En los momentos más difíciles, es cuando una comunidad demuestra su verdadero valor. Y Valencia, una vez más, ha mostrado al mundo que su mayor fortaleza radica en su gente: solidaria, comprometida, resiliente y capaz de levantarse en las situaciones más extremas.
El pasado 29 de octubre, nos enfrentamos en 79 municipios de la provincia de Valencia a una catástrofe sin precedentes: 222 personas fallecidas, 4 desaparecidos, 562 km2 devastados, 845.000 ciudadanos afectados, cerca de 37.000 personas rescatadas, 57 centros de salud dañados, 421 farmacias con destrozos, 115 centros educativos y 126 residencias sociales inundadas, 120.000 vehículos perdidos, 54.000 hectáreas de cultivo perjudicadas, 48.000 empresas afectadas (suponen un 27% del total de la provincia), 57 polígonos industriales damnificados con más de 10.500 millones de € en daños, 123 depuradoras cebadas por el temporal y un largo etc. de vías ferroviarias, caminos, redes de saneamiento e infraestructuras destrozadas.
Datos escalofriantes que vislumbran lo difícil que será volver a la normalidad en el corto plazo y los ingentes recursos que harán falta para recuperarnos. Las cifras van variando a medida que avanzan los trabajos de inspección, reparación y reconstrucción si bien, a buen seguro, el esfuerzo será mayúsculo y nuestra fortaleza económica será indispensable.
Con todo, la actividad económica de la provincia en su conjunto se ha frenado, también de forma drástica la del Cap i Casal, lo que hace necesario actuar de forma rápida y trabajar con el objetivo de que, después del drama vivido en las últimas semanas, la situación no se complique con una crisis económica que empeore aún más la situación si cabe.
En el Ayuntamiento de Valencia debemos mirar hacia adelante y apostar por la reactivación de los sectores económicos más afectados. Seguimos centrados en la atención a las zonas y vecinos de nuestras pedanías del sur, si bien, al mismo tiempo, la reactivación económica se presenta ahora como una necesidad urgente, también por su contribución a la economía del resto de municipios afectados.
Estamos de luto. Y, a la vez, ahora hay que levantarse. El empleo es uno de los pilares de la reconstrucción. Muchos vecinos de la zona cero de la Dana trabajan en la capital. Y viceversa. Valencia debe ser motor de la recuperación. Eso sí, trabajando sin descanso. No como si nada hubiera pasado, sino a pesar de todo.
Uno de los sectores más afectados de la ciudad ha sido el turístico, fundamental para nuestra economía. El turismo genera empleo e ingresos; revitaliza la vida urbana, llena nuestras calles de energía y nos conecta con el mundo.
Por ello, la alcaldesa MªJosé Catalá presentó hace unos días la mayor campaña de promoción turística de la historia de esta ciudad, con una inversión histórica de 1,5 millones de euros que busca mostrar una Valencia que sigue siendo el mejor lugar del mundo para vivir y disfrutar.
El turismo representa el 15% del PIB local, no solo sostiene empleos, sino que también impulsa otros sectores estratégicos. La cadena de valor del turismo es muy extensa: de agricultores a taxistas, pasando por recepcionistas y comerciantes, cada pieza del engranaje es crucial para el funcionamiento de esta industria. Recuperar esta actividad significa, en esencia, devolver la esperanza y la estabilidad a miles de familias.
Mientras en la cabeza de todos los valencianos sigue golpeando con fuerza la fatídica frase de Pedro Sánchez “Si quieren más recursos que los pidan”. Nosotros no paramos de pedirlos, alto y claro.
Por lo que respecta al sector turístico, Ayuntamiento y Generalitat nos hemos reunido con Turespaña para pedirle al gobierno central un Plan Valencia. Un plan específico para impulsar la reactivación del sector turístico en nuestro territorio, reforzando la promoción en mercados objetivo y creando una nueva propuesta turística basada en la naturaleza, el deporte y la gastronomía que impulse las pedanías sur de Valencia.
La unión de esfuerzos entre administraciones, el sector privado y la comunidad es fundamental para superar este desafío. Valencia estará a la altura, pero necesita que todas las instituciones involucradas asuman su responsabilidad sin titubeos, con celeridad y contundencia.
Los valencianos hemos demostrado, una vez más, nuestra capacidad para enfrentar la adversidad con unidad y determinación. La reactivación del turismo no es solo una estrategia económica, sino un símbolo de fortaleza y de orgullo colectivo.
Hoy, más que nunca y a pesar de todo, Valencia está en pie y lista para recibir al mundo como siempre lo hemos hecho. Por eso te invitamos a venir, porque como dice el lema de nuestra campaña “verte en Valencia nos alegra el corazón” y te aseguramos que el tuyo también se alegrará disfrutando de lo nuestro.