VALÈNCIA. Pasear por la calle, mirar a los semáforos, los letreros, las señales… A veces algo divertido llama la atención: una pegatina, una pintada, y las luces leones hacen sus bailes para distraer la mirada. En la calle, un relato: las formas de las señales de carretera indican peligrosidad, velocidad y decenas de cosas. “Inevitablemente cuando queremos destacar algo lo metemos en un triángulo, un redondel o un cuadrado”, explica el artista valenciano Ximo Amigó, que enmarca su arte dentro de estas formas en Señas de identidad, una muestra que se puede visitar en la Fundación Bancaja hasta el próximo 30 de junio. Con su obra cuenta las nuevas historias de cuarenta señales intervenidas que ahora cuentan con una nueva historia -lejos de las advertencias- que saliendo de la carretera abrazan la cotidianidad. Amigó enmarca las cosas de su vida que le importan en estos lienzos de metal, que desgastados por el tiempo (y liberados de su función) cuentan una nueva historia.
Explica el valenciano que la magia de intervenir las señales viene por un interés por las texturas. Cuando comenzó a pintar lo hacía interviniendo con una pilota valenciana, que gracias al impacto erosionaba las capas de sus lienzos. Poco más tarde comenzó a trabajar sobre señales antiguas, sacadas de Milanuncios, chatarrerías y contenedores. Cuanto más afectadas por el tiempo mejor, así cuentan su propia historia: “Las texturas con el paso del tiempo se modifican. Según su exposición al frío, al calor, al sol y a la nueve. Lo que quería era intervenirlas para que fueran más atractivas dando un paso más desde lo cotidiano”. Y confiesa que comenzó a modificarlas para hacer una especie de broma: la historia de un hombre señalando dentro de una señal, el primer personaje al que dedica una serie y a quien poco a poco le va presentando “nuevos amigos”.
En señales viejas y descuidadas comienza a reflejar las cosas que “le mueven”, pasando del cine a la aventura y hasta reflejando a personajes clave de la historia de Roma. Con esto “introduce en un círculo” a los personajes que le interesan. Defiende el “encarcelamiento” de estos personajes con un ejemplo básico, en el que todos metemos a quien nos importa en las formas geométricas: “Seguimos metiendo fotografía de una mascota en un circulito en WhatsApp, también pasa con los sellos y hasta con los carteles de los cementerios. Es una forma perfecta para contar la historia de un personaje”, explica sobre las intervenciones. De esta forma, cuenta la historia de cuarenta señales que ahora enmarcan los personajes clave que le rondaban la cabeza a Amigó entre el año 2020 y hasta el día de hoy.