En 1995 el escultor Andreu Alfaro era el elegido para hacer el cartel de la Fira de Xàtiva. Una decisión política lo evitó hasta que, casi treinta años después, ese cartel ha vuelto a ver la luz
VALÈNCIA. Andreu Alfaro, Premio Nacional de Artes Plásticas, maestro de la geometría, no puede entenderse sin su relación con la sociedad pública. Sus líneas, que se expanden a veces hasta un infinito, como buscando el centro de una tierra desconocida, con un enorme afán de equilibrio, contribuyeron a ubicar la democracia moderna valenciana. El avance autonómico encontró en Alfaro una de esas manos expertas capaz de retorcer una realidad compleja para interpretarla con simplicidad.
Cuando Alfaro intentaba explicar su vínculo entre la escultura y la ciudadanía, hablaba del éxito de sus obras a partir de la oportunidad de que pudieran ser vistas en la calle. Que “quienes la ven todos los días encuentren que es alguna cosa más que una escultura: conmemora o habla de los mismos ciudadanos”, contaba en su conferencia en el IVAM, en 2004, con el título Què puc dir jo d’Alfaro, si soc Alfaro? En esa línea, durante los últimos años, su escultura Cercle berninià ocupó el zaguán del Palau de la Generalitat, como símbolo del vínculo entre los ideales de la sociedad valenciana.
Hasta hace pocos meses, cuando el cambio político en la Generalitat supuso también, a modo de cambio escénico, la retirada del Cercle. Este miércoles se oficializaba su reubicación: estará en Xàtiva, primero en el antiguo convento de Sant Domènec y, más tarde, en el Centre Cultural Raimon.
Unido a ese anuncio, Xàtiva ha presentado un elemento que, con menos dimensiones que una escultura, contiene su mismo volumen. Andreu Alfaro, quien falleció en 2012, presentaba el cartel de la Fira d’Agost del municipio para este 2024. Otro círculo, casi virtuoso, que usando el poder de la línea sigue retorciéndose hasta establecer una mirada con la ciudadanía, la de la capital de La Costera.
La disonancia temporal tiene un motivo. Alfaro hizo el cartel para las fiestas de 1995. Absolutamente igual que el que se ha presentado ahora, a excepción del año. Para Alfaro, puede intuirse, regía ese mismo principio de que los vecinos vieran en verano un elemento continuado y sintiera que les hablaba a ellos.
Desde los ochenta, cada año, para cada Fira, Xàtiva encargaba el cartel anunciador a un artista valenciano de relevancia. Por eso entre el portfolio están Artur Heras, Hernández Mompó, Manolo Valdés, Rafael Armengol, Joan Ramos, Manuel Boix, Juan Genovés, Josep Renau, Adrià Pina o Joaquín Michavila. Por eso debía estar Alfaro. Alfaro había hecho ya el cartel. Hacía tiempo que sobrevolaba la posibilidad de encargárselo y fue 1995 cuando todo encajó. Sólo había un asterisco menor: elecciones locales el 28 de mayo, justo antes del verano. Alfaro hacía meses que se había puesto manos a la obra. Lo tenía a tiempo, en la víspera.
Pero el 28 de mayo se produjo un vuelco con el ayuntamiento de Xàtiva. El PP de Rus arrasó con el 47,19% de los votos. La nueva corporación decidió cancelar el acuerdo con Alfaro. El cartel del escultor de las vanguardias, de Chillida a Oteiza pasando por Andreu Alfaro, el cartel del 95, no vio la luz. Quedó sepultado por la historia. Más bien, regalado: porque su autor decidió dárselo a uno de sus grandes amigos, Joan Juan Barberà, quien lo custodió hasta sus últimos días. Alfaro decidió no utilizar ese cartel, tampoco tener relaciones laborales con el equipo de gobierno.
Progresivamente Xàtiva y Alfaro (su legado) han ido acercándose. En 2020 la muestra Alfaro en Xàtiva. Diálogo con la historia, comisariado por los arquitectos Fran Silvestre y Pablo Camarasa, puso a hablar a los alfaros con la arquitectura monumental. Ha terminado por resultar intuitivo que el cartel saliera del destierro.
Tanto la familia del desaparecido Joan Juan como la de Andreu Alfaro interpretaron que el deseo de Alfaro no se vería afectado, y que el cartel por fin haría posible el encuentro original entre Xàtiva y Alfaro. Han creído que contribuye a enriquecer el patrimonio de la ciudad.
Como escribe el periodista y escritor Xavier Aliaga en el llibret de la Fira, el cartel “muestra a un Alfaro fiel a su geometría de líneas con la cual se construye también parte de la tipografía y, al mismo tiempo, con un toque expansivo, la sonrisa llena el centro de la composición”.
Casi treinta años después, por fin Xàtiva tiene a su Alfaro.