El espacio, que ahora se oferta también a modo de galería expositiva, recoge una muestra colectiva de 25 artistas valencianos que hacen Un paseo por las calles a través de sus intervenciones
VALÈNCIA. En pleno centro del barrio del Carmen se encuentra Vinyl Eye, un espacio que se va acercando, poco a poco, más al concepto de una galería. Su encargado, Arturo Chavarría, comenzó su labor de curator del arte urbano con tan solo ocho nombres valencianos, que dieron comienzo a su "catálogo" hace cosa de cinco años. Artistas como Barbiturikills, Disneylexia y La Nena Wapa Wapa (entre otros) fueron la base de este espacio, que expone a principios de cada vez la obra de un artista urbano: "Esto durante cinco años ha permitido generar un catálogo muy extenso, que poco a poco genera más reclamo”, comenta Chavarría con orgullo.
El reclamo podría ser comparable con el que genera la galería Sabotage, que forma también parte del circuito del arte urbano que crece sin medida. La diferencia es que Vinyl Eye mantiene sus exposiciones de forma más efímera, pero una vez concluyen el artista ya reside en el espacio para siempre como si fuera su refugio: “No solo se trata de conocer a los artistas, sino de ponerlos en contacto con la sociedad”, comenta Chavarría, quien establece este contacto para velar por el anonimato de algunos de ellos: “Muchas veces viene la gente a Vinyl Eye para coger cosas directamente de los artistas, a través de nuestro espacio. Un buen ejemplo es el de las pegatinas: alguien se va de viaje y quiere las pegatinas de cierto artista para promulgar su mensaje”.
De esta misma forma tanto aficionados al arte urbano como coleccionistas (también llamados hunters) establecen un nuevo punto de encuentro. Ahora se reúnen, a modo de celebración, 25 de ellos. Lo hacen hasta el 30 de julio en la muestra Un paseo por las calles, en la ponen en común su trabajo alternando entre todo tipo de estilos y técnicas. Con una mezcla variada que va de la fotografía a la poesía pasando por trabajos sobre cerámica, corcho y madera se conforma un relato de exploración y encuentro entre artistas urbanos y viandantes. Por primera vez los elementos, que de normal coinciden en los muros de las calles, se concentran en una muestra colectiva que los pone en valor, tal y como lo explica el artista tras Bike de Suro: "No tanto se trata de promocionar a los autores sino de ser una muestra visitable de lo que, la ciudad puede ofrecer como elemento vivo. Un arte desobediente, generoso, transversal, y que, desde las paredes, los rincones, las esquinas están reclamando la atención del ciudadano".