye el Ayuntamiento en su plan, la capacidad actual de extracción de agua del acuífero se sitúa en torno a 300l/s a través de los pozos que alimentan la red de baja presión, empleada para el riego y baldeo. Sin embargo, según el técnico de Emivasa, Javier Macián, la ciudad de València necesita unos 1500 l/s de agua potable continuos. Esto supone que València tendría que quintuplicar la capacidad actual de extracción para poder autoabastecerse plenamente con agua del acuífero potabilizada.

El propio plan del Ayuntamiento menciona que un estudio del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) ya aforó los sondeos de sequía en 1995, arrojando un caudal máximo de extracción superior a los 900 l/s. Posteriormente los modelos del IIAMA-UPV, que constataron la viabilidad de abastecer a la ciudad con un caudal subterráneo de hasta 1.000 l/s. Sin embargo, la propuesta actual para los nuevos pozos sumaría a pleno rendimiento -algo improbable que ocurra- los 1.100 l/s, una cifra que a priori excede el límite de viabilidad establecido por el propio estudio. No obstante, todavía faltan numerosos flecos que detallar de estas medidas que abarcan un horizonte temporal amplio.

València necesitará el 'ok' de la CHJ

En cualquier caso, el plan requerirá de la autorización de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) para poner en marcha los nuevos pozos. Desde la CHJ confirman que, por el momento, no conocen los detalles del proyecto aunque avanzan que lo estudiarán. El presidente del organismo de cuenca, Miguel Polo, había sido invitado al acto de presentación del Ayuntamiento de este jueves, pero no acudió alegando motivos de agenda. El Ayuntamiento, por su parte, aseguró que los técnicos municipales y de Emivasa detallarán próximamente el plan a la Confederación.

En este sentido, el trabajo de fin de máster de la ingeniera Ariadna Callea, realizado en el IIAMA-UPV en 2019, ya analizó la viabilidad de utilizar el acuífero de la Plana de València como fuente complementaria de abastecimiento para la ciudad y su área metropolitana. Mediante un modelo numérico de flujo subterráneo, Callea evaluó distintos escenarios de explotación. En el más conservador, el acuífero podría aportar 1.000 litros por segundo de forma continua, reforzados por hasta 1.600 l/s adicionales en situaciones de emergencia a través de baterías de pozos. Sin embargo, las simulaciones muestran que en contextos de descenso de la precipitación del 12 % al 20 %, el almacenamiento del acuífero se reduciría rápidamente —unos 82 hectómetros cúbicos en apenas cuatro años—, lo que evidencia que estos caudales no serían sostenibles a largo plazo. Callea apela a una gestión sostenible del recurso hídrico. Un "uso racional" que desde el consistorio han citado en varias ocasiones en la presentación de su plan.

Riesgo de intrusión marina

Uno de los riesgos que señala Callea sobre la explotación del agua del subsuelo es la intrusión marina. Un fenómeno que ocurre cuando se extraen grandes volúmenes de agua dulce de un acuífero, lo que reduce la presión subterránea y crea un vacío que el agua salada del mar, más densa, se apresura a llenar. Esta salinidad, al penetrar en las reservas de agua dulce, las contamina, haciéndolas inservibles para el consumo humano. Sin embargo, la investigadora señala que sin un estudio complementario no se puede realizar un diagnóstico preciso del alcance del problema de intrusión marina, ni de cómo afectan las detracciones de emergencia que propone en su estudio. “La Plana de Valencia Norte se encuentra actualmente en riesgo de intrusión marina, de modo que si se empieza a bombear por encima de la tasa de recarga existe la posibilidad de que el problema se agrave”, recoge su trabajo de final de master.

 

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