Hace exactamente un año y diez días escribía mí artículo tras las elecciones autonómicas de Madrid y lo titulaba ¿Y ahora qué? En él compartía unas reflexiones que se han vuelto a dar de una forma u otra tras las elecciones andaluzas, dejando muchos tips más que interesantes con efecto claro en el escenario político valenciano tan revuelto en esta segunda legislatura botánica. Unos tienen fácil aplicación, pero otros tal vez llegan tarde, muy tarde.
Son dos palabras que podrían ir unidas, sumando, según la conjunción elegida, pero en este caso me inclino a usar la conjunción “o” que ofrecía dos alternativas tanto al president Ximo Puig como a la ya exvicepresidenta Oltra. Si uno pensaba que el tiempo lo arreglaría todo, estaba muy equivocado ya que las prisas ahora en política son importantes y más tras los resultados electorales de Andalucía y la mayoría absoluta del PP que ha trastocado muchos, muchísimos planes preestablecidos. Para Oltra tanto las formas, las maneras y la prepotencia -con guinda final en el cauce del Turia este fin de semana- han adelantado unos acontecimientos que estaban ya anunciados y descontados en todos los mentideros.
Si en su momento fue Ayuso y ahora lo ha sido Moreno, no es menos cierto que Puig no quiere quedarse atrás y ha ejercido ese poder que permite erigirse en ganador y referente ante la opinión pública para sus intereses particulares escondiendo sus propias siglas para aglutinar el beneplácito de la mayoría del electorado
La cuerda en el Botànic estaba tan tensa que se iba a romper tarde o temprano y aunque Mónica dice que se va para evitar la ruptura del Consell ha pesado más la eclosión que hubiese significado dentro de Compromís el cese de su lideresa por parte de Puig. El PSPV se queda solo y sin opciones. ¿Apostamos cómo será la campaña del PSPV, mejor dicho, de Puig, en las próximas elecciones autonómicas valencianas? Siglas no, perfiles sí.
El honor es un valor tristemente despreciado en la vida política y por ello se hace más necesario e indispensable para poder justificar las conductas de cada uno de los políticos, dirigentes o no, a través de sus actos y acciones reales llevadas a la práctica respecto al prójimo y a uno mismo. ¿Lo han llegado a apreciar o reconocer estas últimas semanas en alguien? Yo, no.
Siempre había pensado que la candidata ideal de Vox para la Comunitat Valenciana sería Macarena Olona. Tenía muy poco que ganar en Andalucía y mucho que perder. La coalición PP-Ciudadanos lo había hecho francamente bien en aquella Comunidad y el resultado de Castilla León era muy difícil de revalidar, como así ha sido. La Comunitat Valenciana es un escenario totalmente distinto y muy propicio para un cambio en la composición del Consell. Toca repensar para evitar morir de éxito como nos ha ocurrido en Ciudadanos. Hay tiempo de sobra para lo que yo considero que es una consolidación de marca y proyecto pese al pinchazo de su líder. Allí son tercera fuerza política subiendo hasta los 14 diputados.
Lo más duro e increíble de todo es que te paren por la calle y te digan “estáis trabajando bien”, “sois más necesarios que nunca”, “sería una lástima que desaparecierais”, “era mi partido”. Y esa palabra “era” es la clave de la situación a la que hemos llegado. El pasado es pasado y no tiene un presente y mucho menos un futuro.
Tarde, muy tarde se ha querido reaccionar. Realmente no se ha querido, y prueba de ello es que ahora es demasiado tarde. Han pasado dos años y medio tras la renuncia de Albert Rivera al frente de Ciudadanos. Fue en ese momento cuando el partido debía haber planteado una refundación. Incluso tras el desastre de Cataluña en el 2021 o posteriormente Madrid. Cambio de marca, listas conjuntas, … había tiempo para muchas cosas y más. Echar mano ahora de los afiliados que quedamos no es justo. Ojalá nos hubieran preguntado a los afiliados en su momento si queríamos un pacto con el PSOE para compartir gobierno. O qué pensábamos de los pactos en los gobiernos con el PP, por qué en este municipio sí y en este otro no. O de las mociones de censura y tantas otras cosas más.
O se busca una integración o el proyecto desaparece para siempre. Y no solamente la debe buscar Ciudadanos sino también el PP que es al que más le conviene, sobre todo aquí en la Comunitat Valenciana. Esa ecuación también debe ser consultada al afiliado y no puede ser ignorada. Como también debe ser consultada la continuidad de todas las personas que componen los distintos comités provinciales, autonómicos y nacional.
Por lealtad, por respeto a afiliados y votantes, y por convicción en las cosas que creo continuo adelante… pero todo tiene un punto final.