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políticos al habla / OPINIÓN

Vidas heróicas y políticas valientes

29/03/2019 - 

A menudo solemos pensar que los héroes y las heroínas son quienes realizan alguna hazaña y se convierten en protagonistas de acciones extraordinarias porque salvan vidas, evitan catástrofes o destacan por encima de todas las demás personas por sus cualidades o dotes especiales que los hacen únicos. En el cine, en el cómic, en los medios de comunicación y en las redes son las maneras de identificarlos. Son pocas las ocasiones en las que se pone el foco o visualizamos héroes y, muy especialmente, heroínas en nuestro entorno cotidiano; pero existen. No lo son por una acción ni por sus cualidades. Lo son por sus vidas. Hoy quiero escribir sobre esas vidas heroicas y sobre las políticas que estoy segura esperan de quienes gobiernan o legislan, de cuantos, en definitiva, dicen querer representarles. 

Yo llamo vidas heroicas a aquellas marcadas por la pobreza. A las que viven a diario seres anónimos con rostro de hombres, de mujeres y también de niños y niñas. A esas vidas de quienes Galeano llamaba los nadies: "Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte".

Siempre hemos sabido que la riqueza se heredaba, hoy desgraciadamente sabemos que también se hereda la pobreza. La OCDE estima que son necesarias cuatro generaciones -unos 120 años, casi nada- para que una familia situada en el 10% más pobre alcance ingresos medios. No hay garantías para que la generación siguiente viva mejor que la anterior, antes al contrario. España –dicen las estadísticas- es el cuarto país más desigual de la Unión Europea. Las diferencias entre ricos y pobres han aumentado en nuestro país durante la crisis hasta el punto que ocupamos el segundo puesto en la Unión Europea en que esa distancia ha aumentado más. Y el crecimiento económico no ha beneficiado a los hogares con ingresos más bajos. O dicho de otro modo la recuperación económica no se ha traducido en una recuperación social.

En materia de empleo ocupamos el tercer puesto por la cola (tras Rumanía y Grecia) con un 13,1% de trabajadores por debajo del umbral de la pobreza. La mitad de todas las personas que abandonan prematuramente sus estudios pertenece al 20% de hogares con menos ingresos. Y la sobrecualificación castiga en mayor grado a las mujeres y a los jóvenes con menos ingresos. Pero pese a ser de los países más desiguales, incomprensiblemente y como una suerte de maldición, somos los más inmóviles en implementar políticas que atajen esa situación que condena a la pobreza a tantas vidas heroicas. 

Montiel, Puig y Oltra, en los instantes previos a la firma del Pacte del Botànic. Foto: KIKE TABERNER

En la Comunitat valenciana lo tuvimos claro desde el primer momento, no había tiempo que perder. Era necesario aplicarse desde el primer minuto a construir los verdaderos mimbres con los que reducir los niveles de desigualdad, con los que hacer frente a la cruda y dura realidad de la pobreza. Quisimos que sintieran el respaldo institucional quienes no pueden más, porque nada tienen en materia de vivienda, sanidad, educación y sustento vital. El Pacto del Botánic demostró que era el tiempo de las políticas valientes, de una alianza entre lo urgente y lo importante. Aquí en tierra valenciana decidimos no quedarnos inmóviles, lo habíamos estado durante demasiado tiempo bajo el reino de los populares.

Necesitábamos un verdadero sistema de protección social para rescatar a la población y reducir la pobreza. No existía. Nadie antes se interesó en diseñarlo. Al Partido Popular nunca le interesaron los nadies ni sus vidas heroicas. Pero nosotros no somos ellos. Hemos puesto rostro a esa pobreza que mayoritariamente es de mujeres monoparentales, niñas y niños, migrantes y personas sin estudios. Son sujetos de nuestras políticas. Hoy tenemos los mimbres de un sistema de protección a la altura. No lo decimos nosotros, lo reconocen las organizaciones sociales que tanto tiempo lo han reclamado. Hemos alumbrado el derecho a una renta de inclusión, un impuesto de la renta más progresiva en la que paguen más los que más tienen, una ley de servicios sociales inclusivos, una ley de derechos y garantías para la infancia y adolescencia, un copago farmacéutico que beneficia a los hogares más vulnerables, a 400.000 niñas y niños de esta Comunitat. Y mucho más.

Y toca seguir “de valent” haciendo realidad un parque público de vivienda que de opciones de vida digna a tanta gente que la necesita con más alquileres sociales, que acaben por fin con los desahucios. No hay vida digna sin vivienda. Y asegurar una educación pública de cero a tres años para igualar desde la base a toda nuestra infancia. Y acertar con políticas activas de empleo digno. Toca transformar. Pero también mejorar, haciendo eficaces las medidas que diseñamos, agilizando sus trámites para que lleguen cuanto antes. Hemos de consolidar sin dejar de avanzar. Todo lo hecho no puede quedar en papel mojado, hemos empezado sólo a escribir la historia de un nuevo tiempo. Nadie puede arrebatarnos ya la libertad de decidir comparando.

Decía Hannah Arendt que el "remedio frente a la imposibilidad de predecir, la caótica inseguridad del futuro, se halla en la facultad de hacer y mantener las propuestas". Hoy es posible juzgar con hechos en tierras valencianas, pero también en España. Son por fin las acciones y no las promesas las que deben primar en política. Las palabras no dan de comer, no remueven obstáculos para la igualdad, no mejoran las vidas heroicas de quienes sufren en silencio. Las políticas valientes sí, son las que hacen a la ciudadanía dueña de su propio destino sin quedar a merced de nadie ni siquiera de la nada misma.  No hay quien nos salve más que nosotros mismos. En nosotras está el futuro. Y tenemos la oportunidad de volverlo a hacer posible el 28 de Abril en el País Valencià y también en España. En Abril aguas mil, por eso espero que ese día llueva buena suerte a cántaros para la mayoría, pero muy especialmente para esas vidas tan vulnerables como dignas.

Fabiola Meco es diputada autonómica y portavoz adjunta de Podem en Les Corts

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