VALÈNCIA. "Voluntariamente, ofrezco este sacrificio personal para que Mariano Rajoy sea el próximo presidente del Gobierno, para que el PP gobierne España y para que España sea esa gran nación que los españoles queremos. Un sacrificio personal y un sacrificio político y familiar. Dejo la Presidencia de la Generalitat, la dejo en este mismo instante. Inocente. Completamente inocente de las barbaridades que durante estos años se han dicho de mí. Como las otras tres personas que están también en un mismo absurdo, brutal proceso, que nadie entiende, que nadie comprende, que es falso. Y el día de mañana muchas personas, no como yo, tendrán que bajar la cabeza por la barbarie que durante estos años han ido cosiendo para intentar capar la ilusión democrática, legítima y de libertad del pueblo al que represento, que es el pueblo valenciano".
Así se pronunciaba Francisco Camps el 20 de julio de 2011. Lo hacía en presencia de todos los miembros del Consell, a los que había nombrado hacía apenas un mes. La presión del caso Gürtel, que en ese momento le salpicaba por la conocida causa de los trajes en la que se encontraba imputado, forzó la salida del jefe del Consell. Desde Génova, que oteaban ya las elecciones generales, ejercieron la correspondiente presión para que Camps dejara el cargo. El líder de los populares valencianos, que había ganado en mayo los comicios autonómicos con mayoría absoluta y subiendo un escaño pese a estar imputado, cedía finalmente a la petición de la cúpula del PP y dejaba el cargo. Su testigo en la Generalitat lo recogía el alcalde de Castellón, Alberto Fabra. Mariano Rajoy ganaría las elecciones generales celebradas en noviembre.
Apenas seis meses después, en enero de 2012, Camps era absuelto por un jurado popular (con el resultado de cinco votos a cuatro) de la causa de los trajes. Sin embargo, no sólo no fue resarcido políticamente, sino que tuvo que enfrentarse a sucesivas imputaciones en distintos casos a lo largo de 15 años.
Este miércoles, la Audiencia Nacional le absolvía de la última de ellas, la referida a los contratos menores de Gürtel. De esta manera, y tras tres lustros de peleas judiciales, el expresidente de la Generalitat se citaba con los medios de comunicación para transmitir diversos mensajes, pero uno especialmente relevante: 'He vuelto'.
El hipotético regreso de Camps lleva flotando -a mayor o menor altura- en el ambiente prácticamente desde su absolución en el caso de los trajes. Una posibilidad que cogía más fuelle coincidiendo con los archivos de las causas y que se desinflaba cuando llegaba un traspiés judicial como una nueva imputación o el alargamiento de algún proceso. Ahora, cuando ya no queda ninguna fecha más que esperar, fue el propio Camps quien se encargó de ponerla sobre la mesa: "Le he trasladado a Fejióo mi deseo de volver a la política".
Así pues, el expresidente de la Generalitat no esconde sus intenciones tras lograr la última de las exoneraciones. Quiere la rehabilitación de su imagen, la reaparición pública arropado por el PP y su regreso a un cargo político o institucional. Aunque no lo diga de esta manera, a Camps no le vale con una reparación al estilo de palmada en la espalda, un acto de desagravio o el nombre de un puente. Él quiere volver a la primera línea.
Un mensaje claro y contundente que chocaba este mismo miércoles con el transmitido por el actual jefe del Consell y líder de los populares valencianos, Carlos Mazón, y por la alcaldesa de València, María José Catalá, que afirmaron celebrar la absolución de Camps pero le instaron a esperar un poco más, aludiendo a que llegue la "sentencia en firme" para estudiar las posibilidades de rehabilitación para el dirigente.
Una manera de ganar tiempo ante una presencia que, en ocasiones, ha resultado incómoda en el pasado pero con la que ahora -o dentro de unos meses- tendrán que lidiar. Fuentes del PPCV aseguran que la sintonía de Mazón con Camps es "buena", admiten su calvario judicial y reconocen que "algo" tendrán que hacer. Desde luego, tiempo no les ha faltado, puesto que la sentencia era esperada.
Pero a su vez la reflexión apunta a que no es fácil encontrar una posición de la suficiente relevancia, simbolismo o interés para un expresidente. De hecho, y como Camps mencionó este miércoles su conversación directa con Feijóo, desde el PPCV miran más hacia Génova que hacia ellos mismos. Lo que no se sabe es si la dirección nacional envía la mirada de vuelta.
En este sentido, sería raro que Camps recalara en un puesto cualquiera en el Gobierno valenciano, dado que en el pasado ostentó la Presidencia, por lo que habría que buscar -o crear- algún cargo que se ajustara de alguna manera al rango del que fuera jefe del Consell. Por los mismos motivos, tampoco sería fácil en algún puesto relacionado con el Ayuntamiento de València, aunque en este caso incluso se antoja algo más difícil dado que Catalá y Camps, pese a haber tenido una relación más estrecha en el pasado, se habían distanciado notablemente en los últimos años, especialmente cuando en 2021 el expresidente se postuló para ser candidato a la alcaldía.
Cabe recordar, así, la entrevista de Valencia Plaza al exjefe del Consell en 2021, antes de la elaboración de las listas de las municipales de 2023. "Estoy seguro de que si el PP ve que tengo más apoyos, seré candidato en València", llegó a decir. Un claro intento de meter cazo en las listas que finalmente no sucedió. Por aquel entonces, aparte de la incomodidad que ya generaban a nivel interno sus reapariciones públicas para postularse, se rumoreó una posible incorporación a Vox.
Camps siempre ha remarcado que su partido es el PP, que es afiliado de toda la vida y que está al servicio de estas siglas. Aunque la pregunta que flotaba (y vuelve a flotar) es: ¿Pero qué haría si el PP no le quisiera?
Con todo ello, se entiende que tanto Mazón como Catalá aludieran ayer a la necesidad de esperar la firmeza de la sentencia absolutoria del expresidente, puesto que esto puede concederles mayor tiempo para analizar cuál puede ser la mejor de las soluciones. En cualquier caso, todo apunta a que la pelota está y va a permanecer en su tejado, puesto que el líder nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, al que Camps le expresó este miércoles su deseo de regresar, tampoco apunta a disponer de un abanico de opciones demasiado amplio dado que se encuentra ahora mismo en la oposición.