No hay duda, como diría el clásico, que son tiempos revueltos, y tenemos otra prueba más.
Otra vez Alemania parece haber puesto en un brete al espíritu europeo de concordia y solidaridad, al aguar la fiesta de la UE que supone la celebración del 9 de mayo, día que se conmemora el inicio de la construcción europea, por culpa de una sentencia del Bundesverfassungsgericht o Tribunal Federal Constitucional Alemán.
Para empezar, por qué celebramos los europeos, ese día 9 de mayo de 1950 como día de Europa, pues se debe a que aquel lejano día de hace ya 70 años, se produjo la Declaración de Robert Schuman, por aquel entonces ministro francés de Asuntos Exteriores, en la que se proponía la creación de un proceso, que paso a paso fuera construyendo la unidad de Europa para así alcanzar la Paz en el continente, y aunque ha tenido algunos tropiezos en todos estos años, como la negativa de la Asamblea francesa a la ratificación del tratado constitutivo de la CED -Comunidad Europea de la Defensa- el 30 de agosto de 1954, o la negativa de Francia (otra vez) a la Constitución europea por referéndum del 29 de mayo de 2005, se han construido todas las instituciones que componen hoy la UE, y es por eso por lo que se conmemora ese día.
Sin embargo este año las celebraciones comunitarias se han visto empañadas, además de por el virus de Wuhan, por una larga sentencia de 94 páginas del ya citado Bundesverfassungsgericht cuatro días antes. Pero ¿cuál ha sido el motivo para tanto alboroto, por una resolución judicial de un órgano de un Estado de la UE ?. Para empezar una decisión sobre una cuestión de la unión, de uno de los poderes -el Judicial- del pais que representa la cuarta parte del PIB de la UE, es algo serio. Después, pone en jaque todo la deriva de la construcción europea, desde el Tratado de Maastricht en 1992, con el que se ha querido construir, un ente supranacional, a diferencia de la otra linea (muy defendida por cierto por Margaret Thatcher, que según François Mitterand “Tenía la boca de Marilyn Monroe, pero los ojos de Calígula”) de que las comunidades europeas siguieran siendo una organización internacional de Estados, posición hoy en auge ante la crisis y la ineficacia de resolver los problemas de la ciudadanía por parte de la UE.
Porque claro, cuando uno analiza la historia europea y occidental, han existido otros intentos de unión supranacional, desde la lucha por la hegemonía en la Hélade, entre Esparta y Atenas, con el triunfo final de Macedonia, al Imperio de Roma, al de Carlomagno, al del Emperador Carlos I, o Napoleón Bonaparte, etcétera, y en todos esos intentos se ha logrado (aunque fuera temporalmente) mediante la dominación por la fuerza, o por dinastías, por la religión, o por movimientos revolucionarios. Mientras que ese movimiento anti-supraestatal (existente en ambos extremos alternativos de la política) que ha triunfado en el Brexit, y se pasea por Europa como aquel fantasma que la recorría según Karl Marx, considera que la UE actual se basa en la dominación burocrática-económica, de unas élites que han traicionado el contrato social como diría Alain Touraine, siguiendo el espíritu de la obra "La rebelión de las élites y la traición a la democracia" de Christopher Lasch, o de la imprudencia de esas élites según Paul Krugman.
Y claro si la sentencia del alto tribunal alemán, pone en duda la competencia del Banco Central Europeo -BCE- para comprar bonos emitidos por los gobiernos nacionales, con la pretensión política subyacente de no financiar el deficit de los Estados incumplidores del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, casualmente los del sur, a costa de la sobriedad y ahorros de los paganos ciudadanos del norte; imagínense el terremoto jurídico-político en las instituciones europeas. Además este órgano alemán ha criticado la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE, de 11 de diciembre de 2018, cuando éste consideró sujeto al derecho de la UE, la compra por medio del mecanismo del Programa de Compras del Sector Público (Public Sector Purchase Programme, PSPP). Y abundando en todo ello (la tensión con la UE), el tribunal alemán ha exigido al BCE, que en el plazo de tres meses, motive las decisiones del 2015, para así no tener que ordenar al Banco Federal Alemán -Bundesbank- la venta de la deuda publica adquirida, y la no participación en el programa de adquisición actual de deuda por la crisis del Covid-19. Gran inconveniente este, justo ahora que el BCE ha iniciado el Pandemic Emergency Purchase Programme -PEPP-, o programa de compra de emergencia pandémica, que podría ascender a unos 750.000 millones de euros. Por lo que la burocracia de Bruselas se plantea abrir un expediente (ya verán como no llega la sangre al rio) a Alemania por la polémica sentencia.
Y mientras los europeos seguimos sin saber que queremos ser de mayores, si una unión supranacional o plurinacional, y estamos discutiendo sin son gigantes o molinos de viento, nos acabamos de desayunar, con que en China la producción industrial tuvo un crecimiento interanual de un 3,9% en este pasado mes de abril, muy por encima de las expectativas, por lo que ya ven como están cogiendo velocidad de crucero para remontar la crisis pandémica, que se originó allí, mientras que el resto de países occidentales estamos agonizando, y teniendo que elegir, entre morir por el virus o morir de hambre por la crisis económica que se nos viene encima.
Pero no es la única noticia del gigante asiático, siguiendo el plan establecido en diciembre de 1978 por Deng Xiaoping de las Cuatro Modernizaciones (ideado por Zhou Enlai), la de la Agricultura, la Industria, la Defensa nacional, y la Ciencia y tecnología, este pasado 5 de mayo despegó de la isla de Hainan un cohete Larga Marcha 5B, de los más potentes que existen hoy en dia, y que va a ser fundamental para el siguiente gran objetivo, para el ya cercano 2022, que es la creación de su propia Estación Espacial China, tras haber logrado ser el primer país del mundo en aterrizar una sonda en la cara oculta de la Luna el año pasado, ya ven que el Coronavirus no detiene el programa espacial chino.
Y ya saben, que quien domina la tecnología, dominara las revoluciones que nos esperan como la 4.0, y la dictadura comunista china nos lleva adelanto, ya saben esa es la gran ventaja de ese régimen, que pueden planificar a largo plazo, frente a las democracias que con sus elecciones cada cuatro años, o menos, tienen un gran handicap, que debe ser compensado por la clarividencia y gran preparación de sus líderes, que a veces, parece que ni están ni se les espera, y hoy son más necesarios que nunca pues estamos en plena disrupción histórica.