Justo en estos días en los que hemos rememorado la detonación de las dos bombas atómicas sobre Japón, se produce una nueva escalada con la atómica Corea del Norte como protagonista
VALÈNCIA. No será la primera vez que lean al respecto ni la última, hace sólo unos días Félix Tena, compañero de Valencia Plaza, describía magníficamente el lanzamiento de las bombas atómicas desde una perspectiva muy emotiva, y muy en línea con el profesor Tsuyoshi Hasegawa de la UCSB-USA. En estas líneas vamos a tratarlo desde una perspectiva más histórico-estratégica, y con una derivada, o analogía, en cuanto un posible ataque preventivo o resolutivo de alguna de las dos partes en la actual crisis nuclear coreana.
Cuentan que Napoleón Bonaparte en La Paz de Tilsit tras vencer al Zar Alejandro I en la batalla de Friedland pronunció esa famosa frase de "La victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana". Es por eso que los análisis tras las victorias tienen más ligereza de ánimo, respecto de aquellos que se realizan desde la derrota, por eso lo puesto en palabras de Dwight D. Eisenhower, Comandante Supremo de los Aliados en el frente Europeo, sobre lo innecesario de los bombardeos atómicos hay que ponerlo más que en duda (no ya que lo dijera si no que incluso lo pensase), sobre todo teniendo en cuenta su parte de responsabilidad en los bombardeos sobre las ciudades alemanas como la de Dresde (en las que murieron centenares de miles de civiles), y que sí que fueron inútiles, pues tanto el frente oriental como occidental se estaban desmoronando y faltaba si llega un trimestre para la derrota final del III Reich.
Retomando los bombardeos atómicos y la decisión política de realizarlos, pues los militares son instrumentos en las guerras y no son los responsables (por si algún forofo del pacifismo lo olvida), tengamos en cuenta lo manifestado por Harry S. Truman tras el lanzamiento nuclear sobre Nagasaki. "La usamos para acortar la agonía de la guerra, para salvar las vidas de miles y miles de jóvenes estadounidenses". Los cálculos de los norteamericanos eran muy claros, por ejemplo en la batalla de Okinawa (una isla) entre abril y junio de aquel 1945 supuso algo más de 12.000 muertos USA para ocupar sólo unos 1.200 kms cuadrados, a unos 800 kms de la metrópoli, cuántas vidas costaría ocupar los más de 370.000 kms cuadrados, pues por una sencilla regla de tres (que no es fiable ¡ojo¡, pueden ser menos o más) serían casi 4.000.000 de soldados y votantes norteamericanos los que morirían, una barbaridad y que además tenían a su vez 8.000.000 de padres, también votantes, ¿creen que el presidente tenía otra elección? retrasar la guerra, con bajas en algunos momentos (como en esa batalla) de más de 150 muertos al día, ¿qué dirían los votantes sobre tantos fallecidos?.
Pero aquellas terroríficas bombas, que por supuesto lo fueron, ¿saben cuántas vidas japonesas evitaron que muriesen, usando la misma ratio?. Pues unos 34.000.000 de soldados con sus correspondientes 68.000.000 de padres otra barbaridad, que creen que hubieran preferido ese oprimido pueblo oriental, ¿que muriesen más de treinta millones de soldados japoneses defendiendo a su divinidad el Emperador HiroHito, o tristemente un par de cientos de miles de indefensos civiles?. Ya sé que suena mal pero esta elección es como elegir entre amputar una extremidad o de dejar que un cuerpo muera de gangrena.
El ataque nuclear fue resolutivo para el fin de la guerra, y aunque terrorífico, finalmente salvo más vidas de las que eliminó; y ¿qué derivada o consecuencia trae consigo está decisión con la actual escalada con Corea del Norte y su amado, aunque sea a la fuerza, gran líder Kim Jong-un? , pues como les he transmitido en otras ocasiones, en toda Crisis hay que esperar lo más razonable, pero estar preparado para lo más desfavorable, porque puede ocurrir de todo, buscando siempre en todo caso el mal menor.
La primer posibilidad, la más beneficiosa para todos, es que la crisis quede en nada, en una bravuconada más de un régimen totalitario (como las de Nicolás Maduro) con un chico grande a su frente, y que aunque no pase nada, aparentemente, tiene un elevado coste económico, además del emotivo, no debe ser nada agradable ser vecino de un excéntrico de sonrisa y gatillo nuclear (posiblemente) fácil. El coste material suponen millones e incluso miles de millones de dólares gastados en la carrera de armamentos en aquella región, sumado al coste logístico de los despliegues de barcos, aviones y unidades, por ejemplo de misiles interceptadores en en toda esa área, ahora le ha tocado especialmente a la antigua isla española de Guam ser el blanco del desafuero totalitario de la primera dinastía comunista del mundo. Pero también están los costes indirectos o daños colaterales que ese miedo, ese terror (ya saben aquello de que el terrorismo es la continuación del totalitarismo por otros medios, parafraseando a Carl Clausewitz), infringe en nuestras bolsas y mercados financieros (existe un interesante estudio de Mikel Buesa y otros autores sobre esta relación terrorismo y mercados financieros). En este primer supuesto el que lleva la iniciativa y la libertad de acción basada en la disuasión nuclear es el líder norcoreano, que parece seguir las enseñanzas en parte del tratadista General André Beaufre.
La segunda contingencia, la más perjudicial para todos, es que el conflicto bélico estalle, y ya se sabe que las guerras se sabe cómo empiezan pero no cómo terminan. El inicio de las hostilidades por parte norcoreana sería como consecuencia de una falta de estabilidad del régimen comunista, que pusiera en peligro su supervivencia misma, y que aunque ahora mismo parece muy estable una escalada no ya verbal sino con hechos, como el lanzamiento por su parte de más misiles (con sus posibles fallos técnicos), conllevase unas legitimas reacciones y acciones de defensa incluso preventivas por la otra parte, dado que ante el riesgo de haber ya conseguido la miniaturización del arma nuclear, y la posibilidad de su instalación en un cohete balístico, lo hace ser una amenaza mucho más peligrosa.
Por lo que, y este seria el supuesto del inicio de hostilidades por la parte de sus vecinos occidentales (posibilidad más lejana), qué hacer ante un chantajista que amenaza con usar la violencia a sus vecinos, cuando la está usando ya contra los suyos, esperar que en un momento de debilidad y de necesidad use la guerra como aglutinante nacional, o estos vecinos occidentales deberían responder de forma cada vez más contundente, estando en alerta para que ante cualquier signo desencadenante de conflicto realizar un ataque preventivo (ya se que suena también políticamente incorrecto), pero piensen si amenazan con un cuchillo a su hijo y usted tiene un medio de defensa incluso superior, van a esperar a que ataquen a su descendencia y entonces responder, o defenderían a su hijo justo antes de que le atacasen (ataque preventivo).
Difícil solución a este problema (dilema) del Lejano Oriente, que no por estar muy distante no nos afecta. En lo humano seguro, y en lo económicamente por supuesto que si; esperemos que Corea del Norte tenga una salida al estilo de la implosión de la URSS y no estalle ninguna guerra, aunque de todas formas hay una nación que tiene mucho que ayudar a solucionar esta crisis, siendo bastante responsable de lo que pasa. Comprenderán que me refiero a China, que por supuesto tiene mucho más que implicarse, pues hasta el momento ha hecho mas bien poco. Después que no se queje en foros multilaterales.