Los presidentes autonómicos, consellers de ambos gobiernos, representantes de la Cámara de Comercio y de varios puertos, alcaldes, sindicatos y rectores de universidad abordaron este lunes en Valencia la primera cumbre política entre la Comunitat y Cataluña desde 2009 por el Corredor Mediterráneo
VALENCIA. Un encuentro "histórico" para "volver a la normalidad". Así calificaban los presidentes de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, y catalana, Carles Puigdemont, este lunes el segundo encuentro que han tenido desde que se constituyeran ambos gobiernos autonómicos. El primero fue en mayo, exactamente hace seis meses y un día, y los dos presidentes ya dejaron clara su principal reivindicación, el Corredor Mediterráneo. En esta ocasión, la excusa fue la misma, la cumbre para hacer frente común en favor de esta demanda a través del Fórum Valencià pel Corredor Mediterrani y la Taula Estratègica Catalana.
Tanto la gran afluencia de medios de comunicación como de personalidades de distintos sectores ya descubría la trascendencia de la reunión a la que acudían cerca de 200 personas. Miembros de los distintos gobiernos autonómicos, entidades empresariales, sindicales, puertos, grupos parlamentarios y entidades sociales como las universidades, se reunían para manifestar unanimidad al reclamar al Gobierno central un Corredor Mediterráneo "de alta capacidad, eficiente y capilar, con conexiones con el resto de los territorios y las redes locales, así como multimodal y digitalizable", señalaba la consellera de Infraestructuras y Obras Públicas de la Generalitat Valenciana, Maria José Salvador.
Con la reivindicación de esta infraestructura de manera conjunta, cuya ejecución depende del Ministerio de Fomento, Puig se convierte -aunque ya lo hizo en mayo, y se afianzó aún más este lunes- en un líder autonómico que, a pesar del proceso independentista que atraviesa la comunidad vecina, busca normalizar y consolidar las relaciones con el president de la Generalitat de Cataluña tras casi dos décadas de distanciamiento entre ambos gobiernos autonómicos.
El encuentro entre ambos presidentes comenzaba con el característico gesto de cortesía. Puig le regalaba a su homólogo catalán un ejemplar de la 'Crónica de Jaume I' mientras que Puigdemont le trasladaba un tomo de 'Catalunya 1707-2014. La pervivencia d’una nació' a la vez que plasmaba en el libro de honor del Palau su particular firma: "el reto de un futuro que valencianos y catalanes tenemos la vocación y el deseo de compartir". Una dedicatoria que ya avanzaba el tono y recorrido en el que se desarrollaría el encuentro y las relaciones futuras entre ambas autonomías de cara a Madrid.
Tanto es así, que Puig comenzó la atención a medios lanzando el primer dardo al Gobierno central agradeciendo a todas las autoridades catalanas que allí se encontraban que se hubiesen desplazado hasta la Comunitat para debatir cuestiones de interés común a pesar de estar obligados a hacerlo con el Euromed. "Desgraciadamente no han podido coger el AVE, pero sí el Euromed para estar entre nosotros", decía.
Aparte del acercamiento político entre ambos presidentes para poner fin a "mucho tiempo de incomunicación injusta que ha perjudicado a catalanes y valencianos", Puig presentaba uno por uno los cuatro ejes sobre los que había girado la reunión. En primer lugar, estabilizar un nuevo marco de relaciones entre Cataluña y la Comunidad Valenciana para trasladar al escenario político "aquello que ya es normal para los ciudadanos"; mantener reuniones bilaterales entre ambos gobiernos cada seis meses; poner en marcha una comisión técnica permanente entre ambos gobiernos para hacer un seguimiento real y cotidiano de las obras del Corredor Mediterráneo y, finalmente, que existiera reciprocidad entre la señal de la futura televisión valenciana y TV3 de manera que ambas puedan verse en las dos regiones.
Más tarde, en su turno de palabra Puigdemont declaraba encontrarse "como en casa" al hallarse en un espacio donde decía sentirse "especialmente bienvenido". El president de la Generalitat de Cataluña indicaba que, pese a tener "un punto de tristeza" por constatar que llegaban "los últimos", lo hacían con la ambición de liderar lo que le corresponde a ambas comunidades y se sumaba a las palabras de Puig. La sintonía de ambos presidentes frente a la idea de que no "se puede gobernar un estado de espaldas al Mediterráneo ni a los mediterráneos, como tampoco puede haber una Europa lo suficientemente competitiva si uno de los motores que hay en el sur de Europa, como son Valencia y Cataluña, está gripado" era máxima.
