VALÈNCIA. En un mundo que cambia a gran velocidad, los pediatras se enfrentan a desafíos nunca vistos: desde la alarmante crisis de salud mental infanto-juvenil hasta el impacto de las nuevas tecnologías en el desarrollo físico y emocional de los más jóvenes, pasando por la obesidad o el aumento de enfermedades crónicas como el asma o la diabetes. Los pediatras Mª Luisa Mompó y Sergio Negre, coordinadores del servicio de Pediatría del hospital Quirónsalud Valencia, analizan en esta entrevista el presente y futuro de la salud infantil en España, y cómo los avances tecnológicos y las innovaciones científicas podrían transformar la atención pediátrica en los próximos años.
La pediatría entra en una nueva era. A medida que emergen riesgos antes impensables -desde la desigualdad social hasta los efectos del cambio climático- los profesionales de la salud infantil se ven obligados a revisar sus viejos manuales. Ya no basta con escuchar síntomas y prescribir tratamientos: hoy, comprender el contexto en el que crecen los niños es tan decisivo como cualquier exploración clínica. Las brechas socioeconómicas, el acceso desigual a recursos o la exposición a entornos cada vez más extremos están marcando la salud de la infancia tanto como cualquier virus.
En este escenario, los pediatras reclaman alianzas sólidas entre centros de salud, escuelas y familias para abordar desafíos que se han vuelto estructurales: obesidad infantil, trastornos emocionales, enfermedades crónicas que aparecen cada vez antes. Mirando al futuro, defienden con insistencia la necesidad de reforzar los sistemas de prevención y de apostar por programas educativos que arraiguen desde los primeros años, porque la salud infantil -advierten- debe seguir siendo una prioridad política antes de que se convierta en una emergencia social. Y para ello, señalan dos pasos clave: "fortalecer la Atención Primaria pediátrica y garantizar un acceso equitativo a los servicios de salud”.
Salud mental infanto-juvenil, España a la cabeza de Europa en casos
La salud mental se ha convertido en uno de los mayores desafíos para la pediatría en España. En los últimos años, la prevalencia de trastornos emocionales, como la ansiedad y la depresión, ha experimentado un incremento alarmante. Según el Dr. Sergio Negre y la Dra. Mª Luisa Mompó, coordinadores del servicio de Pediatría del hospital Quirónsalud Valencia, "España lidera en Europa la prevalencia de problemas de salud mental entre niños y adolescentes, con el 20,8% de los adolescentes de 10 a 19 años padeciendo algún tipo de problema de salud mental diagnosticado".
Esta tendencia ha crecido exponencialmente en los últimos años, con un notable aumento en los trastornos entre los jóvenes. Entre la población de 15 a 29 años, quienes afirman padecer problemas de salud mental con alta frecuencia pasaron del 6,2% en 2017 al 17,4% en 2023, siendo casi el doble de mujeres que de hombres.
Un dato preocupante es que "el 70% de los trastornos mentales se inician antes de los 18 años", explican. El suicidio ha pasado a ser una de las principales amenazas para la salud adolescente, y las estadísticas demuestran una incidencia especialmente alta en las jóvenes. "El suicidio es, lamentablemente, una de las principales causas de mortalidad en adolescentes", añaden, resaltando la importancia de la intervención temprana.
Ambos reconocidos especialistas coinciden en que el papel de los pediatras es fundamental en la detección precoz de estos problemas: "El pediatra juega un papel clave en la atención primaria, siendo el primer punto de contacto para detectar señales de alerta y derivar a los profesionales correspondientes", señalan.
El impacto de las tecnologías digitales en la salud infantil
El uso de dispositivos digitales es una de las principales preocupaciones para los pediatras hoy en día, ya que su excesiva exposición tiene consecuencias negativas tanto a nivel físico como mental. El Dr. Negre describe los efectos más comunes de la exposición a las pantallas: "La fatiga visual, la miopía progresiva, el dolor cervical y las cefaleas son solo algunos de los problemas físicos más frecuentes relacionados con el uso excesivo de dispositivos".
Pero los efectos no se limitan solo a lo físico. La Dra. Mompó explica que "la luz azul de las pantallas afecta al ciclo circadiano, alterando el sueño y provocando somnolencia diurna, cambios de humor y problemas en el desarrollo cerebral".
El sedentarismo asociado con el uso prolongado de pantallas también es un problema creciente. "La obesidad infantil está íntimamente relacionada con el tiempo que los niños pasan frente a una pantalla", advierten. Además, los estudios apuntan a que los niños que pasan más tiempo frente a las pantallas tienen un mayor riesgo de desarrollar problemas de atención y dificultades en el rendimiento académico: "un estudio canadiense reveló que el exceso de pantallas en edad preescolar aumenta 6 veces el riesgo de problemas atencionales", aseguran.
