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Víctor Resco de Dios: “Para mitigar el cambio climático tenemos que cortar árboles”

11/02/2023 - 

VALÈNCIA. Víctor Resco de Dios, doctor por la Universidad de Wyoming y profesor de ingeniería forestal en la Universidad de Lérida, es de esas personas que tiene la capacidad de generar un intenso murmullo durante su intervención encima del escenario de un auditorio. Para mitigar el cambio climático lo que hay que hacer es reducir el número de árboles. Si hacemos plantaciones y nos olvidamos de ellas estamos creando los futuros incendios forestales”, expuso el pasado martes en II Jornada Comunicar Emergencias celebrada en la Universitat de València, lo que generó la sorpresa de un buen número de asistentes.

Resco de Dios es consciente de que, a nivel cultural, es complicado entender la necesidad de cortar árboles: “dicen que eres un ecocida”. No obstante, reclama cambiar esta actitud porque “cortar árboles es bueno para el bosque y favorece nuestra seguridad”. El objetivo es disminuir la densidad de árboles para asegurar bosques “con buen estado de salud y sin una competencia excesiva entre árboles”.

Un exceso de plantaciones, explica Resco de Dios en declaraciones para ValenciaPlaza, provoca un aumento de la biomasa, lo que hace más probable que ocurran los incendios, que producen el 10% de las emisiones a la atmósfera, lo que contribuye al cambio climático. La gestión forestal implica la extracción “poco a poco de la biomasa, siempre garantizando la viabilidad y la sostenibilidad de los bosques”. 

Reducir el combustible de los incendios forestales

Unos bosques con un buen estado de salud y sin una competencia excesiva favorecen la reducción de los incendios forestales, pues el combustible es menor y menos inflamable. Resco de Dios critica que se use el cambio climático como el motivo de los incendios y no se tomen medidas, pues, aunque “el cambio climático agrava el problema, podemos actuar sobre el combustible”. Para que se produzca un incendio forestal es necesario que exista combustible. Hay especies, como los pinos, que tardan mucho en crecer, por lo que se abandonan y no se cuidan, lo que convierte las plantaciones de esta especie en combustible altamente inflamable. 

Varias personas observan las llamas del incendio en Bejís desde El Toro. Foto: ROBER SOLSONA/EP

Del combustible depende, en gran medida, la dimensión y propagación del fuego. El cambio climático juega un papel en esta ecuación como “catalizador” del combustible, pues genera unas condiciones atmosféricas más propensas a que surjan y se propaguen los incendios, pero el doctor rechaza usar el cambio climático como causa única de los grandes incendios. “No podemos permitir que se aproveche el cambio climático como causa única de los incendios. Los políticos, da igual de izquierdas que de derechas, se apropian de un mito y lo explotan”, denuncia el profesor de la Universidad de Lérida. 

Incendios cada vez más grandes e intensos

En la actualidad, los incendios que se producen son los llamados de sexta generación, que se caracterizan por generar una gran energía y radiación que produce una tormenta que, al descargar, provoca un aumento de la velocidad del viento, lo que hace que el incendio se comporte de forma errática. Además, explica el profesor, se está entrando en una era donde existen más fuegos que entran en la definición de incendios extremos

Zona afectada por el incendio de Bejís del verano de 2022 Foto: JORGE GIL/EP

“Los incendios extremos no son nuevos, pero su frecuencia está aumentando”, expone Resco De Dios, quien explica que un incendio extremo es aquel que no se puede revertir ni controlar con los medios de extinción disponibles. Por definición se trata de aquel que quema con unas intensidades mayores a los 10.000 kW/m, es decir, 5.000 veces más la intensidad de la de un radiador doméstico.

Falta de educación ambiental

“Tenemos una falta de educación ambiental que nos hace ver las motosierras como algo negativo para los bosques”, considera el doctor por la universidad de Wyoming. Resco de Dios cree que los esfuerzos en esta materia se deberían centrar en que la sociedad sea consciente de la necesidad de gestionar los bosques para que la reducción de masa forestal sea visto como algo positivo. 

Incendio en la Comunitat Valenciana  Foto: ROBER SOLSONA/EP

“Los políticos no toman las medidas necesarias porque ningún político quiere gestionar en contra de la opinión pública”, apunta el profesor de la Universidad de Lérida, quien recalca que los incendios a día de hoy no son un problema científico ni técnico, sino político: “ningún legislador quiere hacerse un harakiri político”

En números, el aumento de este tipo de incendios, se traduce en se hayan producido un 5% más víctimas mortales por incendios en la Unión Europea que víctimas por terrorismo. Las cifras globales giran en torno a los 330.000 fallecidos por inhalación de humo, con especial impacto en África e Indonesia. Además, el fuego tienen un gran impacto en ámbitos como el climático (provocan el 10% de las emisiones) y el sector turístico (30.000 evacuados), entre otros. 

Incendio de Vall d'Ebo Foto: EFE/Natxo Francés

La prevención es diez veces más barata que la extinción

Las políticas actuales frente a los incendios se basan en la extinción de los mismos. El objetivo es el de apagar los incendios, hacer nuevas plantaciones con las que compensar el CO2, y crear más áreas protegidas, lo que, a juicio de Resco de Dios, dificulta la gestión forestal. El profesor aboga por medidas como permitir que los fuegos de invierno, más controlables que los de verano, se dejen arder para que actúen “como una medida de pasto del combustible”. Recuperar actividades como la ganadería extensiva, que en la Comunitat el Consell subvencionase plantea como otra de las medidas para reducir los grandes incendios, ya que, con el pasto, los animales reducen la cantidad de combustible. 

Mientras el coste de extinción está en torno a los 19.000 euros por hectárea, la prevención cuesta unos 2.000 euros por hectárea y permite reducir los incendios a largo plazo. Además, las medidas de prevención permiten un mejor aprovechamiento energético al extraer biomasa y generar biocombustibles. “Si invertimos en prevención reduciremos el gasto y tendremos un mejor beneficio a largo plazo. Haciendo los números la cosa sale”, asegura Resco de Dios. 

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