De hecho, era Puig más tarde quien resaltaba que esta reivindicación no era cuestión de las cuatro comunidades autónomas que se encuentran bañadas por las aguas del Mediterráneo, sino que el interés por esta infraestructura iba "más allá" y era un asunto europeo "de primera división". Una postura por la que ambos presidentes reclamaban la necesidad de un nuevo gobierno en Madrid "sea del color que sea" -declaraba Puigdemont- para más tarde señalar que esperaban que no fuese "de aquellos que han incumplido sus promesas y compromisos" en referencia al PP.
Así, lo principal que quedó del encuentro entre ambos líderes políticos es que la relación entre Valencia y Cataluña será cada vez "más estrecha" y el canal de comunicación entre los dos Ejecutivos será constante por los "intereses comunes" que guardan las autonomías que presiden.
Entrando en detalles, Puig remarcó la proximidad comercial que existe entre ambas autonomías como que el 23,6% de las ventas internas de la Comunitat Valenciana se dirigen a Cataluña así como que ésta es el segundo cliente y proveedor de Cataluña. Pero el Gobierno central no sólo debe tener en cuenta la realidad comercial que ambas comunidades comparten, también la representación que éstas tienen en el conjunto de España, ya que "representamos casi el 40% de las exportaciones".
La distancia que ha existido durante años entre ambas autonomías parece comenzar a desdibujarse y sus presidentes ya rechazan una realidad "constatada y que no se entiende" -decía Puig- como que no haya AVE que las conecte o "que todas las infraestructuras, las carreteras que nos unen sean de peaje".
No obstante, y aunque el president de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, llegó a revelar sentirse "plenamente representado" en las palabras de Puigdemont, también hubo momentos para las disconformidades a lo largo de la mañana, como por ejemplo la referida al frente por la reforma de un sistema de financiación que en numerosas ocasiones el jefe del Consell ha calificado de "injusto".
A este respecto, Puigdemont advirtió que esta era una cuestión que no lideraría dado que en anteriores ocasiones ya lo habían hecho y "no fue bien". Además, pese a compartir la idea de que es un sistema injusto, trasladó demostrarse pesimista respecto a la rapidez para abordar su reforma ya que en enero se cumplirán tres años desde que el actual modelo caducó. No obstante, coincidían en que no era excusa la interinidad del gobierno actual, al que Puig acusaba de hacer una "utilización partidaria" de la Administración mientras que el presidente catalán apuntaba que lo que era "un obstáculo es la incompetencia o falta de compromiso" del Gobierno del PP.
Respecto a la cuestión territorial, aunque ambos denotaron su carácter anticentralista, Puig trasladó que pese a no querer afectar "a cualquier tipo de proceso del que no formo parte, a los valencianos nos gustaría que Cataluña formara parte de España, de la España plural que formamos" las relaciones entre las dos comunidades autónomas continuarán "en cualquier circunstancia".
En definitiva, un acto para seguir descubriendo sinergias entre ambas comunidades autónomas y que repite el perfil que Puig demostró ya en su visita a Ciudad Condal desmarcándose del resto de líderes autonómicos evitando el aislamiento de Cataluña.
Entre los asistentes, se podía encontrar a la presidenta del Grupo Parlamentario Ciudadanos en el Parlament de Cataluña, Inés Arrimadas, o al delegado del Consell en la Unión Europea, Joan Calabuig, que coincidían en que el Corredor Mediterráneo era una necesidad y lo habían estado reivindicando desde años. Además, este segundo avanzaba que en Bruselas entendían la necesidad de esta infraestructura mientras que era Madrid quien no lo hace y “no hay manera de hacérselo entender”.
Asimismo, también se hallaban el presidente de Les Corts, Enric Morera, el conseller de Economía, Rafael Climent, o el portavoz socialista, Manolo Mata, y miembros de la Generalitat de Cataluña como el conseller de Territori y Sostenibilitat, Josep Rull, o el conseller de Empresa i Coneixement, Jordi Baiget.
Entre los pocos miembros de la oposición, acudía al encuentro el portavoz de Infraestructuras del PPCV, Alfredo Castelló, o el presidente de la Diputación de Castellón, Javier Moliner, quien entiende que debía apoyar el Corredor Mediterráneo como infraestructura “fundamental” para Castellón. Asistieron también varios alcaldes como los de Sagunto o Paterna.
Entre los representantes del empresariado local se encontraban los presidentes de Cierval, José Vicente González; la CEV, Salvador Navarro; la Cámara de Valencia, José Vicente Morata; la Cámara de Contratistas, Manuel Miñés; de Hosbec, Toni Mayor; de la Federación Hotelera, Luis Martí; o la Fundación ProAVE, Federico Félix.
También estuvieron presentes el presidente de Ferrmed, Joan Amorós; los presidentes de los puertos de Valencia, Aurelio Martínez, y Castellón, Francisco Toledo; y los secretarios generales de CCOO-PV, Paco Molina, y UGT-PV, Ismael Sáez.