Vacunación: balance positivo con retos pendientes
En términos de vacunación, España ha logrado avances importantes, pero también enfrenta desafíos significativos. La cobertura de vacunas, aunque alta, presenta variaciones notables entre comunidades autónomas. Según los datos más recientes, "la cobertura de vacunación antigripal infantil alcanzó el 48,2% en 2024-25 entre niños de 1 a 5 años", explican el Dr. Negre y la Dra. Mompó, aunque advierten que las cifras todavía están lejos de ser ideales.
Uno de los mayores retos es la desinformación sobre las vacunas. En un contexto de globalización de la información, resaltan que "la desinformación sobre las vacunas está en auge, alimentada por las redes sociales y, en algunos casos, los medios tradicionales". La comparativa de opiniones, entre expertos y difusores de información errónea, pone en riesgo la salud pública: "Muchas veces desde la propia televisión se pone al mismo nivel la opinión de difusores de bulos que la de los médicos, lo que puede generar confusión entre los padres".
El aumento de enfermedades crónicas:
Las enfermedades crónicas no transmisibles, como el asma, las alergias y la diabetes tipo 1, están aumentando en la población infantil de España: "El 5,7% de los menores de 14 años sufren de asma y el 11,4% de algún tipo de alergia", lo que representa un número significativo de niños que requieren seguimiento especializado. El asma, por ejemplo, "es responsable del 75% de los casos de mala calidad de vida en la población infantil, y un 62% de los ingresos hospitalarios se deben a problemas relacionados con esta enfermedad", explica el doctor Negre.
El aumento de enfermedades como la enfermedad inflamatoria intestinal y la esofagitis eosinofílica también es una preocupación creciente: "La emergencia climática y los cambios en los ecosistemas microbianos, junto con las características de nuestra sociedad, son factores clave en este aumento".
Mirando al futuro: la medicina personalizada
El futuro de la pediatría está marcado por avances científicos y tecnológicos que prometen transformar el tratamiento de enfermedades pediátricas. Uno de los avances más prometedores es la medicina personalizada, que se enfoca en tratamientos adaptados a las características genéticas de cada paciente. "Las terapias genéticas personalizadas representan uno de los avances más prometedores en medicina pediátrica".
Un ejemplo reciente de este avance es el uso de la tecnología CRISPR para tratar enfermedades metabólicas raras. "En 2025, un bebé con una enfermedad metabólica rara se convirtió en el primer paciente en recibir una terapia génica personalizada con tecnología CRISPR, desarrollada en apenas seis meses. Este avance marca el inicio de una nueva era en medicina de precisión, con potencial de escalar las terapias personalizadas a miles de pacientes con mutaciones únicas", explican ambos pediatras del Hospital Quirónsalud Valencia. Este tipo de innovaciones está cambiando el panorama de la medicina pediátrica y podría tener un impacto significativo en el tratamiento de enfermedades raras y complejas en los próximos años.
Además, la Dra. Mompó destaca que "el conocimiento de la microbiota individual y del entorno permitirá comprender mejor la interacción vital entre nuestras células, nuestro entorno y las bacterias que nos permiten vivir", lo que podría abrir nuevas vías para el tratamiento de enfermedades relacionadas con el microbioma.
Enfoques para una salud infantil más sostenible
La medicina preventiva se está convirtiendo en una prioridad. Según los expertos, la promoción de estilos de vida saludables es una de las mejores herramientas para prevenir enfermedades en la infancia. "La educación en hábitos saludables desde la infancia será clave para garantizar una vida adulta saludable", explican los expertos. La prevención de la obesidad infantil y el fomento de la actividad física son áreas en las que se están implementando estrategias en toda Europa, como las "Schools of Health", que buscan incorporar la educación para la salud en el ámbito escolar.
Otro aspecto importante es el cribado genético temprano, que está ganando relevancia en la medicina preventiva. "El cribado genético temprano será una estrategia fundamental para identificar riesgos y enfermedades antes de que se desarrollen", señalan. Este enfoque permitirá una atención más personalizada y preventiva, anticipándose a posibles problemas de salud en los niños.
El futuro de la salud infantil en España
El mensaje final de los doctores Mompó y Negre es claro: invertir en la salud infantil no solo es fundamental para el bienestar de los más pequeños sino también para el futuro de la sociedad en su conjunto. "Es imprescindible priorizar las estrategias de salud en infancia y adolescencia", afirman, porque “la salud infantil tiene una conexión íntima con el bienestar social y económico a largo plazo, por lo que es fundamental que se invierta más en este sector, tanto en investigación como en la mejora de los servicios sanitarios”.
En un país que envejece y encara transformaciones profundas, su voz adquiere un peso difícil de ignorar. Los especialistas recuerdan que cada euro destinado a la salud infantil es, en realidad, una inversión en cohesión social, productividad futura y resiliencia colectiva. Apostar por una infancia más sana -insisten- no es solo una cuestión sanitaria, sino una decisión estratégica de país. El debate está servido: ahora corresponde a las instituciones convertir estas advertencias en políticas reales y sostenidas en el tiempo.